lunes, 11 de enero de 2016

Ernesto, un hombre de veras...



Hoy que el profe Vera no está, pues tomo prestadas las palabras de Guille, pues él es de las personas que están aunque no estén... Y reproduzco parte de un mensaje en el que el Genio hablaba de su amigo "Ernesto, un hombre de veras", mientras disfrutaban del hallazgo histórico y la complicidad de colegas verdaderos....Allí en el Instituto que vio nacer tantas ideas y luces....en aquella oficina que fue aula para muchos de nosotros....

"Lunes 11 de junio de 2007
 No recuerdo si estabas en la oficina cuando Ernesto Vera vino con la noticia del hallazgo, que se lo trajo el hijo del jefe de redacción de La Calle. Pero mucho más, está inédito un libro que él dejó escrito en 1989 sobre la historia del periódico La calle y todas las publicaciones al triunfo de la Revolución. Salvo un capítulo donde narra su visita a Corea, China y otro lao más, el libro está completo. (...)
Pronto tendremos otro libro y este capítulo, que le falta a Fidel periodista será incorporado al libro completo, ahora ya estamos en posibilidad de volver a hacer la fuerza para imprimirlo, porque estaría más completo (...)
Nada, chica, ese artículo nació ahí en la oficina en la voz de Vera y fuimos los primeros lectores del texto príncipe. En La palabra empeñada, Heberto dice que el periódico no fue impreso, que los esbirros llegaron y arrasaron con el taller y el artículo estaba en plomo. Ahora resulta que los esbirros, por la historia del hombre testigo excepcional, se llevaron los paquetes del periódico recién tirado y ese ejemplar lo tenia él encima de la mesa porque lo estaba revisando. También algunos voceadores lograron escapar con algunos ejemplares que se volvieron súper especiales.
Así es la historia, según lo recoge la Empresa Constructora de Obras Artísticas, anexa al patrimonio de Daily26
El subsoldado cabrera


                                                                                                                                   Martes 12 de junio de 2007

ECOA,
Es decir, quise decirte que ya tu sabias que Vera tenia un “palo periodístico” en las manos y como siempre estás aunque no estés, pues pensé que estabas aunque no estabas..
La historia es asi, Heberto llegó hasta ese dato y con toda certeza era el más actualizado, y luego viene uno y le demuestra que no; y más adelante otro le precisa que el asalto no fue a las diez de la mañana, sino a las diez y cuarto, y otro más allá descubre que Pichirilo reconoció al hijo que no era suyo y desconoció al que si lo era, para crear otro silogismo histórico que hacerle la vida entretenida a las historiadores.
Quintana en vida aspiraba a dar “su palo periodistico” con la publicación del libro donde tiene cosas verdaderamente inéditas. Y se fue a la tumba fría de manera inédita porque nadie se enteró ni sabían a quién enterraban porque Vera estaba en México que era su amigo de esos tiempos. Él era director de La Calle al triunfo de la Revolución porque su director original ya estaba trabajando con un tal Castro; y a él lo sustituyó un tal Ernesto, un hombre de Veras.
El hijo no tiene nada que ver con el periodismo y guardó como buen hijo las cosas de su buen padre hasta que un día llamó al de veras amigo de su padre, le habló de los papeles del viejo y el otro viejo le dijo: Tráemelos aquí al Instituto Internacional de Periodismo, en G y 21” y así mismitico fue.
Terminada la conversación que tuvo como escenario el portal, Vera vino todo nervioso a decirme que tenía en sus manos el ejemplar desaparecido. Entonces tuvimos la primicia – él y yo – de leerlo completito y saltar de alegría cuando el tipo dice que si acusan a su hermano lo acusan a él, ahí todo guapito y echaíto palante como suele ser el susodicho ciudadano en reposo activo.
Vera ahora termina de leer lo que puede leer y me lo pasa para que yo lo lea (y tú también) y se lo damos a Thais para que lo meta en comp, y salir a buscar el editor y el impresor.
(...)
sabes que tengo la mala costumbre de jugar con las palabras y no me gusta repetirme por gusto, porque te encasillas. (...) al rehacer la vida de las grandes personas, construyes almas y das alma a nuestras ideas, porque son los espectros queridos quienes más impulsan a seguir.


G


 

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