jueves, 3 de diciembre de 2015

A dónde vamos a parar….?



No…no es que esté cantando a Marco Antonio Solís…….: estaba pensando en la pelota, en la Serie Nacional –nuestro espectáculo deportivo más importante y uno de los espacios culturales más legitimados de la nación- que va por un camino incierto.
Hace unos años ya nuestra pelota sufre las consecuencias de un proceso signado por carencias económicas, crisis de valores así como desacertada y/o inconsecuente dirección.
Si a ello se suma los peloteros que causan baja, se van de Cuba para jugar a otras ligas –ya sea de manera individual y espontánea, o por contratos convenidos por el INDER-, la falta de implementos y la escasez de una base sólida de entrenadores y juegos para todas las categorías… ¿qué quedará para lo que se supone sea el primer nivel de nuestro béisbol?
La contratación sería una solución para convocar luego a esos peloteros a jugar por el equipo Cuba, y su nivel sea mayor; pero no necesariamente beneficia nuestra Serie. -y no veo que tampoco al equipo Cuba si ellas se basan en resolver un problema económico del atleta y no en elevar su nivel, porque no creo que ello se logre en Colombia o cualquier sitio raro para el cual contar con cubano es un privilegio y para el cubano simplemente es más de lo mismo-. Las contrataciones deben hacerse en ligas donde realmente nuestros peloteros se superen, al menos a los futuros y posibles integrantes de un equipo nacional. 
¿Cuál es el costo para nuestra Serie el hecho de que no siempre estén en ella a tiempo completo sus mejores figuras? ¿Para qué quedará nuestro mayor espectáculo: escuela formadora de peloteros para exportar? Y si así fuera, ni siquiera hoy mismo es buena escuela, por las deficiencias técnicas que exhibimos tristemente. Entrenadores destacados deben estar en la base, y no los descartes que ni fueron buenos en el diamante ni como mentores. El nivel de los nuestros, lo que se debe aprender en edades tempranas, es una deuda que está costando demasiado -sin contar que ciertos padres preparan de manera particular a sus hijos para que brillen no precisamente en un torneo de casa-.
Los tiempos cambiaron, el deporte hoy funciona de otra manera, es profesional básicamente el alto rendimiento…pero no creo que debamos conformamos por ello con tener una Serie mediocre. Hace muchos años, además de lo cubanos que jugaban en Grandes Ligas, había muchos otros que aquí brillaban en excelentes series amateur o profesionales…había buen béisbol en Cuba, amén de las luminarias que lo hacían fuera.
El rendimiento de los que se miden en ligas foráneas muestra el talento del cubano para la pelota; pero su aumento de nivel en esas lides también denota que el fallo está en nuestro sistema deportivo-competitivo, que ha envejecido su metodología o enquistado “el secreto” de ganar solo con lo bien ajustado que tenga el cinturón el atleta. Y si a esas fuéramos, habría hasta que hacer nuevos cintos… Hoy día, no se juega solo a corazón. Se trata, claramente, de nivel de juego, excelencia técnica, disciplina, habilidades depuradas y, por supuesto, pasión.
Y la pasión que desborda el béisbol en los cubanos, su rica historia, merecen mucha más atención, o el aclamado cambio que lleva inversión, multiplicación de espacios de juego, para revivir el placer del béisbol de serie nacional que hoy a duras penas sostiene su categoría de primer nivel, pero que abandonarlo y negar su importancia sería demasiado costoso –ojo-para nuestra cultura.
Sigo creyendo lo mismo: hay que jugar más.
Esperemos la segunda fase reforzada de la 55...

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