30 de noviembre de 2016
Caravana
Beso a Felipe, a mi abuela, y salí.
Amanecimos, como desde hacía 4 días: en el trabajo. Desde allí salimos hacia un punto en la calle 23, cerca de Paseo, para esperar a la caravana que llevaría a Fidel a Santiago de Cuba, en recorrido inverso al que lo trajo a la capital en 1959.... Hermoso trayecto ... De esa forma, el Comandante podría pasar por casi todo el país para que el pueblo pudiera despedirle. Robe, mi jefe, y Karlienys, estuvimos allí esperando un buen rato. Ya era de día, pero muy temprano. El silencio, la expectación, el nerviosismo, la fuerza…todo se juntaba. Yo llevaba encima la mochila porque de allí, saldría tras él hacia Oriente. Comienzan a llegar los carros, los primeritos de la caravana. Todos, espontáneamente, en firme. Pasa Fidel. Karlienys rompe a llorar. Me cuadro y aguanto. Robe, el mulo, también llora. La penca no aguanta más, y llora también. Tuvimos delante al hombre que guió nuestros abuelos, nuestros padres, a nosotros. La caravana no daba chance a detallar, y uno veía sin ver, como si fuera mentira todo aquello que se estaba viviendo. Volvía el dolor a salir por los ojos de todos. La gente le saludó, agitó banderas, gritó. Se alejaba. Se podía ver su nombre en el cedro. Aún. La vida de una se iba en ese yipi. Y acaso volvía…Caminamos. Nos abrazamos. Nos despedimos. Llegué al punto desde donde saldría la Unidad de remoto. Allí había una tropa élite de alma y de profesión. Danylo al frente. Se ajustaron detalles que duraron casi hasta las 10 de la mañana y antes del mediodía, salía la guagua inmensa y los tres camiones rumbo a cada destino. Nosotros salimos 2 ó 3 horas después, en una guagua más pequeña, que volaba la autopista y a veces daba la sensación de que no llegábamos por ir tan rápido. Recuerdo cada tramo del camino, a Danylo y a Trápaga, pegados al teléfono armando cada tramo de trasmisión, cada idea de emplear los equipos de las corresponsalías y telecentro de todo el país a lo largo de la carretera central para que aquella transmisión especial llegase a todo el mundo mediante la televisión, para que el mundo fuese testigo del paso de Fidel y la fidelidad de su pueblo. Momentos tensos cuando no aparecía algo, cuando la compatibilidad de tecnologías se complicaba, cuando no daba tiempo….pensar que no podíamos hacer menos que lo que tocaba, experimentar la misma sensación que Fidel aquel 30 de noviembre de 1956 cuando supo del Alzamiento y ellos en pleno Caribe sin llegar: “quisiera tener la capacidad de volar”… El chofer, que escuchaba todo sin mediar palabra, comprendía la urgencia y ciertamente volaba…al punto de mirarnos todos con ojos enormes cuando sobrepasábamos alguna curva o una piedra del camino…pero era tremendo ver crecerse a todos aquellos que del otro lado del teléfono, que iban reaccionando y cumpliendo por el Comandante. Las llamadas no cesaban. Había tensión porque me medio de la autopista no podíamos hacer todo lo que queríamos. Todo un país estaba movilizado. Las grandes muchedumbres esperando a Fidel. No daría tiempo llegar ese mismo día a Santiago de Cuba, como era nuestra idea. La tarde caía y la noche nos iba a agarrar en un camino por el que no se debe correr. Decidimos entonces pasar la noche en Camagüey, donde estarían los demás compañeros para montarlo todo allí cuando pasara Fidel. Teníamos una noche a favor, pues habría velada en Santa Clara y solo en la mañana del día primero se reanudaba la caravana. Es así que ya de noche, entramos a la tierra del Mayor. Me acomodé en el cuarto de Olga Lidia, espectacular directora de televisión, que esa noche llegó tardísimo a la habitación, pues estaba en el montaje en la Plaza camagüeyana para el acto del día 1. Recuerdo que comimos al llegar y las llamadas no cesaban, que si el noticiero, que si los puntos de contacto, que si el acto, que si todo listo en la tierra del Che….Desde allí vimos televisión, nos emocionamos muchísimo con Santa Clara, el Che y Fidel juntos allí… vimos documentales, escuchamos a Wilmer quien narraba todo desde aquel camión de prensa que filmaba para el futuro…. Se ajustaron otros detalles, con más calma se tomaron otras decisiones y así llegó el amanecer. Salimos tempranito y “volando”…. Santiago nos esperaba rojinegra y de verde olivo…