Cuando un hombre sabe cómo cumplir con su deber, tiene una vida fecunda y es querido por quienes le rodean,.. Es un hombre que convoca a pesar del tiempo y que inspira…
Salí temprano de la Oficina rumbo al cementerio para rendir tributo al Comandante del Ejército Rebelde Julio Camacho Aguilera. Salimos en la moto de un compañero de trabajo y al llegar, no pudimos avanzar mucho hacia dentro. Agradecida por el “adelanto”, continué el trayecto a pie hacia la capilla, donde se veían compañeros alrededor. Al acercarme, estaba un grupo grande de combatientes, oficiales de las Fuerzas Armadas, agradecidos en nombre de otros que no pudieron asistir…estaba la familia allí…
…..y entre ellos Gina, la compañera de todas las batallas y de su vida, la misma a quien escribió el 12 de enero de 1957 “déjame cumplir ahora con Cuba que también cumpliré con ustedes”. Ella estaba allí, linda como desde el primer día que se vieron, que decidieron unirse, linda como cada mañana para la lucha cotidiana de dos revolucionarios que entregaron su vida para ayudar al pueblo. Por eso todos los lugares donde estuvo Camacho, es recordado con mucho cariño. Por eso en Pinar, escribía una colega hace unos días, “es un Dios”…pero no por divino, sino porque fue justo, compartió todo, impulsó la provincia, construyó hospitales, escuelas, sacó adelante su agricultura, defendió a Guanahacabibes de todo…. Enseñó y aprendió del pueblo. Su lealtad a la Revolución, a Fidel, a su patria, siempre estuvo en lo más alto de sus ideas y en lo más hondo de sus afectos. Un hombre bueno. Un hombre de verdad, valiente y resuelto, recto y de Partido, sensible y resistente. Un profesor me decía que no había que estar tristes por su muerte, pues sobrevivió 66 años a Ventura….y así fue: resistió la tortura de uno de los más terribles esbirros de la tiranía de Fulgencio Batista, no delató a ninguno de sus compañeros, y siguió peleando luego…y vio el triunfo…y fundó.
En todo eso iba pensando cuando mandaron a detener el cortejo fúnebre que iba hasta el Panteón de las Fuerzas Armadas Revolucionarias… y allí estaba la máxima dirección del país….estaba Raúl…para rendir tributo al compañero de tantos años, al centenario Comandante del Ejército Rebelde. El himno, las salvas, las palabras de Machado Ventura, las flores blancas….todos estábamos en silencio, conmovidos.
Y en mi mente, mientras me acercaba a colocar la flor allí, una estrofa del poema que escribió al dorso de un sobre en el año 1956, y que tituló “Sacrificio”: Patria, con sangre y dolor/ se dibuja tu figura/ en la infinita amargura/ del que se abraza a tu amor.
Le abrazamos, Camacho, una y cien veces, por cada año de su vida abrazado a la patria.
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