Hoy tempranito…poco más de las tres de la madrugada, le
escribía a un amigo desde mi trabajo que uno de los privilegios más grandes de
ser habanera o al menos de haber vivido en La Habana es haber seguido cada discurso de Fidel en
la Plaza en
vivo, desde que estudiaba yo en la primaria…haber formado parte de esas multitudes que salían en la televisión, en fotos y que guarda la historia.
Tiempo de leyendas de color verde oliva...
Cada despertar de las 4 de la mañana para ir en busca de una
guagua, luego la espera en la
Plaza, el acomodamiento en un lugar donde se pudiera ver bien,
o al menos no quedarme rezagada en el desfile….Así fue durante la primaria,
durante la secundaria, el Pre y hasta la universidad… Había marchas
interminables, desfiles gigantescos o concentraciones con discursos de varias
horas…pero todo se disfrutaba tanto…Y era un reto permanecer de pie mucho
tiempo bajo el sol, pero nada me permitía tomar asiento mientras estuviera en
pie y hablando el hombre Gigante vestido de verde oliva…
Así tuve el privilegio de escucharle decir por primera vez,
de estrenar a Cuba y al mundo, el concepto de Revolución que aquel 1 de mayo de
2013 nos dejó pensando y a la luz de una década se erige como base de nuestro
camino diario en esta antilla tozuda y amorosamente de izquierda (siempre del
lado del corazón).
Ir a la Plaza
a escucharle decir a Fidel también que “nunca un pueblo tuvo cosas tan sagradas
que defender”, es una de esas fortunas de la vida que nos hicieron – y hacen-
marchar con él, con Cuba y los cubanos que aman y fundan, y no extrañarle demasiado saludando desde el sitio
donde también Martí ha sido y sigue siendo testigo de las luchas de nuestro
pueblo.
Chávez nos acompaña igual, en otra dimensión mucho más abarcadora , pero permanece y desfilará en fotos, en pulovers rojísimos, y en esencias....
No hay comentarios:
Publicar un comentario