viernes, 20 de noviembre de 2015

Jugar más

En medio de una de las pausas finales de la Mesa Redonda, le dije ayer a Anglada: "No estoy de acuerdo contigo. Disfrutamos demasiado el segundo lugar del Primer Clásico como para pensar que fue lo peor que le ha pasado a la pelota cubana". Sonriente y apurado antes de que acabara el tiempo, me dijo: "Claro, hubiéramos sido hasta campeones y también lo disfruté mucho, pero lo malo vino después". 
Hubiera querido debatir más ese tema, pero el tiempo ya acababa, Randy despedía y aquello se nos quedó como comentario tras bambalinas... Luego vino otro debate riquísimo que siempre se tiene fuera de cámara, con un manager ganador y espectacular atleta como él... Allí comentamos y conversamos otro rato algunos de los presentes.
El segundo lugar del Primer Clásico de Béisbol fue la coronación o el reconocimiento de una etapa de nuestra poelota en la que desarrollamos atletas y un campeonato con capacidades y aptitudes para enfrentarse con decoro a sus rivales. Negar eso, sería negar parte de la historia de nuestro deporte nacional. Lo que vino después, eso de creernos "lo más grande de la vida" por ese resultado, fue el error de los que se sintieron aliviados, seguros, y no quisieron reconocer los problemas que poco a poco se entronizaron en la práctica de nuestra pelota en todas sus categorías, como consecuencias de carencias económicas y estancamiento de conceptos del desarrollo deportivo. 
Hace par de décadas nuestro béisbol padece, carece, decrece.... 
Los resultados más duros los tenemos ahora, como consecuencia ya inevitable de la etapa difícil que vivimos los cubanos, pero la solución es nuestra y será otro proceso que aún no echa a andar.
Hay que buscar otra liga, otra estructura, donde se concentre la calidad y podamos tener un torneo que sea un verdadero espectáculo. Dieciséis equipos lucen hoy demasiado, aunque en otro momento jugaban mejor béisbol que ahora y no pesaba tanto la cantidad. 
Llegar a la Serie Nacional sin el ABC del béisbol no es "culpa" de la ausencia de grandes peloteros que juegan en otras ligas -aunque ello pese-, sino del mal trabajo que hacemos en la base, de la falta de rigor en los entrenamientos, del propio relajamiento que viven algunos altetas cuando ven que han llegado a un tope -mediocre hoy mismo- y no tiene que esforzarse pues su campeonato élite no lo exige. Es resultado de nuestras propias contradicciones y decisiones incoherentes lo mismo al nombrar que "desnombrar" un manager, o incumplir una medida disciplinaria, o no aplicarla, o no reconocer la historia -o reconocerla demasiado al punto de vivir de ella-, o simplemente  permitir en calma que el asunto se vaya de las manos.
De sobra dicho por los que más saben: hay talento, y si no, revisar los numeritos de los que no juegan en Cuba pero salieron de aquí. 
Lo que le ha pasado a nuestro campeonato es falta de rigor, de disciplina, de exigencia y profesionalidad... y hasta de entusiasmo. 
Sé que se avecinan cambios. Que peloteros nuestros jueguen en otras Ligas puede mejorar nuestro equipo nacional, y no necesariamente nuestra Serie, mientras sigamos llegando al supuesto "primer nivel" con deficiencias técnicas que debimos aprender en la etapa escolar. 
La ciencia en función del deporte hay que actualizarla y aplicarla con rigor. Nos quedamos "fuera del tiempo".
Una nueva estructura en la Serie, aunque implique concentración de la calidad, no debe traducirse en menos pelota. Hay que jugar más. La práctica tiene que multiplicarse y ser más fuerte. Los niños tienen que jugar más, en los combinados deportivos hay que jugar más... Y, claro, el deporte cuesta, pero no  hay otra opción, al menos si queremos invertir el proceso de decrecimiento y no quedar solamente por encima de los últimos seis en el próximo Premier...
Lo probable, lo que todos sabemos, sí: ha bajado el nivel y por eso no podemos hacer más. Pero no por ello conformes;  la fórmula del crecimiento está precisamente en eso: crecer....en pensamiento, en estructura mental y concreta, en ajustarnos al tiempo con nuestas condiciones, y en aceptar que somos parte de un país que hoy mismo se reorganiza para ser más eficiente y ello no se ha manifestado de la misma manera en el deporte. Es un proceso, lo sé, y las intenciones están, la estrategia también... pero para implementarla hay que multiplicarse, olvidar el individualismo, entregarse no solo a las "grandes causas" sino también a las cotidianas que tiene lugar cada día en un "beisbolito", para hacer crecer un deporte colectivo con el reconocimiento que merece.
Un vecino me decía: "Por eso veo el fútbol. Aunque pierda mi equipo, no cojo tanta lucha porque al final no vivo ahí. Con la pelota ya estoy demasiado desencantado y es mejor refrescar con otra cosa".  No hay desidia en ese comentario ni sustitución absoluta de un deporte por otro. Es inequívocamente reflejo de frustación. 
Porque hablar de pelota en Cuba no es solo hablar de un juego hermoso, feliz y nacional, sino de parte de nuestro patrimonio intangible y que será en las buenas y en las malas, siempre el motivo de la alegría o el dolor del aficionado que nunca le  abandona.

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