sábado, 16 de noviembre de 2019

Crónica desde Cochabamba

Cochabamba 16 de noviembre de 2019

Llegamos a Cbba a las 4 am

(Preámbulo: el viernes 15 de noviembre mediante datos de compañerxs de trabajo que viven en Sacaba nos enteramos del nivel de catástrofe que ocurría en la avenida Villazon (7:30 pm.), niños perdidos y llorando desesperados, mujeres heridas y/o desaparecidas, muchos hombres en pésima situación. Ante la impotencia y el enojo de todo cuanto estaba pasando en Sacaba, nos organizamos desde las individualidades y/o colectividades urbanas (fueron llamadas, “wasapeadas”, “facebookeadas”) para poder asistir en lo que se podía. No nos importó colores políticos a los cuales no nos adscribimos pues creemos en el respeto a los derechos humanos básicos de todo ser humano. Desde Sacaba nos dijeron que el hospital sucumbió, no había medicamentos, las farmacias cerradas… Nos pusimos en campaña -vía redes – tras constatar que ningún medio de comunicación de Cochabamba estaba cubriendo lo que nos relató nuestrxs compañerxs de trabajo- para colectar medicamentos. Nos logramos encontrar con varias personas que sí vinieron e hicieron donaciones de medicamentos a la plazuela El granado de Cbba.)

De ida hacia Sacaba nos revisaron lo que llevamos, al ver que eran medicamentos para llevar al hospital nos dejaron pasar. “La avenida Villazón, llena de piedras, resabios de que hubo enfrentamientos”. Llegamos a puertas del hospital, carteles de nombres publicados en unas cartulinas pegadas en su muro, gente buscando nombres, algunas personas sencillas caminando con jarritas de café y matecitos, hacía frío, la mayoría esta angustiada, no saben si su familiar están detenido, en la morgue o en el hospital Viedman o en otro lugar, una señora anda asustada porque el celular de su familiar se apagó desde las 4pm…

Logramos realizar audios de entrevistas -al menos a 2 señoras pues hay miedo de que les persigan, testimonian que no hubo medios de comunicación para reflejar los hechos que se suscitaron en el disque “enfrentamiento”, el relato de aquello que nos comentaban era para sorprendernos.

Esta marcha se la convocó para ir a La Paz (desconocen cualquier posibilidad en entrar a Cbba, solo pasarían por la Av. Heroínas para seguir su rumbo), su objetivo: “solicitar el respeto a la Wiphala”, la consigna “marcha pacífica” y pedir a la Presidenta que haga respetar a las mujeres de pollera que ellas también son parte de Bolivia. En el camino se encontraron el contingente policial por el puente Huayllani, lo policías les dijeron que esperan entre 20 a 30 minutos para que continúen su paso, que ellos irían resguardados. Así lo hicieron, después de ese lapso, aparecieron mucho más armados y detrás de ellos los militares. No faltó que una persona -de entre los marchistas- que haya lanzado una piedra (de pronto por su enojo) y el contingente, allí presente, desató (teniendo mujeres y wawas en frente a esta “fuerza del orden” que tranquilamente podían registrar su existencia del tipo de marchistas a simple vista) gases lacrimógenos y comenzaron a perseguirles mientras ellxs buscaban refugio. Los militares lanzaron balas, mucha gente que estaba corriendo uno al lado del otro caía al suelo…

Mientras nos hacían esperar en el hospital de Sacaba, las personas que salían nos decían que al ser atendidos les estaban cobrando por los medicamentos y que mejor ellos -lxs heridxs- se lo consigan. Tras esta información nos fuimos al puente de Huaykuli (la Av. Principal a Sacaba) y llevando las bolsas de los medicamentos con lxs compañerxs que partimos de Cbba, en el camino constatamos la enorme cantidad de destrozos que hicieron, se hicieron apachetas simbólicas en los lugares donde cayeron los asesinados (yo estoy segura que los asesinaron), las personas estaban sentadas a los extremos de la Av. Haciendo vigilia, al vernos llegar con bolsas, una luz en sus ojos y algunxs llorando nos aplaudían. Al llegar hacia el puente vimos que estaban velando en plena avenida los cuerpos de lxs caídos, el llanto en la calle, la señora que se desmayaba en llanto, la gente en círculo alrededor de los caídos mientras estaban siendo velados…

Nos pusimos en marcha, algunas personas tenían heridas leves, los fuimos atendiendo, mi sobrina -enfermera- nos dio un curso rápido del como atender heridas y/o contusiones… comenzamos a atender a quienes se podían… mientras tanto, varios compañerxs activista que eran parte del grupo que partimos desde Cbba comenzaron a documentar los hechos, logramos hacer grabaciones de audio, la gente tiene miedo de que se les grave.

En ello llega un auto dejando a señoras que habían sido arrestadas, ellas llegan con heridas de golpes. Mientras le atendíamos, una señora nos comenta que en la cárcel hay casi 50 mujeres y más de 100 hombres a quienes les están propinando todo tipo de golpes, insultos, amenazas, agresiones y vejámenes, cuando las señoras reclaman (desde el espacio estrecho donde las tienen apresadas, acinadas) los atropellos que los policías están haciendo, les dicen “Callense!, si siguen reclamando les vamos a meter gas lacrimógeno”, las hacen callar a la fuerza mientras oyen las torturas infligidas hacia los hombres…

A las señoras las sueltan en grupos pequeños con la condición de que no hablen nada, si dicen algo no soltarán a los hombres… (Hay alta indignación y rabia de la señora a quien estamos atendiendo, tiene un golpe el cuello a la altura de su nuca).

En medio de la gente, cuando les decimos la impresión de que en la ciudad tienen la apreciación de que ellos están yendo con armas, un señor (de al menos unos 50 años), en qhichwa nos dice, “a nosotros nos están agarrado, ‘Chapareño es’, nos empujan y nos sacan fotos con sus armas, luego dicen que tenemos armas. Si armas hubiéramos tenido, también habría bajas de los policías, ¡¿cuáles armas?!” (llora de indignación).

Nosotras lloramos con él porque sabemos, sentimos que no hay mentira en sus palabras, la gente a su alrededor contiene el llanto y reclama justicia…

Otro señor nos pide relatar lo que ha vivido, un señor de 60 años (más o menos), le decimos que lo manifieste en qhichwa, que no hay problema.

El nos cuenta lo que pasó pues estaba en primera fila, entre las primeras personas donde habían niñas, adolescentes y mujeres (transcribiremos y traduciremos todo lo que hemos documentado en otro momento), inicia desmintiendo que hayan querido entrar a Cochabamba a tomar sus calles. Denuncia su indignación del cómo han quemado su Wiphala (“Wiphalay” nos dice), el cómo están tratando a las mujeres de pollera. Nos dice que son testigos del cómo las han pateado y les hicieron quitar sus polleras a las mujeres, ellos sienten que los han estudiado por completo, porque eso de que hayan encontrado dineros no es verdad, y si fuera así como dicen, “¿acaso moriríamos por 50bs?”, nos duele porque nuestros hijos están dentro de los militares y policías…

Así los relatos y el llanto de la gente se hacen oír…
Buscamos un lugar para resguardar los medicamentos, hay un grupo de jóvenes de Sacaba (a quienes no pudimos contactar porque estaban atendiendo y/o acompañando a heridos en los hospitales de Quintanilla y Viedman) que también se han organizado para apoyar a la gente herida, una vez acordado el lugar vamos en grupo llevando los medicamentos, nos acompaña el contacto de uno de estos jóvenes para conocer el espacio, y vemos que la solidaridad de la gente de Sacaba se transmite en las calles, están llegando con sopitas calientes en trufis. También hay denuncias de que no les están dejando entrar a Sacaba con las frazadas (el frio encrudeció mucho más) y los abrigos que estaban llevando al puente de Huayllani.

Saben bien que yo no apoyaría a un gobierno con las políticas implementadas del Evo Morales, NO, pero la viejita que lloraba entre las personas que se aglutinaban para tener calor decía en quechua “nunca nos hubiera ocurrido esta desgracia (refiriéndose a los muertos) cuando estábamos con el ‘tata Evo’”.

Compañerxs, hemos constatado el nivel de atropello a los derechos humanos de las personas que, por “x” o “y” motivos, decidan protestar. Si la gente urbana, “gente educada” y ferviente a un credo basado en biblias tienen la filosofía del celebrar el dolor ajeno, son simples ignorantes.

Ojo, un dato curioso: entre la gente que circula anoche habían personas que tenían la bandera tricolor flameando en la manos de quienes buscaban apoyar, sin sentir miedo, sin sentirse apartados, buscaban apoyar y era “ninguneado”. Yo me pregunto, ¿Si aquí en la ciudad yo portara una wiphala…?, realmente me sentiría con miedo… Me enferma la actitud urbana.

Por: Alejandra Escobar
Ciudadana Cochabambina de Bolivia
Doy fe de todo cuanto digo en todo este escrito es real, estuve presente junto a otrxs compañerxs urbanxs -15 personas en total- de Cochabamba quienes nos dimos cita para ir al lugar de los hechos.

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