En busca de historias que a veces parece que no sucedieron porque se guardan solo en unas pocas mentes, se encuentran personas y hechos especiales. Este es el caso del encuentro con un locutor de la radio cubana que dedicó gran parte de su vida al medio.
Era un hombre alto, de extremidades largas y una voz que debió hacer estragos entre las muchachitas de hace algunas décadas. Su hablar, por los años, era tropeloso y su esforzada memoria trataba de capturar los momentos que se le escapaban. Estaba acabado de bañar, olía a limpio y el pelo, recién mojado y peinado, refrescaba su imagen aquella mañana demasiado calurosa para ser del mes de mayo. Cerca había unas veinte mesas con sillas plásticas, y se notaba el intento por mantener la limpieza del local. Venía acompañado por un asistente para a trasladarse y, antes de sentarse, pidió un vaso de agua.
-“Es que este calor me da mucha sed.”-
Fue Gumá, José Gabriel, periodista y su amigo, quien dio la pista para llegar a un locutor que en 2006 cumplió sesenta años de trabajo en la radio cubana y que hasta hacía muy poco continuaba aportando su conocimiento en la redacción de Radio Progreso. En una de esas noches de trabajo hablé con él por teléfono y pactamos algún encuentro sin fecha que tardó par de meses en concretarse. Al buscarlo nuevamente, hacía unas semanas se encontraba en el Hogar de Ancianos cercano a la avenida Acosta y 10 de Octubre, en La Víbora.
Los trabajadores del Hogar General Francisco Peraza permitieron la visita. Sentados los dos alrededor de una de las mesas del comedor, comenzó el acercamiento a momentos especiales de sus seis décadas de trabajo. Sin muchos preámbulos, comenzamos.
-“Me han contado que en la emisora La Voz del Aire usted tenía un nombre artístico: Robert Martin.
-El que tenía y el que tengo.”
Rotundo, emprendió la conversación.
“Yo empecé en 1946 en la radio. Siempre me gustó mucho y en aquella época no era fácil trabajar allí… no era fácil. Llegué a la locución porque tenía relación con dos personas que trabajaban en ese medio y ellos me introdujeron en ese mundo. Comencé haciendo comerciales. Fue así que llegué a La Voz del Aire, una emisora comercial, que tenía programas musicales, informativos y de propaganda política. Se encontraba en el edificio Palace, en el piso siete, en G y 25. Había espacios informativos y yo hacía de presentador. También trabajaba en otros espacios de la radiodifusión, como programas musicales. Como locutor, pagaban por cada trabajo que hacía y la cantidad variaba según la envergadura del espacio.”
Conversar Robert Martin era una mezcla de curiosidad y nostalgia a las que no se sobrevivía. Con solo mirarlo, se notaba que el tiempo pasa; pero también se constataba que hay espacios memorables que nunca se olvidan. Uno de ellos fue el hecho de coincidir con Fidel en un programa radial. La voz del Aire fue el sitio donde conoció al futuro jefe de la Revolución cubana, y entonces líder ortodoxo.
“Fidel invitaba a otros políticos destacados. Era muy conocedor de los problemas internos de Cuba. Mi relación con él era normal. El programa se presentaba sin estridencias…..Decía más o menos así: “La Voz del Aire, 1 de la tarde, en estos momentos comienza… ( no recuerda el nombre del programa) el doctor Fidel Castro Ruz con los comentarios políticos más acuciantes del momentos”….algo así…. Yo calculo que ese programa debe haber durado de dos a tres años. Lo suspendieron por problemas políticos. El programa era político porque, cuando aquello, Fidel estaba en esos ajetreos ya. Así yo conocí a Fidel en La Voz del Aire….740 kilohertz.”
Aunque el roce no siempre era directo, recuerda algunas de las características del programa de radio que tenía Fidel.
“Él llevaba algunas ideas escritas, otras no. Otras las decía él. De acuerdo como se sintiera. Tenía la manía de tocar los micrófonos y a veces salía al aire un ruido y ello hacía que tuviera problemas con el sonidista, al que le decían ´ Pepe el loco ´. Fidel era bastante arisco. Fíjate si era arisco que le quitaron el programa. En realidad, él casi siempre estaba exaltado. Era bastante exaltado, por eso la orden enérgica de que tienen que suspender el programa, y él daba la coba para que no se lo quitaran, pero no podía porque esa era una decisión del gobierno. Le decía al director: “Chico, déjame sacarlo hoy”, y entonces el dueño le decía: “No puedo. Acaban de mandarme la comunicación. El espacio no puede salir al aire.
Recuerdo ese programa precisamente porque lo suspendieron. El dueño de la emisora lo suspendió. Y lo suspendió más o menos con estas palabras: ´ No puede salir al aire porque el gobierno suspendió el programa.´ Esa frecuencia era del gobierno y por eso quedaba suspendida y ese día no salió. Creo que era de 1 a 1:30 de la tarde. Salía todos los días. Entonces Fidel se fue muy disgustado porque por disposición del gobierno no podía salir, porque en realidad el gobierno era el que tenía el poder. Eso fue durante el gobierno de Prío.”
Las madrugadas de Radio Progreso le eran muy familiares a este locutor. Algunos colegas lo recuerdan huraño en sus últimos tiempos, caminando por rincones, redactando noticias, cubriendo el espacio de algún locutor, o bien sorprendido por el sueño en alguna butaca de la emisora durante la madrugada una vez concluido el trabajo. Quienes le conocieron un poco más, aseguran que se trataba de una persona con muchos valores humanos, además de sus excelentes dotes de locutor. Sin dudas, Robert Martin fue un maestro del medio radial y, a un año de su muerte, es preciso recordársele como ejemplo de consagración y amor por su trabajo.
“Nací en 1927. Uno trabaja y trabaja y no se da cuenta. Entonces cuando llega a mayor, se siente el peso de los mismos años trabajados.”
Pero los años no parecían pesar tanto cuando trabajó hasta par de meses antes de morir. En este 2012 habría celebrado su cumpleaños 85, pero aunque no esté físicamente, su voz queda en la memoria de la radio cubana.