miércoles, 28 de agosto de 2013

Correr...¿pa´lante o pa´trás?

Es como para mandarse a correr....De repente te ves envuelta en una historia relinda, y de momento, estás en el ojo del mismísimo tornado....Así, mientras espero el helicóptero que me salve o el viento que me arremoline hasta el final, creo que tendré tiempo de dejar dicho algo..pa que conste...(Verdades muy mías así como para impresionar al palomo más pinto, o como para morir como la hoja amarilla que se dobla tercamente so pena de deshacerse.....)
He vuelto a sentir el saltico en la boca del estómago.....el que no te da por hambre, sino que te la quita; el que regresa con los versitos de la secundaria y luego te deprime con un bolero cursi de Luis Miguel; el único que te enseña que, en el caso de los besos, robar es mejor que pedir...y el que te despide así, como se despide a cualquier amigo y luego recuerdas que te quedaste con la mente tonta en blanco, y la horrible sensación de que pudiste hacer más....
Estoy sentada sobre el miedo de correr....Quiero correr....Dicen que los valientes lo hacen palante.....
Deja ver, cuando me pare, pa dónde cojo yo....

martes, 27 de agosto de 2013

Poliana, por si el tiempo falta…


Amanecía solo para los que podían ver profundo, porque los que solo tenían ojos lisos en la cara ya nada podían divisar. Estos últimos creyeron que el sueño de la generación se tambaleaba cuando no vieron color en la pared que creyeron haber pintado de rojo. Pero había que amanecer y volar y ver más allá para poder tener fuerzas y seguir.
Poliana caminó lo más rápido que pudo, y otra vez no llegó a tiempo… O sí llegó, pero la sensación de tardanza inundaba su alrededor. Tarde era para arreglar el viejo reloj de la plaza, que se adelantaba con gran velocidad como si quisiera vivir un tiempo mejor. Llegar tarde, siempre era tarde: lo mismo para amar, que para comer, que para protestar, que para llegar a la escuela, que para arreglar todo lo mal hecho. Y Poliana insistía en que había tiempo, que tiempo era lo que sobraba, que todo no podía ser de un tirón, pero pordía ser...
El día que iba a hablar en público sobre el tema, llegó tarde por el transporte, la gente esperó una hora –como de costumbre- pero se fue, la seriedad pasó a ser burlada por expresiones de  “sabía que sería así”….Y entonces Poliana decidió colocar en el punto más alto de su ciudad, una bandera y un gigantesco cartel en blanco.
Todos se acercaron. Unos llegaron más temprano; otros, más tarde; cada quien a su ritmo y con sus ganas. Los invitó a subir, a llenar el espacio, a formar parte otra vez a unos, a reactivarse a otros, o a pertenecer para siempre a todos. Cada quien dibujó su mundo y el resultado final fue un gran collage de realidades que decidieron, desde ese día, marchar juntas otra vez. Sin importar el tiempo que llevase, sin importar premuras o demoras. Solo contaba el afán de mejorar y de ser felices.
Y allí estuvo, en el punto más alto de la ciudad, dibujada la vida de todos, ondeando y desafiando al viento.....y viviendo las horas de un tiempo disímil y común...

lunes, 26 de agosto de 2013

Para Cristina...por los abuelos......


Primavera

El silencio era demasiado para ser las diez de la mañana de un domingo en casa. La verdad es que molestaba y hasta obligaba a despertarse. Ni los gallos querían cantar, ni los perros ladrar, ni la cafetera colar, ni el sol filtrarse por la ventana. La culpa se la echaron primero a la nube que se enseñoreaba como si fuera la dueña del pedacito de cielo que le tocaba a Consolación. Pero luego se dieron cuenta de que no, que nada tenía que ver el agua condensada con aquella atmósfera tan cerrada que inundaba cada rincón de la casa, a pesar de ser primavera. Carlitos y Amanda decidieron levantarse entonces y dejar el remoloneo para un día entre semana, pues los sábados y los domingos había que aprovecharlos al máximo.
Aquel silencio tan extraño se había quedado cuidando el sueño de los niños, porque papá Luisito y mamá Tamara habían tenido que salir urgente. Los domingos siempre iban de feria con tía Cuca y, al parecer, esta vez abuela Gladys había decidido acompañarlos en lugar de quedarse; que los niños majaderos siempre le tocan a ella, que nunca sale de estas cuatro paredes y que solo se quita el delantal para bañarse y dormir. Abuelo Ramón era blanco de fuertes responsos también porque mandarlo a la panadería era un dolor de cabeza, que siempre estaba pellizcando el pan y no había uno que llegara intacto a la casa. Y cuando le daba por comérselo escondido en la cocina, de madrugada, mojado con la salsita del pollo, no tenía para cuándo acabar ni para cuándo barrer el reguero que lo delataba al amanecer. Seguramente era el abuelo quien esta vez tenía que hacerse cargo de los niños luego de la ya pronosticada rebelión de la abuela. “Mejor”- pensaron- porque él los dejaba andar sin zapatos y saltar encima de las camas.
Poco después de la correspondiente y habitual guerra matutina de las almohadas, salieron descalzos para el cuarto de abuelo Ramón y así recordarle que él era el elegido de la mañana. Carlitos ya tenía una tripa protestando y, si se demoraba un poco más, pronto tendría un concierto desesperante. Que por suerte no era Amanda la que tenía aquella sensación, que si no, le daba por chillar y era demasiado temprano para comenzar, teniendo en cuenta que los domingos son el día que la gente escoge para dormir un poco más. Aunque abuelo no era muy buen cocinero, la mañana prometía ser encantadora y muy revuelta con las ocurrencias suyas.
Revisaron la cocina….todo estaba intacto. Pasaron por la sala y ni rastro de las andanzas clandestinas del abuelo con el pan. Llegaron al cuarto de “papi” –que así le decían al abuelo cuando querían comprar melcocha o pasear en el carrito de los caballos- y el usual revoltijo de sábanas les indicó que debía andar cerca el muy pillo; además, porque se le habían quedado los espejuelos. Claro, que no debió dejarlos solos, que tenía que haberles dicho que saldría para ellos estar preparados en caso de una “invasión” del hogar por parte de Maruca, la vecina que aparece como por arte de magia en el sitio menos esperado y en el momento menos indicado. Que ya en más de una ocasión mamá Tamara había comentado a media voz que ella no entendía cómo se las arreglaba Maruca para ser tan desatinada.
Algo, de pronto, puso a los niños en guardia: por la ventana abierta del cuarto de los abuelos, que daba precisamente a la casa de la vecina en cuestión, unos ojos grandes y más negros que un gato de los que dicen los viejos que dan mala suerte, estaban clavados en la casa. Era Mary, o Maruqui, o Maruquita…en fin, el “enemigo” que averiguaba hasta el color de las chancletas de baño de tío del primo de la bisabuela del cuñado de los nuevos inquilinos de la casa de la esquina. Pero bueno, qué se le va a hacer.
Decía la abuela que en cada barrio, para que sea un barrio, tenía que haber una persona encargada de esos asuntos, que siempre había sido así y que no por eso significaba que fuese de mal corazón; que a Maruca solo le gustaba saber porque su curiosidad era más grande que la de cualquier persona normal, que ella era especial y que no hacía daño a nadie con sus investigaciones.
De todas formas, eso de no hacer daño a Carlitos y Amanda no les convencía; que nunca olvidaron aquel fatídico día en que se pelearon por un mango del patio del vecino Lazo que había caído en la calle del fondo, y a las menos cuarto ya estaba Maruca diciéndoselo a la gente de la casa; que el castigo duró mucho y que se perdieron tres películas esa semana por su culpa…
Pues bien, allí estaba ella, mirando por la ventana. Y parece que vio alguna cabecita moverse, ya que enseguida le dio por estirar el pescuezo como quien busca algo. Al piso se tiraron los niños y, por un momento, su prioridad fue esconderse de quien pretendía saberlo todo. El frío del cemento pulido se les pegaba en las caras y en esas condiciones adversas comenzaron a planear cómo cerrar la ventana sin que pareciera una descortesía con la Maruca.
-Eso tendré que hacerlo yo, que para eso soy el varón, y los hombres siempre tenemos que hacer las tareas más difíciles.
-Tú como siempre…Yo también voy a actuar. No te creas que porque estás en la secundaria y ya eres un adol….adole….
-“Adolescente”, Amanda…
- Eso mismo que dice mamá, y que es una edad compleja y tiqui-tiqui tiqui-tiqui, voy a permitir que me dejes fuera por ser hembrita y estar en cuarto grado. ¿Oíste?
-Mira, Amanda, tú siempre me sales con lo mismo y terminamos fajados. Esta vez no podemos fallar…Hay que averiguar por qué estamos solos en la casa sin que Maruca lo sepa, porque enseguida va a querer preguntar, o querrá venir a prepararnos algo…en fin. Hay que evitar su intervención en nuestros asuntos o nos echará perder la mañana de diversión con papi.
-¡Ni me lo digas! Creo que estaría todo el día con dolor de cabeza o con ganas da gritar bien fuerte….
-Por eso tienes que dejarte de malcriadeces y hacerme caso hoy……
-Que conste que lo hago porque hay poco tiempo………….si no….
Pero no habían ni empezado a ponerse de acuerdo cuando la puerta de la calle se abrió, luego de un pequeño forcejeo entre llaves y cerrojo.
-¡Al fin, el abuelo…..!-chilló Amandita.
Pero, cuál no sería la sorpresa al ver parada en la puerta, con las manos en la cintura al estilo de los vaqueros, nada menos y nada más que… a Maruca. Su cara estaba extraña. Los ojos negros tenían una expresión que nunca antes habían visto y cualquiera diría que no quería averiguar nada.
-Arriba….Que los vi levantarse y vengo a prepararles el desayuno. Apúrense, que el piso está frío y se les va a resfriar la garganta. Y después no vas a poder gritar en el parque, Amandita.
Aquello les cayó como agua de un manantial helado encima. Se quedaron sin hablar por cinco minutos, suficientes para salir corriendo, ponerse las chancletas y, con el pretexto de cambiarse de ropa, planear las preguntas a Maruca; que todo aquello estaba muy extraño.
-Oiga, Maruca, ¿por qué tiene usted las llaves de mi casa?- preguntó Carlitos.
-Sí… ¿acaso abuelo Ramón le dijo que nos vigilara hasta que llegara de la panadería, porque seguro se demoraría con el periódico? ¿O es que también fue a la feria?- dijo Amandita con la preocupación de que a su abuelo no le gustaba dejar las llaves con nadie, a menos que fuese algo urgente.
A Maruca ya la tenían acorralada y con los ojos medio mojados cuando sintieron el ruido del carro.
-¡Ya llegaron!- respiró aliviada la vecina.
Mamá Tamara y papá Luisito entraron a la casa.
-¿Y abuela Gladys se quedó en la feria?
Las caras de todos estaban un poco serias….muy serias para el gusto de los niños. Maruca se fue de la casa y se podía notar que estaba llorando. Nadie podía explicar nada. Abuela estaba en el policlínico con la presión alta y tía Cuca la estaba cuidando, por eso no había venido con ellos.
-¿Y papi? ¿También está con ella?- trató de descartar Carlitos.
Y dos lagrimones se le salieron sin pedir permiso a papá Luisito, quien se puso medio bravo, y se lamentó, y se puso las manos en la cabeza y no sabía qué rayos decir……Entonces Carlitos, que era inteligente y como estaba en la secundaria era casi un hombrecito que podía captar las malas noticias, se puso de pie y se fue corriendo al cuarto. A Amanda, que ya tenía los ojitos bien inundados, le preguntó su papá:
-¿No estamos en abril?
- Sí, hoy es 7 de abril. Hace una semana que empezó la primavera y todavía las flores no han salido como deben. Todavía el sol no está calentando como debe y eso es muy raro, porque en esta época los calores están aumentando y el sol quema. Papi me dijo hace poquito que le molestaba que todo estuviese cambiando tanto, que se le apretaba el pecho cuando veía tan feo el río y que cuando tuviese la menor oportunidad, se iría a un lugar más lindo. Y me consta que adoraba Consolación del Sur….pero parece que no es el retraso de la primavera, sino que se le quedó el invierno en el pecho.
-¿El invierno?
-Sí, Amandita……el invierno en el pecho….
-Pero él regresa, papá. Deje que empiece a llegar la primavera de verdad para que a él se le caliente el pecho y Consolación se ponga lindo. No se podrá resistir.
Mamá Tamara conversaba bajito con Maruca y se sentían las palabras entrecortadas. Ya había entendido que algo extraño y triste sucedía, que se le rompía en el pecho un vaso de cristal y se  le clavaban pedacitos de vidrio.
Despacio fue caminando al cuarto. La puerta estaba a mitad de camino entre lo abierto y cerrado, y Carlitos miraba por la ventana para las lomas. Amanda se le paró al lado, y metió su cabecita en el pecho del hermano. Algo salado le mojó la nariz y no pudo evitar tampoco humedecerle el pulóver a Carli.
-Ahora abuela tiene que estar triste, pero nosotros la vamos a ayudar ¿verdad?
- Claaaro… -susurró Amandita, que parecía haber olvidado los chillidos para siempre, porque tenía la voz que era un hilito.
-Nos perdimos el domingo con papi……………..
-No seas bobo, muchacho. Papi fue a buscar su primavera porque el otoño se le quedó en el pecho de caprichoso, dice papá. Tú verás  que regresa.
- Tienes que crecer, Amanda…
-Qué malo es ser adoles…eso mismo…Yo no quiero crecer si tengo que dejar de creer que papi regresa. Pero, dime, mi hermanito, ¿de verdad tú dudas que regrese?
Y claro que regresó. A pesar del tristeza de Carlitos y de muchos otros. Incluso en verano, otoño e invierno. Por las noches, cuando los ojitos no pueden resistir el peso de las travesuras de la jornada, hay días en que papi viene y les canta décimas, y les invita al campo, o a comer masa de puerco frita; y les recuerda que la primavera es fabulosa, aunque nostálgica, y que no hay nada más lindo que Consolación, y que cuiden a la abuela mientras él les enseña a otras personas a sacarse el frío del pecho; que no se preocupen, que de fantasía en sueño vendrá a verlos…
Y no hay como compartir con papi en los sueños, donde nadie pelea ni los regaña por andar descalzos, y donde las camas no se rompen si uno salta sobre ellas, y donde a nadie le molesta el reguero de pan en el suelo. Parece entonces que todos los días son domingos… y que siempre es primavera cuando se piensa en el abuelo Ramón.

domingo, 25 de agosto de 2013

Béisbol y los estudios socioculturales en Cuba: ¿El fin de una larga espera?


El béisbol en Cuba es el deporte nacional. Pudiera pensarse que tal aseveración es demasiado obvia, pero no lo es. Muchísimas veces se repite la frase sin tener conciencia o conocimiento del porqué ese deporte venido desde los Estados Unidos se ha convertido en parte de nuestra identidad, nació y creció junto a nuestra nacionalidad y por eso es el más seguido, el más aplaudido y el que más pasiones despierta. Sin embargo, a pesar de ser nuestro deporte nacional no cuenta con una historia completa archivada, escrita y conocida; no cuenta con análisis que rebasen o interpreten las estadísticas y se adentre en las motivaciones y los efectos sociales que este tiene.
Para quienes nacimos después del triunfo de la Revolución Cubana, conocemos del antagonismo entre el béisbol amateur y el profesional, defendiendo al primero como fuente de salud y desdeñando al segundo como forma que mercantiliza al atleta y lo utiliza en función de intereses monetarios de los grandes dueños de  empresas. Sin embargo, poco se conoce de la historia previa a 1959, en la que amateurismo y profesionalismo también se debatían, solo que en aquellos tiempos, el amateurismo surgió como exclusivo de las élites y le era vedado a las mayorías; mientras el profesionalismo era el sustento de muchos que no tenían acceso a los equipos amateurs por su clase social o el color de su piel, y porque además, ser profesional era un medio de ganarse la vida. Lo más llamativo es que aquel amateurismo que comenzó siendo una práctica de élites, se convirtió en un fenómeno cultural de las masas, pues era seguido por toda la afición, a pesar de que gran parte de ella  estaba limitada de participar en él. Y esas peculiaridades de la historia no contada son las que precisan ver la luz para comprender los fenómenos que hoy ocurren en él.
“El aficionado cubano es béisbol no es un fanático cualquiera. Es un experto cargado de cultura”[1]. Una mirada desde las gradas, como simple espectador, puede acercarnos al deporte como ese fenómeno que arrastra multitudes y que convoca siempre, sin percatarnos a veces de que en torno a él gira todo un entramado de análisis teóricos, y es él mismo –en su esencia- un fenómeno que genera muchos elementos como para filosofar. Lástima que haya sido esta esfera una de las menos estudiadas en la historiografía y otras ciencias sociales, y que solo en los últimos años ha visto más la luz en nuestro país a partir de los estudios socioculturales.
Desde el punto de vista historiográfico, la impronta del triunfo de la Revolución Cubana en el deporte y los logros de una práctica que fuese derecho de todos y se alejase del profesionalismo, es legitimada por méritos propios: su filosofía popular, incluyente y que lleva las banderas de la mente sana en el cuerpo sano. Sin embargo, se considera insuficiente aun lo escrito sobre la etapa reciente, por lo cual no es extraño que la que está inscripta en los primeros 58 años del siglo XX esté casi condenada a no existir en el imaginario de las más nuevas generaciones. Quizás las razones pudieran encontrarse en la idea que exponen algunos de los libros sobre la historia del béisbol – escritos en su mayoría después del triunfo de la Revolución-, que se resume en que, hasta enero de 1959:
La llamada pelota amateur se limitaba a la participación en los clubes aristocráticos y algunas que otras asociaciones municipales en los campeonatos que organizaba la Liga Nacional de Béisbol, desde el año 1914, y a esporádicos campeonatos que se efectuaban en determinadas localidades o centrales azucareros.[2]
El texto anterior descalifica a priori al béisbol amateur que se jugó antes del triunfo de la Revolución, tendencia esta surgida con el mismo proceso revolucionario que se propuso romper con el pasado. En años recientes, unos pocos historiadores –entre los que se destaca Félix Julio Alfonso López- se han dado a la tarea de rescatar el béisbol en su justa medida en el imaginario de nuestra nación.
Sería válido entonces encaminar el estudio interdisciplinario en el béisbol amateur en Cuba desde 1914 y hasta 1958, teniendo en cuenta la fundación de la Liga Nacional Amateur (1914). Años más tarde surgiría la Unión Atlética Amateur de Cuba (1922), vendrían los años dorados del amateurismo en la década del treinta y primera mitad de los 40, así como sus crisis en los cincuenta. Lo cierto es que aquel béisbol amateur pre-revolucionario fue muy seguido aunque esa historia se desconozca.
Mirar el deporte como parte indiscutible de la sociedad y a la vez reproductor de todo cuanto en ella acontece, no es más que la ratificación de la frase del gran sociólogo del deporte Norbert Elías, cuando dijo que “los estudios del deporte que no son estudios de la sociedad, son estudios fuera de contexto”. [3] Es precisamente Elías quien marca el camino en este tipo de estudios socioculturales del deporte y su alumno y colaborador -eminente también en la sociología del deporte- Eric Dunning, prosigue y enriquece la labor con la compilación de los artículos de ambos en libros que son referencia obligada para cualquier investigación relacionada con el deporte.
Una de las maneras más interesantes en la que ambos sociólogos abordan el deporte con una mirada histórico-social, es la vinculación directa con el proceso de civilización. Así, en sus ensayos refieren los temas no solo del origen del deporte en tiempos en los que la violencia amainaba en países como Inglaterra, sino su vinculación con temas como el género y la emoción, ya sea en la masa o de manera individual. En ese sentido, el artículo Kant y las barras bravas, de Hans Ulrich Gumbrecht, plantea:
(…) el decir que estar en un acontecimiento deportivo es un destape para la violencia o que a los que tienen tendencia a perder en lo cotidiano les gusta identificarse  con equipos que ganan. Ese tipo de afirmaciones me resultaban bastante obvias y banales. Además por una cuestión de auto respeto me decía que las razones de la fascinación con el deporte debían ser otras. [4]
El campo de estudio del deporte desde el punto de vista sociológico se amplía en la medida que se toma en cuenta no como una actividad banal que produce estadísticas únicamente ni que permite eventualmente a los participantes pasivos -aficionados- y a los activos -deportistas- pasar un rato de distensión o ganar dinero por ello. Las miradas pueden ser psicológicas –para adentrarnos en los comportamientos del público y de los atletas-; periodísticas, estadísticas, también históricas -que reseñen los logros de los grandes atletas y eventos en el tiempo-; también geográficas, porque de igual forma es válido analizar cómo hay deportes que se desarrollan más en unos países que en otros, dependiendo del clima, de las costumbres, aunque puedan o no ser importados o bien recibidos en sociedades que no fueron sus creadoras. Por tanto, estamos ante un campo que no solo merece, sino que exige ser estudiado con lentes de disímiles ciencias –incluidas las naturales, pues la biología también juega un papel esencial en la determinación de la aptitud de un atleta-.                    
“El béisbol es llamado en Cuba, y por derecho propio, nuestro deporte nacional, es la actividad de mayor arraigo y tradición en el pueblo cubano”[5]. Es preciso entonces tomar en cuenta la investigación del historiador Maikel Fariñas Borrego, Sociabilidad y cultura del ocio[6], en la que describe y analiza los clubes y su impronta en la práctica deportiva. La investigación asume como propia, además,  la mirada histórica social de la cultura, línea que ha seguido Félix Julio Alfonso para abordar temas del béisbol; y se nutre de los estudios realizados por Carlos Reig sobre el deporte en Cuba; y de los contenidos de las obras que de alguna forma han intentado contar su historia. Desde el punto de vista teórico, igualmente esta se sustenta en la visión de Marc Bloch, Pierre Bordieu -sobre sociología y cultura-, y en Norbert Elías.
Estudiar el béisbol amateur antes de 1959 resulta de gran interés pues a pesar de la filosofía excluyente de este en Cuba de 1914 a 1958, se convirtió en un fenómeno de la cultura popular. Así se estaría haciendo justicia a una etapa que tuvo muchos seguidores y que es desconocida hasta hoy, y así los estudios socioculturales del deporte en Cuba seguirían dando pasos sólidos en pos de pagar su deuda con la nación. 
Ese es un camino que acaba de comenzar. Y tras las pistas vamos. Voy por el camino de muchos investigadores y del brazo gentil de mi entrañable tutor, Félix Julio Alfonso.
Bibliografía
1. Alfonso López, Félix Julio: Con las bases llenas. Béisbol, Historia y Revolución, Editorial Científico Técnica, La Habana, 2008, p. XVII.
2. _____________________: Los estudios sobre deporte y sociedad ¿una asignatura pendiente?, Temas (49), la Habana, enero-marzo,2007.
3. Bloch, Marc: Apología de la Historia o el oficio de historiador, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1971.
4. Bordieu, Pierre: Sociología y cultura, Editorial Grijalbo, México DF., 1990.
5. Casas Edel, Jorge Alfonso y Alberto Pestana: Viva y en juego, Editorial Científico Técnica, La Habana, 1986, p. 94.3.
6. De la Herrán, Juan Ealo: Béisbol, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1990, 2da edición corregida, pp.2-3.
7. Dunning, Eric: El fenómeno deportivo. Estudios sociológicos en torno al deporte, la violencia y la civilización, Editorial Paidotribo, Barcelona, 2003.
8. Elías, Norbert y Eric Dunning: Deporte y ocio en el proceso de civilización,  Fondo de Cultoura Económica, México, 1995.
9. Fariñas Borrego, Maikel: Sociabilidad y cultura del ocio, Fundación Fernando Ortiz, edición financiada por el Fondo de Desarrollo para la Educación y la Cultura, 2009, pp.36-37.
10. Martínez Peraza, Marino: Por amor a la pelota. Historia del béisbol amateur cubano, Ediciones Universales, Miami, Florida, 2009.

Documento consultado en Internet:
Ulrich Gumbrecht, Hans: Kant y las barras bravas, http://www.revistadossier.cl/detalle.php?BD=textos&id=186pags=2


[1] Marino Martínez Peraza: Por amor a la pelota. Historia del béisbol amateur cubano, Ediciones Universales, Miami, Florida, 2009, p.XI.
[2] Edel Casas, Jorge Alfonso y Alberto Pestana: Viva y en juego, Editorial Científico Técnica, La Habana, 1986, p.94.
[3] Norbert Elias y Eric Dunning: Deporte  y ocio en el proceso de civilización, Fondo de Cultura Económica, México, 1995, p. 39.                       
[4] Hans Ulrich Gumbrecht: Kant y las barras bravas, http://www.revistadossier.cl/detalle.php?BD=textos&id=186pags=2
[5] Juan Ealo de la Herrán: Béisbol, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1990, p. 11.
[6] Maikel Fariñas: Sociabilidad y cultura del ocio,  La Habana, 2009.

viernes, 23 de agosto de 2013

mis debates ¿inconclusos?.....

¿Hasta cuándo tendré que seguir viendo a nuestros atletas abandonar delegaciones, equipos, pedir baja de selecciones nacionales con razones inverosímiles o por motivos clarísimos?¿Hasta cuándo tengo que leer titulares de "desertores", atletas que "escapan".....?
Ahora es el turno en titulares del corredor de 110 metros con vallas Orlando Ortega Alejo, quien decidió no regresar a Cuba tras su participación en el recién finalizado Campeonato Mundial...  En realidad, no lo aplaudo. Así pienso yo. Sin embargo, tampoco arrojo sobre él las llamaradas del infierno con todos sus círculos, porque su caso no es único, ni aislado, ni siquiera será el último. Y todos tienen causas particulares y comunes.
Hace pocos días, José Dariel Abreu, el ídolo cienfueguero, un estelar pelotero de los nuevos, de los que se suponía hicieran historia con el equipo Cuba, se fue del país. No sé si habrá pensado en el niño discapacitado que iba al estadio solo a verlo él y que ahora va a pasar mucho más trabajo para poder seguir a los elefantes o para poder seguir el rendimiento del "Pito" cuando comience a jugar en las Mayores.
Así, entre los ruidos de Dayron Robles y todos los comentarios y silencios en torno a estos temas, nuevamente el relevo de nuestros campeones se resiente. Porque ya no solo perdemos atletas de nivel, sino también algunos en ciernes, algunos que no esperan a llegar porque prefieren crecer en otros lares.
Se dice y se redice. Los motivos ya se saben: económicos, ansias de medirse en los niveles más altos del deporte o bien incomprensiones o desacuerdos de puntos de vista.
....Quizás sea difícil, pero no tanto como presume la demora de medidas que mejoren la calidad de los entrenamientos y de vida de nuestros atletas. La atención a un deportista, recibirlo aunque su actuación no sea la mejor, explicarle y recordarle que es importante para Cuba, que lo que se invierte en pulir su talento es valioso y debe cuidarse, es indispensable......como mismo es importante no exigir el agradecimiento que debe ser resultado espontáneo de sus motivaciones crecientes, expectativas cumplidas, sacrificios coronados y sus comprensiones de la realidad del país donde vive. Todo eso se cultiva....y ha de regarse bien.
No podemos decir que la juventud esté perdida, porque me niego a pensar que seamos todos unos desagradecidos, independientemente de que existan conductas egoístas y autosuficientes. Ya lo decía Hans Modrow, el viejo alemán que presidiera la RDA en el momento en que el campo socialista desaparecía, y que hoy, con más de 80 años en entrevista que concediera al doctor Raúl Garcés, expresó:
" A los jóvenes no debemos darles enseñanzas desde arriba, sino contarles simplemente nuestra experiencia. Margot Honecker, esposa de Erich Honecker y ministra de Educación de la RDA durante muchos años, era partidaria de que los jóvenes estuvieran siempre agradecidos a la dirección del Partido y el Estado. Yo le decía. ´Margot, ¿te acuerdas de cuando éramos jóvenes? ¿Nos gustaba decir ‘gracias’? Nosotros tampoco queríamos hacerlo´.Los jóvenes no pueden conformarse, porque si se conforman terminan creyendo que no pueden cambiar nada. Margot Honecker prefería quedarse con el agradecimiento de los jóvenes y con la sensación de que las nuevas generaciones eran buenas. Pero la juventud, además de buena, tiene que ser fresca, hacer presión, moverse, llevar algo hacia adelante. Si una juventud no cambia nada, deja de hacer lo que necesitamos.
Y de este lado del Atlántico, un Gigante de 87 años dijo, cuando tenía 77, que Revolución era cambiar todo lo que debe ser cambiado.Hagamos revolución, pues, repensando nuestro sistema deportivo sin que pierda los valores que hacen de nuestros atletas admirados en todo el mundo. Atención, mucha atención -pero tampoco creo que aumentar el salario de los peloteros, por ejemplo, aunque disminuya el éxodo, ayude a aumentar el nivel-
El amateurismo parece un sueño hoy lejano de la alta competencia, -el olimpismo dejó de exisitir en esencia en los topes de altura- donde para ganar se necesitan recursos, especialización, profesionalización....Hoy día, un amateur solo puede competir en su cuadra, con sus colegas en un campeonato de softbol...  A lo más que aspira el deporte hoy es al juego limpio, libre de trampas hormonales y ajeno al exceso de publicidad, pero nunca alejarse de la profesionalización, porque en este mundo todo se ha especializado en demasía como para trabajar en una fábrica y ganarle luego a Usain Bolt en un Mundial de Atletismo.
Es evidente, inminente....nuestros atletas se esfuerzan y dan lo mejor con las condiciones que tienen, tanto en su vida deportiva como en la personal. Por eso son grandes, y si deciden quedarse a seguir representando a su país, lo son más. Sin embargo, no por ello se pueden desatender; sería contraer una deuda demasiado costosa que ya nuestra pirámide de alto rendimiento está pagando desde la cúspide hasta la base.
No me hace feliz que una parte de la escuela de las vallas de mi país se instale en otro sitio -tal como parece el caso-, ni que compita por otro, gane dinero en otro lugar y puede que algún día corra en el carril vecino al de un compatriota. Algo así como que un triplista nuestro sea superado por otro que tiene tras de sí a nuestro mejor saltador. Perder los buenos maestros hacen también que perdamos la posibilidad de hallar y desarrollar talentos.
Ningún atleta huye de Cuba, ninguno escapa de nada, como hacen creer los titulares. Ellos van en busca de mejoras económicas, de competir y vivir de su talento, como lo puede hacer un artista...
Analizar los porqués de las renuncias, para que no haya jóvenes desalentados que prefieren probar suerte para ver remunerado su talento en correspondencia con las tarifas mundiales. El INDER, resposable del movimiento deportivo cubano, no puede pagar eso, como tampoco decide cuándo ni cómo cambiar la política deportiva en una nación con un sistema diferente y que por tanto su sistema deportivo responde a él.
Cuba no puede pagar tanto dinero por cada uno de sus campeones, la crisis económica abarca todos los sectores y no siempre es el deporte la prioridad. Eso está claro. Sin embargo, si miramos nuestros resultados deportivos como la muestra del desarrollo de un país, entonces tiene más valor apoyar a ese bien físico-espiritual que aporta alegrías y paraliza una nación cuando uno de sus hijos le representa.
El movimiento deportivo cubano ha quedado a la zaga de los tiempos que vive la nación.  En muchos sectores se experimentan nuevas maneras,excepto en el deporte, que ha quedado detenido en el tiempo, aunque defendiendo valores que deben mantenerse amén de los cambios.
Somos conscientes de la presión exclusiva para un pelotero cubano que solo puede probarse en Grandes Ligas si renuncia a su país, y eso no va a la cuenta nuestra, sino a la del Departamento del Tesoro y su bloqueo sexagenario. Como también hay que ser conscientes de que insertar dos o tres peloteros en la Liga Mexicana no puede ser el horizonte de nuestro deporte nacional, si bien es un primer paso.(Por cierto, qué bien por Ciego de Ávila en el Challenge)...
Quizás los pasos vayan lentos para la vida que corre.
El país vive momentos en los que intenta reconciliarse con su emigración, en salvar lo cubano, y el deporte despunta como vía especial para ello, reflejado por estos días en los festejos del equipo insignia de nuestra pelota -Industriales- en Estados Unidos entre "los que se fueron" y "los que se quedaron".Un acercamiento que comienza resquebrajar el muro entre los cubanos de las dos orillas con algo tan noble e identitario como el béisbol- y que bien pudo haberse celebrado aquí, en la cuna de los azules-.
La historia lindísima de los héroes deportivos cubanos de un tiempo no puede verse empañada por la actitud de otros que viven otro tiempo y miran la vida con otros cristales, los suyos propios, y pujan por parecerse más a las circusntancias que viven.
El caso de Ortega resaltó en medios que hacen de ello una fiesta, un show que burla lo que hemos logrado en el deporte. Y sobre todo porque no es un caso aislado, sino otra señal de que hay una nueva realidad que hay que estudiar, entender, explicar y en algunos casos solucionar. No se trata de tirar banderas, ni de renunciar a  caminos, sino de, simplemente, ir al ritmo de los tiempos, ser dialécticos, y defender el derecho de todos a la actividad física a la manera de un nuevo siglo, sin permitirnos perder lo valioso del ser humano. Mañana Ortega será olvidado, y otro cubano será titular cuando haga lo mismo, y así será, hasta tanto nosotros mismos, con la misma responsabilidad, el mismo amor al deporte sano y limpio, no nos sumemos al ritmo revolucionario que necesita vivir eso que amamamos y padecemos.
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jueves, 22 de agosto de 2013

En días de invasión II


En días de invasión, hay que hablar también del Che...del Che lindo que tenemos....

Muchas personas en Cuba tendrán maravillas que contar sobre aquel pasado que les fue realidad cotidiana, en el que los Trabajos Voluntarios encerraban todo lo poderoso de su ejemplo; aquel entonces en el que los billetes llevaban su firma -la del Che-, o algún discurso en la ONU que abogaba por la revolución que llevarían adelante nuestros pueblos de América; o más de una lección de humildad para quienes sufrían de la enfermedad de los Zumus Altius.
Pensar al Che, que se le tiene desde que se nace -por lo menos para los de la generación mía- es algo muy complicado de tan sencillo: está en todas partes; fuera y dentro de Cuba.
¿Presencia del Che? Un cuadro grande en la sala de mi casa, junto a Camilo; lema: ser como él; trabajos voluntarios, actos políticos, escuchar su carta de despedida en voz de Fidel; imágenes de la televisión que sueño tener guardadas para mí; fotos, anécdotas; recuerdos de mi abuelo; comentarios de quien lo conoció; disciplina y estudio; amor al ser humano y lucha incesante contra la injusticia. Él mismo fue la prueba contundente de que la conciencia y el amor son los ingredientes esenciales para lo que muchos aún hoy creen una quimera: el hombre nuevo.
Ahora mismo me viene a la mente el 11 de octubre de 1997.
Había mucha gente... Eran cerca de las cinco de la tarde y la fila tan larga como el primer día. El pueblo pasaba por la Plaza. El quinto Congreso del Partido había puesto nuevos temas sobre el tapete. Una constante: defender la Revolución a cualquier precio.
Fui avanzando poco a poco en la fila. La tarde, gris… como muchas de octubre. La Plaza impresionaba. Entonces la vi mucho más grande, majestuosa, solemne. Había consternación a pesar del tiempo…y también por el tiempo. No eran honras fúnebres, sino pase de revista a las fuerzas de siempre. Carlos Puebla acompañaba... Y yo qué sabía entonces de lo que era la Plaza.  Era más que todo aquello… Allí respiré por primera vez el olor de lo inmortal, lo que trasciende. En el aire se perpetuaba un sentimiento, un lapso diferente se vivía… y todo eso se mezclaba con la sensación de estar detenidos, inmóviles, ante algo tremendamente elevado. Sitiados y absortos en lo perpetuo de ese instante, no podíamos más que caminar al ritmo de la fila. Y es que fue también una especie de viaje a la semilla para todos; de encuentro con la esencia de un futuro que quizás no conoceremos, pero que se sueña y por el cual se lucha. 
Recuerdo que entonces escribí: “ mi tía y yo nos apretamos las manos. Yo iba entretenida y apurada, pues una mujer nos decía ´Caminen´. Nada más pude ver de las primeras cajas la de Alberto Fernández. Mi cabeza estaba virada cuando mi tía me dijo:´Mira´. Al mirar hacia la pequeña caja que guardaba los restos del Guerrillero Heroico, sin darme cuenta, comencé a llorar como nunca lo pensé.”
En ese momento, todo aquello tan lleno de simbolismo, se había vuelto realidad dolorosa. Estar frente a los restos inmortales del Che, cubiertos por una bandera cubana, y con unas flores pequeñitas que Fidel y Raúl le habían colocado en la Guardia de Honor, no era cosa de otro mundo, sino de este mismo… y este mundo duele, engrandece, y compromete.
El Che es un fenómeno entre los hombres por ser  precisamente un verdadero ser humano; por tener una voluntad increíble para muchos; por ser intransigente y por amar de verdad.
Hoy el Che se lleva hasta en la piel, y cada vez más con sudor que con tinta.
Después de aquel día, el Che fue más Ernestito, más Fúser, más Comandante, incluso más San Ernesto…más todo. Aquí lo tenemos, cerquita.
Para mí, fue una revelación de lo efímera que es la vida, ese chispazo entre dos tinieblas del que habló Sartre. Y fue, por tanto, más seguridad en raíces, tronco, ramas y frutos.
Mi generación no lo tuvo como aquella de los sesenta, pero lo tiene.
El Che sigue presente. Lo mismo para los de izquierda que para los de derecha. Nadie puede negarlo.
Pensar al Che, tenerlo, vivirlo… Siempre es así. Un hombre como el sol, el de las manchas y la luz; alguien que, sin proponérselo, trascendió y camina todavía por cordilleras, cumbres, llanos y otros rincones de un mundo al que le urge que se multiplique.
 En Cuba hemos aprendido –gracias a él- que todos somos también hombres nuevos en potencia porque, aunque los malos tiempos intenten derribarnos la ternura, apagarnos la sonrisa o endurecer el corazón, tenemos siempre a nuestro favor la fórmula infalible del triunfo: amar.

“El revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor.”
Che

miércoles, 21 de agosto de 2013

En días de Invasión....



Por estos días los nombres de Camilo y Che avanzan por toda Cuba, en columna, repartidos, compactos y presentes....Por eso quiero escribirles a los dos.......pero ahora comienzo por el hombre que dijo que prefería dejar de respirar que traicionar a Fidel...
Esto es para Camilo.....
Vilma Espín dijo que si hubiera que buscar un nombre de leyenda, ese tendría que ser el tuyo. Sí, vida de leyenda y esencia de flores navegantes. Tuviste poco tiempo, pero suficiente para ser Camilo -así a secas-. El típico cubano, el único que bromeaba con el Che de las más increíbles maneras, el de la invasión, el jefe del Ejército después del 1 de enero, el que impulsó la alfabetización entre los militares, el que se hacía querer, el de las anécdotas, el carismático del sombrero…
Nada tan lejos de ti como las estatuas, pero no puedes negarnos que seas una de nuestras más queridas leyendas.
Ya he aprendido a valorar las fechas felices más que las tristes. El 6 de febrero, entonces, podría ser mejor recordado que el 28 de octubre. Pero es que son dos nacimientos diferentes. Aquel causó dolores de parto, y este otro dolió por verte nacer dentro de muchos, para tenerte siempre, a costa del dolor de no poder encontrar tu avioneta. El 6 te asomaste entre nosotros. El 28 te compartimentaste en especial regalo y naciste para otros tiempos.
Sin ser poeta, y como mal aprendiz de un amigo decimista, me atrevo a regalarte algo que te adelante más o menos lo que ocurrirá el día que 
nos encontremos.
Los aviones: de papel.
Los motores: los que enciendes.
Juntos van sombrero, duendes,
amor, vida, sueño fiel.
Van columna, timonel,
y sonrisa que se ofrenda.
Los mensajes son la prenda
hecha nombre, flor de mar,
que acompañan al andar
y ya evocan tu leyenda.
Y ya. Hasta aquí el intento. Te propongo, cada día del año, encontrarnos en todas partes. Miro el cuadro la sala de mi casa, y pienso que no eres tan corpulento ni tienes la barba lacia, pero igual te ves lindo. Un beso para ti, un abrazo con puño cerrado, y muchas mariposas.


martes, 20 de agosto de 2013

Nostalgias por un flaco....


Quisiera cerrar los ojos y siempre tener su imagen. Sobre todo ahora que las ganas de verlo son muchas y que él ya se acostumbró a no tenerme a su lado. El principio siempre es el principio, y maravilloso dibuja un futuro que a veces no llega a ser. Sí, voy a intentarlo. Me ha dicho que tiene una actividad. Los crespitos del pelo le quedan ahora preciosos. Siempre le han quedado bien, pero hoy son perfectos para su disfraz. Tiene casi dos metros de altura y el traje de colorines rojiverdes le queda un poco corto. Que le ha costado mucho trabajo conseguirlo y ese mismo será. Ya queda poco tiempo. El gorro se lo prestó un vecinito, de su último cumpleaños. Los zapatos son sus tenis negros………….. Lleva media libra de pintura, de las que tiene su mamá, y sus amigas de la escuela se las han esparcido por toda la cara. La boca solo ha sido agrandada un poco….no necesita más. La nariz de porroncito ahora respira bajo una bola roja que se amarra a su cabeza con casi medio metro de hilo. Y sus ojos…los ojitos de flaco soñador, están bien dibujados para opacar su perenne expresión etérea, y pegar con  colores la mirada clásica de la comedia. Agarra su guitarra y se apresta a salir al escenario improvisado. Una bandera, un Martí y los pocos niños de la escuelita rural lo esperan para celebrar una fecha linda de la patria. Y comienza a cantar, y a declamar, y los niños le siguen en cada una de sus ocurrencias. Parece un payaso de verdad; de los que con gracia llevan a la alegría, producen sonrisas y carcajadas sinceras…Su voz se alza y se baja, se traba a veces, pero se recupera en un tono mejor. Las venas del cuello también participan en la actividad, y asoman a cada impulso. Qué bien, qué lindo… El día amaneció precioso y no hace tanto calor -por suerte-. Palmadas y aplausos. La función ha acabado. El sudor ha borrado parte de sus ojos pícaros, y la mirada en alas regresa a los ojitos soñadores del flaco. Vuelve otra vez a ser él…o una parte de él.  Guarda su disfraz en una mochila que ha escalado varias lomas…pero no guarda su magia…esa se la lleva con él….por si le hace falta para seducir a cualquier insecto que se rehúse a ser fotografiado por su vista. Está lleno de satisfacción pues ha logrado una linda actividad para los niños de su escuela. Ser Instructor de Arte, aunque eso no sea lo que quiere él hacer para siempre, le da la posibilidad de acariciar cabecitas y educar manos en claves melódicas. Quienes lo vieron lo felicitan. Se siente feliz. Con certeza saldrá a ensayar y a escribir, o a hacer cualquier otra cosa de las que usualmente hace. Tropezará una y otra vez con el mismo camino, y como todo buen filósofo que conserva su capacidad de asombro, descubrirá en él nuevas piedras, o baches, o florecitas que nacen por obra de la naturaleza. La novia de ayer, hoy amiga, y mañana quién sabe, lo saludará… Su mamá lo esperará para darle un beso y decirle que es el cabezón más lindo del mundo, o bien para recordarle que es un "vómito", por no querer ayudar en algo. Seguirá como bicho raro en su área local, y a más de una miqui seducirá su guitarra raspada en medio del parque. Los crespitos seguirán dejándose llevar por el aire, y jugando al remolino entre el churre, la caspa y la crema de avena que sustituye al escaso gel.... Él sigue caminando. Y en la noche hablará por teléfono, y contará cómo le fue, y que extrañó mucho una presencia, y que necesita mucho una voz y unas carcajadas nasales. Y entonces esa misma fuerza que viaja por cable y luego le inunda el entorno, le da ánimos y se acuesta feliz…….aunque solo.
Cualquiera diría que esto en verdad sucedió, o sucede Y créame que es muy probable que así haya sido, y que sea... Así puede ser cualquiera de sus días. Yo estaba desde un otro lado cercalejos y fue tanto lo que me perdí, que hoy me he puesto a imaginar las ternuras que le brotan al flaco, para no sentir que auqella distancia nos aplastó; para no sentirme fuera de juego, para no sentir que fui presa de una ciudad a la que muchos aspiran, para no olvidar que también le fui importante –aunque estaba lejos- ; para no sentirme libre de locuras  y no dormirme más en un tiempo sin vida, y volver este soliloquio de ternuras y distancias en una ola que se va, en espera de otra más húmeda que me moje los pies.......

El hueco antes que un parche

La verdad es que por la calle usted puede encontrar cualquier tipo de personas. Pero hay lugares y lugares, y personas y personas. Y quizás haya alguien que no me crea esto, pero el que quiera comprobarlo, tendrá que ir hasta Puriales de Caujerí….Usted decide.
Estaba yo en una clínica estomatológica en la más oriental de las provincias cubanas, esperando a que mi papá resolviera una batalla campal con una muela hacía tres días. Yo esperaba en lo banquitos fuera del salón, cuando una muchacha de unos treinta y pico cortos, al parecer, me vio cara de preocupada y me preguntó si estaba para atenderme. Brevemente le contesté: “No, es mi papá”. Y aquí en Cuba eso es suficiente para comenzar una conversación que a veces termina con el cuéntame-tu-vida de alguna o ambas partes.
Su sonrisa mostraba solo un cuarteto de dientes en la mandíbula superior. Los cuatro incisivos eran los únicos sobrevivientes –pensé- de toda una proeza  estomatológica que seguramente me contaría.
Y fue así que, sin preguntar, ella misma me dijo que un día, cortando leña en los montes cerca de su casa, se dio con la parte sin filo del hacha en uno de los impulsos para ir sobre el madero. Perdió varios dientes y cuando llegaron hasta el pueblo, no hubo modo de salvárselos.
La cara de dolor de la joven haciendo el cuento, y recordando cuánto sufrió en las extracciones, de pronto se iluminó. Y con tremenda fuerza continuó diciendo que era tanto aquello que había pasado, que decidió tomar una medida radical para nunca más tener un  problema semejante: se sacó todos los dientes.
Y yo, consciente de los adelantos en la medicina y de los esfuerzos que se hacen para llevar la cultura del cuidado de los dientes a todo el país, me estremecí –también pensando en mi papá y en cualquier influencia dentro del salón que lo dejara sin muela-.
Tuve que preguntar. Ahora sí no tenía opción. “¿Hija, y por qué hiciste eso?” Recibí una respuesta que me mostraba cuatro perlitas de alegría. Supe entonces que una estomatóloga amiga suya le fue sacando los dientes y muelas de cuatro en cuatro, a petición de la paciente… ¡De cuatro en cuatro! “Y así es mejor, niña. Más nunca he tenido dolor de muelas y nunca los tendré. Y mucho menos me tendrán que hacer zzzzzzzzzzzz con la maquinita esa. Deberías decirle a tu papá que haga lo mismo, para que se quite eso de arriba”.
Yo casi muero. Pero mantuve la calma y la paciencia pensando que mi papá sería lo suficientemente no-valiente como para dejarse sacar la muela y sus adyacentes.
Pero, señores, eso no es todo. A mi ingenuo comentario de “bueno, por lo menos te dejaste algo para la sonrisa” –respecto a los cuatro dientes de arriba- recibí una contesta llena de un inexplicable orgullo y digna de tomarle la presión a cualquiera: “son postizos”.
Salí corriendo para la puerta del salón de estomatología a ver mi papá, que daba saltos en el sillón a cada embestida del obturador para el empaste. Más tranquila, regresé al banco, pensando que por lo menos él regresaría con su muela. Ella me miraba y reía con su amplia sonrisa lisa y rosada, y exhibía aquella planchita como souvenir insólito de su “proeza” estomato-ilógica.