"No hay final. Siempre hay comienzos. Como decia el Che: hay gente que tiene ´su más allá´ en el pueblo y que nacen, que nacen siempre..."
domingo, 27 de septiembre de 2020
Los míos....
Yo me veo, chiquitica, recogiendo materias primas casa por casa, en competencia con otros niños de mi edad para ver quién lograba más, con la ayuda de Nicolás...y luego que la cuadra de nosotros ganara frente a las demás cuadras. Me recuerdo de la mano de mi abuelo asistir a una reunión en la noche, en casa de Gladys Murillo, la Presidenta del CDR, donde un vecino queridísimo que era el Ideológico, puso en un tocadiscos la carta de despedida del Che a Fidel. Recuerdo los rostros serios de todas las personas mayores....y eso que hacía años que el Che no estaba....Yo recuerdo con mucho entusiasmo los domingos de trabajo voluntario, en los que desde mi terraza miraba a mi abuelo o a mi papá subirse a una de las matas de coco que había frente a la casa, para "limpiarlas", y luego comer masitas y tomar agua... Era todas mañanas muy lindas, que terminaban en tertulia en la casa de Rafael, el padre de Tamara y Ernesto. Recuerdo cuando nos dieron carnet de cederistas con 14 años y poco tiempo después, cuando falleció Luis Llorens, la presidenta Juanita me habló para que ayudara con el trabajo de él.... Las guardias, con los brazaletes, lo mismo en la cuadra que en la zona...las hicieron todos en casa...hasta yo. Recuerdo que fundamos un CDR Infantil, en el que los pioneros hacían de las suyas con juegos y actividades, y del que conservo una carpeta que preparamos... Recuerdo las fiestas grandes esperando el 28, llenas de caldosa y alegría en las que casi siempre me costaba trabajo llegar a las 12 porque soy de dormir temprano..y todo el mundo haciéndome el cuento luego...y yo molesta hasta con mis párpados.... Recuerdo, incluso, algunas fechas en las que vinieron pocas personas a las fiestas pues ya la cuadra estaba envejecida, muchos fundadores no estaban y la rutina contra la que no siempre sabemos luchar, estaba apoderándose de mi cuadra. Fue entonces que hicimos un concurso de dibujos para los pequeños, con un juez de lujo -Joel, pintor y profesor de artes plásticas de la Casa de la Cultura- y el día de los resultados hicimos una actividad y vinieron los niños con sus padres....y volvimos a ser los de la fiesta....nos volvimos a ver y a alegrar, como los edificios de las esquinas que, llenos de juventud, seguían haciendo sus caldosas en medio de la calle. Recoger la cotización era un día al año....pero el barrio era de cada día....de cada uno, desde la casa hasta la movilización de todos... Es cuidar la jardinera de enfrente de nuestra casa, tenerla con flores o lo que se quiera sembrar; es chapear la jardinera que esta en tierra de nadie para que no afee ni haya mosquitos; ver el tema del salidero, visitar al que esté enfermo; preparar una reunión en el fresco del portal, para que todo quede bien... ayudarnos y cuidar el pedacito de Cuba que nos toca más de cerca... Cuando se cuida así, no hay espacio para los malintencionados o al menos hay fuerza para responder si es preciso; porque la cuadra es la vida de una, de nuestros padres y nuestros hijos; la historia de batallas personales que nos acompañan insertas en la batalla mayor. Por eso a los CDR siempre los he visto como la organización más hermosa y poderosa... la del pueblo entero. Un país tiene que ser invencible cuando se cuida desde tan diminuto espacio de su geografía y no se da paso a los que intentan hacerle daño. Son 60 años y no podía permitirme robar ninguno de estos recuerdos por ninguna nube caprichosa de la memoria. Por eso he escrito tal como ha salido del alma...y que sea este mi homenaje a esa generación que me enseñó a vivir llena de su tiempo, y a pelear por el mío...
Gracias Daily, me has emocionado porque también soy de esa generación
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