viernes, 29 de abril de 2016

Deudas




Todos tenemos deudas, compay…
Yo también he perdido gente querida. Yo también he tenido siempre cosas que se me quedaron por decir, besos por robar, frentes por mimar, ojitos por sorprender, latidos por reanimar……Yo también he llegado tarde –casi siempre- y no precisamente a reuniones…..Yo he dejado para después lo que luego olvidé y perdí;  he pospuesto la cerveza o el calorcito de la cama por un urgente deber; yo me he privado de las sonrisas de mis amigos por caprichos, amores, o sesudas definiciones de extrema izquierda.
Eso de que nadie se va de este mundo debiendo nada no siempre es así….al menos yo no creo en el fatalismo del destino….sería como amarrarme los brazos…. Y eso no lo permito, aunque mis deudas me digan constantemente que debo rectificar tramos del camino. Mi vida ha corrido y corre el peligro de vivir lo que yo quiero creer. Me lo enseñó Feliú, y de su hermano también aprendí a derrumbarme ante un “te quiero” dulce y ser feliz abriendo una trinchera…
Las deudas siempre quieren hacernos el hueco en el pecho, desvanecer las pocas neuronas que nos queden… y a veces no nos damos cuenta de que son sueños pendientes que aunque a veces se nos pasen de tiempo-como los platanitos en la manteca ardiente- servirán para no contraer ninguna más de su tipo…..servirán para aprender a besar a tiempo, a llegar temprano, a romper silencios, a sonreír y tomar cerveza sin dejar de cumplir con “la tarea”.  Tener deudas –aunque duela- es estar vivo….. es la señal más alentadora de que somos responsables únicos de nuestras vidas… y eso ya es suficiente como para seguir amando….que es también saldarlas….

lunes, 18 de abril de 2016

El verbo más bello....

Cuando fui a San Juan y Martínez, no más bajé de la cosa aquella que parecía una guagua, dije: yo quiero ir a ver a Esther... No fui ese día... Fui al siguiente. Había que esperar un horario oportuno para poder verla.... Hablamos con las compañeras del museo, las que la cuidaban día tras día junto a los recuerdos intactos de Luis y Sergio -los hijos que le mataron los guardias por ser osados, libres y rebeldes-....
Hasta que llegó el momento. Entré, estaba sentada, su mente en el tiempo pasado y futuro a la vez, mirada lejana...le di un beso.... y claro, ella quizás no sabía todo lo que le estaba dando en ese momento, o a lo mejor sí, pero ya estaba acostumbrada a transmitir la seguridad de que todo estaba tranquilo, normal, correcto, como buena maestra. Pero yo no estaba -ni lo estoy siempre,- acostumbrada a tanta serenidad, y no pude hablar mucho más que un "buenas tardes, Esther".
Miré solo un poco la casa.......hay lugares que son demasiado fuertes por sí solos... porque allí vive el alma de su gente, de quien la habitó que se queda rondando para impulsar...
 Esther siempre estuvo con sus hijos, como la madre que los espera, que los esperó 59 años cada tarde..... y que pocas veces se permitió recordar que ya no vendrían. Con felicidad de lágrimas tuvo quién le celebrara sus muchos cumpleaños: jóvenes como sus hijos, artistas, combativos, rebeldes, fieles y amorosos. Y vivió junto a ellos, porque nunca dejaron de buscarse a sí.....
En estos tiempos también Esther seguirá siendo la madre de quienes vivimos prendidos al mismo camino de sus muchachos, esos que le aseguraron, en la última de las tardes, que algún día estaría orgullosa de ellos..... Estoy segura de que Luis y Sergio también están muy orgullosos de su mamá, que jamás puso en venta ningún sueño.... Nosotros tampoco lo haremos, y seguiremos la ruta porque vivir es búsqueda y no guarida... lo dijo el poeta....
Y lo aprendimos de sus hijos y de usted, Esther...como mismo aprendimos que amar es el verbo más bello..... y que siempre vale que la vida nos vaya en ello....