martes, 30 de noviembre de 2021

Diario de 10 días: 30 de noviembre






30 de noviembre de 2016

Caravana

Beso a Felipe, a mi abuela, y salí.

Amanecimos, como desde hacía 4 días: en el trabajo. Desde allí salimos hacia un punto en  la calle 23, cerca de Paseo, para esperar a la caravana que llevaría a Fidel a Santiago de Cuba, en recorrido inverso al que lo trajo a la capital en 1959.... Hermoso trayecto ... De esa forma, el Comandante podría pasar por casi todo el país para que el pueblo pudiera despedirle.  Robe, mi jefe, y Karlienys, estuvimos allí esperando un buen rato.  Ya era de día, pero muy temprano. El silencio, la expectación, el nerviosismo, la fuerza…todo se juntaba. Yo llevaba encima la mochila porque de allí, saldría tras él hacia Oriente. Comienzan a llegar los carros, los primeritos de la caravana. Todos, espontáneamente, en firme. Pasa Fidel.  Karlienys rompe a llorar. Me cuadro y aguanto. Robe, el mulo, también llora. La penca no aguanta más, y llora también.  Tuvimos delante al hombre que guió  nuestros abuelos, nuestros padres, a nosotros. La caravana no daba chance a detallar, y uno veía sin ver, como si fuera mentira todo aquello que se estaba viviendo. Volvía el dolor a salir por los ojos de todos. La gente le saludó, agitó banderas, gritó. Se alejaba. Se podía ver su nombre en el cedro. Aún. La vida de una se iba en ese yipi. Y acaso volvía…Caminamos. Nos abrazamos. Nos despedimos. Llegué al punto desde donde saldría la Unidad de remoto. Allí había una tropa élite de alma y de profesión.  Danylo al frente. Se ajustaron detalles que duraron casi hasta las 10 de la mañana y antes del mediodía, salía la guagua inmensa y los tres camiones rumbo a cada destino. Nosotros salimos 2 ó 3 horas después, en una guagua más pequeña, que volaba la autopista y a veces daba la sensación de que no llegábamos por ir tan rápido. Recuerdo cada tramo del camino, a Danylo y a Trápaga, pegados  al teléfono armando cada tramo de trasmisión, cada idea de emplear los equipos de las corresponsalías y telecentro de todo el país a lo largo de la carretera central para que aquella transmisión especial llegase a todo el mundo mediante la televisión, para que el mundo fuese testigo del paso de Fidel y la fidelidad de su pueblo. Momentos tensos cuando no aparecía algo, cuando la compatibilidad de tecnologías se complicaba, cuando no daba tiempo….pensar que no podíamos hacer menos que lo que tocaba, experimentar la misma sensación que Fidel aquel 30 de noviembre de 1956 cuando supo del Alzamiento y ellos en pleno Caribe sin llegar: “quisiera tener la capacidad de volar”… El chofer, que escuchaba todo sin mediar palabra, comprendía la urgencia y ciertamente volaba…al punto de mirarnos todos con ojos enormes cuando sobrepasábamos alguna curva o una piedra del camino…pero era tremendo ver crecerse a todos aquellos que del otro lado del teléfono, que iban reaccionando y cumpliendo por el Comandante. Las llamadas no cesaban. Había tensión porque me medio de la autopista no podíamos hacer todo lo que queríamos.  Todo un país estaba movilizado. Las grandes muchedumbres esperando a Fidel. No daría tiempo llegar ese mismo día a Santiago de Cuba, como era nuestra idea.  La tarde caía y la noche nos iba a agarrar en un camino por el que no se debe correr. Decidimos entonces pasar la noche en Camagüey, donde estarían los demás compañeros para montarlo todo allí cuando pasara Fidel. Teníamos una noche a favor, pues habría velada en Santa Clara y solo en la mañana del día primero se reanudaba la caravana. Es así que ya de noche, entramos a la tierra del Mayor. Me acomodé en el cuarto de Olga Lidia, espectacular directora de televisión, que esa noche llegó tardísimo a la habitación, pues estaba en el montaje en la Plaza camagüeyana para el acto del día 1. Recuerdo que comimos al llegar y las llamadas no cesaban, que si el noticiero, que si los puntos de contacto, que si el acto, que si todo listo en la tierra del Che….Desde allí vimos televisión, nos emocionamos muchísimo con Santa Clara, el Che y Fidel juntos allí… vimos documentales, escuchamos a Wilmer quien narraba todo desde aquel camión de prensa que filmaba para el futuro…. Se ajustaron otros detalles, con más calma se tomaron otras decisiones y así  llegó el amanecer. Salimos tempranito y “volando”…. Santiago nos esperaba rojinegra y de verde olivo…  


lunes, 29 de noviembre de 2021

Diario de 10 días: 29 de noviembre de 2016



 29 de noviembre de 2016

La estrella y el necio 

El grupo de Tele Rebelde que nos reunimos allí, tratamos de ubicarnos lo más cerca posible. Como siempre que fui a la Plaza a ver a Fidel, trataba de avanzar entre la multitud, aunque tuviera que separarme un poco de los míos….la idea era estar siempre lo más cerca posible de él... No recuerdo noche más negra y despejada que aquella… Lo único que veía en el cielo era Venus, el lucero de mi amigo Guille….así, tan fijo, con tanta luz…

El acto de esa noche 29 de noviembre fue largo….hablaron muchos agradecidos y presidentes amigos de todas partes del mundo…desde el griego Tsipras que dijo que Fidel también era suyo, la poesía de Rafael Correa, la revelación de Nicolás Maduro de que Fidel les dijo que hasta los 90 llegaba con ellos; la palabra del Evo, el indio presidente del pueblo por el que murió el Che; hasta la voz pausada de Daniel Ortega cuando nos preguntó en voz baja, solemne: “¿Dónde está Fidel?”…y respondimos “¡¡¡¡Aquí!!!!!”… Y volvió: “¿Dónde está Fidel?”…y de nuevo: “¡¡¡¡Aquí!!!!!”… Y comenzó a surgir un clamor entre los presentes que pronto se convirtió en estruendo y en lema definitivo que recordaba aquella obra de la plástica “Cuba PostCastro”: “¡¡¡¡¡Yo soy Fidel!!!!” “¡¡¡¡¡Yo soy Fidel!!!!” “¡¡¡¡¡Yo soy Fidel!!!!” “¡¡¡¡¡Yo soy Fidel!!!!”

Luego de tantos amigos que allí hablaron, se paró Raúl… con su fuerza inmensa y aquel dolor que la voz de hermano trataba de imponerle a la entereza del guerrillero… Y habló….No sé si era sensación compartida, pero yo no quería que acabara la noche. Cada minuto que pasaba era otro que se acercaba a lo más definitivo, y una siempre quiere más, más tiempo, más sueños, más palabras, más leyendas, y más certezas… Desde aquella Plaza de muchedumbres que despedía a su líder, que a la mañana siguiente partía a Santiago, llegaba el silencio ante cada recuerdo, acento, ante cada honestidad de alma; estaba Fidel cerquita, escuchándolos…escuchándonos…. Camilo, el Che y Martí estaban allí…. testigos del dolor más grande de un pueblo y del proceso de crecimiento que poco a poco empezamos a tener cuando resolvimos continuar. 

El 29 de noviembre estaba Silvio de cumpleaños… Setenta años cumplía el poeta que cantó a la Revolución y le sigue cantando con el brío de quien siempre es joven y consecuente…Le recuerdo en aquellos días, que ciertamente nunca fueron buenos ni en el saludo…Su música nos seguía acompañando, y él con ella… Yo pensaba en Silvio, en Fidel, en la estrella –que ilumina y mata-, en aquella noche, y en la mochila que ya tenía lista en casa para partir al día siguiente a Santiago… 

Salimos de la Plaza tardísimo, o acaso temprano…

La estrella y el necio me acompañaban… Ser consecuente es un  intento diario de no fallarle a los principios, a nuestros ideales… Yo no podía pensar en otra cosa que en aquella estrella que me traía de vuelta a Guillermo, al Genio, y en la música de Silvio, que llegaba a sus 70… El mismo poeta que llega hoy a los 75 y hace apenas 4 días nos ha recordado que se pueden enredar machetes en la maleza, que puede que hasta las estrellas no quieran salir y que tengamos que abrir la selva con nuestros brazos, pero que a pesar de los pesares y como sea: Cuba va.  


domingo, 28 de noviembre de 2021

Diario de 10 dias: 28 de noviembre de 2016

 A Felipe y Fidel, 5 años después...



28 de noviembre de 2016

La Patria 

Cuando me desperté en la madrugada, lo primero que hice fue volver a abrazar a Felipe, mi hijo, que cumplía 7 años. Se despertó y me preguntó si tenía que volver al trabajo y le dije que sí, pero que regresaba más temprano para estar con él. Él sabía que estaba triste y que ese año no habría festejos….llevaba dos días viviendo aquel abatimiento colectivo, y con la sensibilidad y comprensión de los niños, me tranquilizó: “No importa mamá, lo importante es que estemos aquí juntos y que vengas temprano.”

Ese día salimos del trabajo rumbo al Memorial José Martí, al homenaje a Fidel que toda la ciudad rindió. Éramos muchos, todo estaba repleto, la gente quería desfilar frente a él allí en la misma Plaza donde lo escuchó tantas veces. Allí los jóvenes del ICRT repartieron unos pulovers hermosos, blancos, con un corazón rojísimo en el centro y la firma de Fidel. Allí esperamos, entre la fatiga de la fila interminable, la apretazón de cada concentración de personas…pero nadie se movió de su puesto…y todos pasamos a firmar el juramento del concepto de Revolución, y a ver a Fidel. 

No había tiempo para estar allí y frente a él dedicarle todos los pensamientos que una hubiera querido… las luces, las flores, los homenajes, las gafas tapando ojos desvelados desde hacía días…. el aire de la colina del Memorial…el mismo que me sopló el día que supe de la muerte de Vilma y me asomé a la Plaza sin creerlo… Cada quien lo saludó a su manera, lloró, se expresó…. Siempre lo saludo “cuadrándome”. No soy guardia, pero él es mi Jefe. Lo hice así ese día, y lo hago cada vez que voy a Santa Ifigenia.

Regresé a la casa pasadas las 4 de la tarde. Me esperaba mi niño. Lo abracé fuerte. Se vivían días intensos y no quise que los olvidara…no por la tristeza, sino por la certeza de continuar y que debía aprender, desde pequeño, que a la patria hay que darle todo. 

Las muchedumbres iban a despedir al líder. Las imágenes que no vi por estar en la fila, luego me impresionaron por televisión. Había flores hermosas, dibujos, mensajes, adornando la entrada de la Plaza. Toda Cuba estaba, ese día, más unida a Fidel. 


sábado, 27 de noviembre de 2021

Diario de 10 días: 27 de noviembre de 2016.


 

27 de noviembre de 2016


Juramento

No se equivocaba Fidel cuando aquel 8 de enero dijo en Columbia que las muchedumbres solo se volverían a reunir de esa manera para despedir a los que hicieron la Revolución, y solo entonces, porque ellos jamás defraudarían a nuestro pueblo…  la clarividencia de los elegidos es así, y no hacía falta leer un discurso para sentir lo que había que hacer…. Así fue que comenzaron a reunirse jóvenes en la Universidad, y se iniciaron vigilias espontáneas… en centros, casas….Letreros, banderas, velas…cada quien impulsó su alma según sentía y fue creciendo una canción que cada vez que se escucha conmueve…

Nosotros, en el trabajo. Recuerdo a Lisandra Sexto entrar por la puerta de la dirección del canal llorando, diciendo que ella había dejado a su bebé en la casa porque tenía que estar allá y apoyar en lo que fuera, y la tarea que tenía ahora era pedirnos nombres de glorias deportivas para localizarlas y entrevistarlas en aquellas transmisiones especiales de nuestra televisión. Nunca he olvidado el rostro de Lisandra…ese día ratifiqué el ser humano excepcional que es esa muchacha…

El concepto de Revolución, hecho juramento para los cubanos, comenzaba a recibir firmas de los millones de personas en que se convirtió el Comandante en Jefe... 

Mi tarea era apoyar desde el trabajo, pero la mía profunda, la que me tenía obsesionada desde el día anterior, era lograr ir a Santiago de Cuba. Yo solo quería estar allí para el 4 de diciembre y poder irme con los compañeros del remoto, apoyar en lo que fuera necesario….pero ir con ellos y estar allí, con Fidel. 

Ese era mi juramento: ir con él hasta el final.

“Negativo. No inventes”. Era el resumen de mi jefe, que no quería que anduviese por ahí con la tristeza que yo tenía. Y sé que lo hacía por cuidarme. Y porque esa decisión no estaba en sus manos. Pero yo quería ir.  Y así, como en los momentos más oscuros aparece la luz, apareció el productor tremendo de los eventos más importantes. Y le hablé, le pedí que consultara, que yo podía ayudarlos en lo que fuera preciso. “Vamos, profe…” Y aceptó. Me dijo que estuviera tranquila, que haría las consultas pertinentes y que de ser posible, me sumaría al equipo para apoyar la producción de todos los acontecimientos. 

Y lo consiguió. Estaba a punto  de sentir  el momento más conmovedor de mi vida.

“Prepárate, que el 30 nos vamos a Santiago”.

viernes, 26 de noviembre de 2021

Lo que piensa Raúl...


 Cuando una lo ve besar así a uno de nuestros niños, sabe cuánto va en él de sueños y batallas.. cuántos hermanos celebran con él, emocionados...

Una piensa en aquellos de la Sierra que sin escuelas ni medicinas subían y bajaban lomas mejor que cualquier rebelde, o en aquellos que no sobrevivían a las necesidades y morían sin otra oportunidad... Una sabe que por ellos hubo Moncada, Granma, reencuentro, victorias, frentes guerrilleros, ofensivas vencidas....contraofensivas definitivas y liberadoras. Una comprende por qué escribió en su diario, tras el ataque al cuartel de La Plata, primera acción  combativa victoriosa de la tropa, que algún día sobre esos cuarteles se alzarían escuelas; y por eso en el Moncada le dijo a la pequeña Temis que aquella Ciudad Escolar 26 de Julio era la obra de su padre, el amigo José Luis Tasende. 

En todo eso seguramente pensaba viendo a los pequeños actuar, rememorando la guerrilla que él y el Gigante hermano llevaron al triunfo junto a tantos valientes y al pueblo. Pensando, seguro, en Ciro Redondo, que salió en uno de los videos, y que por estos días caería combatiendo en Malverde allá en 1957... 

Pensaba y sentía, emocionado, en la obra más hermosa de todas y en Fidel...

No podía ser de otra forma...La Revolución es inmensa porque hombres enamorados de la vida, como Raúl, la han construido y defendido para la patria. 

Diario de 10 días: 26 de noviembre de 2016




 26 de noviembre de 2016


Continuar

Temprano me recogió mi jefe en la casa. La bandera y #Fidel estarían allí mucho tiempo. Un amigo fotógrafo le haría la foto que aún conservo. Esa, mi casa, aquel amanecer....

Era sábado 26 de noviembre. Salimos rumbo a nuestro ICRT, allí al canal Tele Rebelde. No tenía espejos delante ni había tiempo para ello, pero sentía el rostro hinchado, y cada vez que me ubicaba en la realidad del momento, volvía a llorar. Debo haberme ganado por aquellos días el nombre de “penca” que a cada rato me decían dos personas muy queridas…. Y quizás me lo merecía por llorona.. que en esos días no me valía canción alguna ni pensar en que había que ser fuerte. Todo eso lo sabía. Pero yo no podía hacer otra cosa. Eso sí: con llanto o sin él, estaríamos allí transmitiendo y apoyando en lo que hiciera falta. Ese primer día después es terrible, en el que se preparan y revisan materiales, lo vuelves a ver y a escuchar y no logras creer lo que ha sucedido; se ruedan documentales, el teléfono no deja de sonar, los amigos no paran de escribir… Y la “penca” llorando..Cuba amanecía triste... pero resuelta a continuar.

Se decretaron nueve días de duelo, se informó cómo serían los homenajes y comenzaban los preparativos… las calles vacías, calladas y respetuosas, el tiempo triste…se podía respirar nostalgia, conmoción, el silencio pesaba … Cuando tuve fuerzas para abrir el blog y tratar de escribir algo, recuerdo que solo logré par de párrafos para decir que en días como esos mis banderas no estarían nunca a media asta, sino completas, altísimas… como Fidel. 

Así van a continuar.  


jueves, 25 de noviembre de 2021

Diario de 10 días: 25 de noviembre de 2016.



 25 de noviembre de 2016

Dolor intenso

Un mensaje me despertó… salté de la cama…pasaban las 11 de la noche. Era mi jefe, Roberto González, me dice que ponga el noticiero, que Fidel falleció.  El pecho se me pasmó, corrí como loca a la sala. Felipe, mi niño, dormía tranquilo, ajeno al dolor de aquella madrugada en lo adelante. Avisé a mi abuela, encendimos el televisor y en el noticiero del cierre repiten la información… aquel video tan breve como doloroso, de Raúl informando al pueblo cubano y al mundo, que ese 25 de noviembre de 2016, pasadas las 10 de la noche, zarpaba el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana… 

No supe hacia dónde virarme, si a la pared o si abrazar fuerte a mi abuela, no recuerdo en esos instantes otra cosa que no sea el portal, el cielo, la noche negrita, y el silbido del viento de aquel norte de Veracruz que nos azotaba como si en el Granma zarpáramos todos ahora mismo…. El silencio destrozaba hasta el pensamiento. Sacamos una bandera y una foto de Fidel y estuvo en nuestra terraza por mucho tiempo. Allí pasé gran parte de la madrugada, pensando en aquel documental que justamente había visto por enésima vez antes de dormir, en el que Salustiano le dice a Fidel que tenga mucha vida y Fidel le dice a él que no todo el mundo llega a los 92 años. Pensaba en ese acto que hubo por el aniversario 60 de que el yate Granma saliera de Tuxpan, y que me había extrañado no ver a Raúl allí esa noche. Ya comprendía...Pensaba en que un año no podía ser tan sublimemente feliz de celebrarle sus 90 y que ahora fuera terriblemente triste porque partía el Jefe, justo 60 años después de encabezar la “aventura del siglo”. 

Sacamos nuestra bandera y una foto al portal.... pasamos así la noche...

Hay noticias que nunca nos parecen ciertas, pero vistas en el rostro y escuchadas desde el alma de Raúl, su hermano, sentí que la verdad me aplastaba. No recuerdo cuándo le dejé de llorar….creo que en ningún momento he dejado de hacerlo....como tampoco he dejado de escucharle, de hablarle ni de vivirle ...