Hoy que el profe Vera no está, pues tomo prestadas las palabras de Guille, pues él es de las personas que están aunque no estén... Y reproduzco parte de un mensaje en el que el Genio hablaba de su amigo "Ernesto, un hombre de veras", mientras disfrutaban del hallazgo histórico y la complicidad de colegas verdaderos....Allí en el Instituto que vio nacer tantas ideas y luces....en aquella oficina que fue aula para muchos de nosotros....
"Lunes 11 de junio de 2007
No recuerdo si estabas en la
oficina cuando Ernesto Vera vino con la noticia del hallazgo, que se lo trajo
el hijo del jefe de redacción de La Calle. Pero mucho más, está inédito un libro que
él dejó escrito en 1989 sobre la historia del periódico La calle y todas las
publicaciones al triunfo de la Revolución. Salvo un capítulo donde narra su
visita a Corea, China y otro lao más, el libro está
completo. (...)
Pronto tendremos otro libro y este
capítulo, que le falta a Fidel periodista será incorporado al libro completo,
ahora ya estamos en posibilidad de volver a hacer la fuerza para imprimirlo,
porque estaría más completo (...)
Nada, chica, ese artículo nació
ahí en la oficina en la voz de Vera y fuimos los primeros lectores del texto
príncipe. En La palabra empeñada, Heberto
dice que el periódico no fue impreso, que los esbirros llegaron y arrasaron con
el taller y el artículo estaba en plomo. Ahora resulta que los esbirros, por la
historia del hombre testigo excepcional, se llevaron los paquetes del periódico
recién tirado y ese ejemplar lo tenia
él encima de la mesa porque lo estaba revisando. También algunos voceadores
lograron escapar con algunos ejemplares que se volvieron súper
especiales.
Así es la
historia, según lo recoge la Empresa Constructora de Obras Artísticas, anexa
al patrimonio de Daily26
El subsoldado
cabrera
Martes 12 de junio de 2007
ECOA,
Es decir, quise decirte que ya tu
sabias que Vera tenia un “palo periodístico” en las manos y como siempre estás
aunque no estés, pues pensé que estabas aunque no estabas..
La historia es asi,
Heberto llegó hasta ese dato y con toda certeza era
el más actualizado, y luego viene uno y le demuestra que no; y más adelante
otro le precisa que el asalto no fue a las diez de la mañana, sino a las diez y
cuarto, y otro más allá descubre que Pichirilo
reconoció al hijo que no era suyo y desconoció al que si lo era, para crear
otro silogismo histórico que hacerle la vida entretenida a las historiadores.
Quintana en vida aspiraba a dar
“su palo periodistico” con la publicación del libro
donde tiene cosas verdaderamente inéditas. Y se fue a la tumba fría de manera
inédita porque nadie se enteró ni sabían a quién
enterraban porque Vera estaba en México que era su amigo de esos tiempos. Él
era director de La Calle
al triunfo de la Revolución
porque su director original ya estaba trabajando con un tal Castro; y a él lo
sustituyó un tal Ernesto, un hombre de Veras.
El hijo no tiene nada que ver con
el periodismo y guardó como buen hijo las cosas de su buen padre hasta que un día llamó al de veras amigo de su padre, le habló de los
papeles del viejo y el otro viejo le dijo: Tráemelos aquí al Instituto
Internacional de Periodismo, en G y 21”
y así mismitico fue.
Terminada la conversación que tuvo
como escenario el portal, Vera vino todo nervioso a decirme que tenía en sus
manos el ejemplar desaparecido. Entonces tuvimos la primicia – él y yo – de
leerlo completito y saltar de alegría cuando el tipo
dice que si acusan a su hermano lo acusan a él, ahí todo guapito y echaíto palante como suele ser el
susodicho ciudadano en reposo activo.
Vera ahora termina de leer lo que
puede leer y me lo pasa para que yo lo lea (y tú también) y se lo damos a Thais para que lo meta en comp, y
salir a buscar el editor y el impresor.
(...)
Tú sabes que
tengo la mala costumbre de jugar con las palabras y no me gusta repetirme por
gusto, porque te encasillas. (...) al rehacer la vida de las grandes personas, construyes almas y das alma
a nuestras ideas, porque son los espectros queridos quienes más impulsan a
seguir.
G
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