lunes, 28 de octubre de 2019

Fresco a Camilo...

Ha presidido  la sala de la casa desde que tengo uso de razón....y creo que desde que mi madre abrió los ojos....Ha estado con nosotros  en las buenas y malas, sonriente, imponente... Hubo una vez  que hasta  intentaron  cambiárnoslo por otra foto grande porque uno de  sus hermanos se enamoró de ella, por  única...Pero papi no accedió ...Se la habían regalado en su trabajo, poco  tiempo  después de su desaparición y tenía para él un valor especial.
Mi abuelo quería mucho a Camilo. Y no lo conoció personalmente, ni jugó pelota con él ni fueron juntos a la Sierra. Pero como todo el pueblo, quedó cautivado con la palabra y la forma suya, con vida infinita y la entrega .... Miraba a lo lejos  para contarme el día de la desaparición, luego cómo se lanzó a la calle con muchos otros cuando una emisora dijo que había aparecido....y después la tristeza de asumir que no era cierto....
Cuando se crece con hombres así cerquita, cuando lo que conoces trasciende libros de Historia y pasa a ser una memoria familiar a la vez que colectiva, y sigues sintiendo que primero dejarás de respirar  antes que dejar de ser fiel a Fidel; o que si a la luna tiene que ir esta Revolución, hasta  la Luna  iremos; es imposible que los 28 de octubre o los 6 de febrero pasen por  alto.
A Camilo, al que le debemos más hechos, más espacios y más cercanías, la flor hoy, y la pintura  de mi abuelo, hecha por un obrero conmovido -acaso el mejor artista-, para que siga viviendo en casa
cada una de nuestras vidas por los próximos 60 años...

No hay comentarios:

Publicar un comentario