martes, 4 de junio de 2013

Esas cosas de César......

Esas son las cosas de mi tutor....de un periodista siempre de filas, como su tío abuelo Raúl Gómez García.........
Me ha regalado sus letras para este humildísimo blog y ahora tengo el placer de compartir sus añoranzas....

Escuchando a Correa

Magia en la voz, con ese mínimo canto del ecuatoriano, del latinoamericano cosmopolita y culto que es. Brillo singular en la mirada, que recuerda la contemplación del enamorado en su primera luna de miel (¿y acaso no lo es?). Firmeza, eso sí, en las palabras, tiernas descubridoras de las aún más firmes convicciones, y del placer de haber cumplido. Podía callar, enmudecer para siempre, porque “la mejor manera de decir es hacer”. Y Rafael Correa lo sabe: lo ha hecho, y lo ha hecho bien.
Sin leer, porque no lo necesita. Así de genuina y prolija es su oratoria, Correa penetra en el público y lo conmueve. En esta, su noche de fiesta, del 24 de mayo de 2013, en la toma de posesión, en el acto de re-poseer lo que el pueblo volvió a entregarle, Telesur descubre lo evidente. Los primeros planos son una avenida a la verdad. Los rostros de los líderes latinoamericanos y mundiales, de los políticos y otras personalidades ecuatorianas presentes, parecen un mapa abierto. Unos asienten con ojos y sonrisas sinceras, otros bajan un poco la cabeza, como mirándose por dentro… y no ven nada.
Escuchar y ver a Correa, como a Chávez, como a Evo, como a Nicolás… es un premio a las ideas y a las luchas revolucionarias de estos tiempos.
Pero, escuchándolo y viéndolo desde Cuba, suscita también una sensación de inmensa nostalgia, y no es la primera vez. Cómo se extraña, ¡coño! a nuestro gigante, a aquel que vibra en la montaña. Al corcel triunfador de todas las batallas, barbudo alazán de palabra mágica, mirada firme, e ideas como huracanes.
Por ahí anda, en su retiro activo, nuestro caballo viejo, pero difícilmente cansado, nuestro Quijote convaleciente de tantos molinos sacudidos… Ya hoy sabemos que fue absuelto por la historia, y que ni la CIA ni la muerte pudieron llevárselo todas las veces que lo intentaron. Se irá cuando él mismo quiera, y se quedará siempre.
Pero se extraña… Vuelan los recuerdos… Yo era un niño, mas no olvido a mi padre frente al televisor, diciendo con toda Cuba: “silencio, que ya va a empezar”. Y Cuba entera, el mundo bueno callaba para escuchar a Fidel… tan seguro, a los yanquis darles duro. Y explicarnos una y mil veces, hasta con el último hilo de aquella voz única, cada detalle de lo que íbamos a hacer con él: escuelas, zafras, misiones solidarias, policlínicos, batallas internacionales… o lo que debíamos deshacer juntos: entuertos, agresiones, traiciones, derrotas temporales, campañas enemigas…
Horas y horas de pie, apenas sin tomar agua, bajo el sol y enormes aguaceros que crujían en el asfalto de la Plaza, hasta llegar a aquel ¡Patria o Muerte! Con el que vencía y convencía una y otra vez.
Pocos describieron mejor su oratoria y su arte para conversar que Gabriel García Márquez:
"Empieza siempre con voz casi inaudible, con un rumbo incierto, pero aprovecha cualquier destello para ir ganando terreno, palmo a palmo hasta que da una especie de zarpazo y se apodera de la audiencia. Es la inspiración, el estado de gracia irresistible y deslumbrante, que sólo niegan quienes no han tenido la gloria de vivirlo (…) Tiene un idioma para cada ocasión y un modo distinto de persuasión según los distintos interlocutores. Sabe situarse en el nivel de cada uno y dispone de una información vasta y variada que le permite moverse con facilidad en cualquier medio. Una cosa se sabe con seguridad: esté donde esté, como esté y con quien esté, Fidel Castro está allí para ganar”.
Un amigo genio (un genio nombrado por Fidel), el periodista Guillermo Cabrera, murió demasiado temprano para poder cumplir uno de los tantos sueños que tenía: recoger en un volumen la poética en la oratoria de Fidel Castro. Una tarde habanera, Guille me puso decenas de ejemplos. “Cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla” es uno de esos muchos arranques poéticos del Comandante de Cuba.
Fidel está ahí, aunque por momentos nos invada el vacío que deja su estela. A veces parece darse cuenta y nuestro gigante nos sorprende con su lógica guerrillera, que es la más ilógica de todas las lógicas.
La más reciente de sus sorpresas fue este sábado 25: “Querido Rafael, te felicito por tu valiente discurso de hoy y la gran autoridad moral y política con que asumes de nuevo la presidencia de Ecuador…”, publicó enseguida la prensa, porque cada palabra de Fidel Castro sigue siendo noticia mundial.
La historia, se afirma, pone siempre las cosas en su sitio. Pero la historia se escribe a veces con enrevesada y lenta caligrafía. Honor a quien honor merece hoy, para mañana ojalá falte mucho tiempo.
Hace una semana yo estaba escuchando a Correa… y de pronto pensé en Fidel.
César Gómez Chacón


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