Aunque sé que resultan necesarios, nunca he resistido los diagnósticos. En eso ML, mi niño, salió a mí. No quiere que nadie lo evalúe, no le gusta la composición grupo de prueba…lo asimila en forma de pelotón de fusilamiento y se pone en modo piso, perreta mayor, y “ni te me acerques”… es una sensibilidad para percibir muy aguda, diferente y reacciona ante lo que no quiere de la manera que puede. En mi caso, creo que he aprendido a manejar diagnósticos, desde los médicos, hasta los de inicio de curso para ver qué recuerdas del año anterior… Pero sin dudas, el que más trabajo me cuesta asimilar es el de ML, o los que debe vivir ML. Todos reaccionamos ante lo que no nos gusta, lo evadimos o lo enfrentamos…es una decisión personal, o como en el caso de ML: una reacción personal. Y si algo tiene ML, es carácter para reaccionar cuando le exigimos algo que no le gusta.
“He visto niños así y más intensos aún. Tranquilos, papás, él lo va solucionando a medida que madure. Hay que trabajar conducta…y para ello deben…..” Ella es nuestra segunda siquiatra, una especie de reencarnación feliz y esperanzadora de la primera que tuvimos que desgraciadamente no está ya entre nosotros. Ella, paciente y amiga, y sicóloga nuestra también, compartió criterios, mantuvo tratamiento y valoró lo mismo de siempre de ML: “él tiene un Trastorno en el Neurodesarrollo que ahora clasifica como trastorno del lenguaje y la comunicación, y hay que valorar que también le acompañe otro…pero hasta este momento, no podemos valorarlo como autista… quizás sea un TDAH, pero no hay que apurarse en el diagnóstico….es un niño y va a crecer y lo que hay que hacer es ayudarlo, no importa la etiqueta”. Una especialista de lujo….de las de para siempre, por supuesto.
“Hay que modular conducta, hay que modular conducta, él es muy fuerte”, ha sido siempre el consejo, y hasta el regaño para nosotros de Y, su maestra de la escuela especial de lenguaje. Llegamos allí después de naufragar en dos círculos infantiles con incomprensiones mediante; después de explotar ante el antidiagnóstico de un CDO que desde la primera perreta ya aspiraba a que asumiéramos una Discapacidad Intelectual (DI), sin más ni más, sin esforzarse un poco más; y llegar al Ministerio y nos atendiera, por suerte, otra persona especial que nos puso en el camino correcto a pesar de nuestra resistencia: vayan a esta escuela y no se van a arrepentir. Así fue. Y, como logopeda -y parte de un centro de maestros preciosos, con las mismas necesidades materiales que los otros a causa de la situación de nuestro país bloqueado, pero donde tienen bien clara su misión-, en un curso le rompió el silencio, le enseñó cada sonido del alfabeto, se los automatizó y lo llevó para preescolar leyendo, comparando números y haciendo algunas sumas sencillas…. Ella nos trajo la voz de ML hecha palabras, deseos, “te quieros” y “eso no”… -y ya él va hasta por el diccionario del barrio-. Por eso Y es de la casa…y es de las que, aunque ML no esté ya en aquella escuela, está pendiente de él, y ríe y llora con nosotros todos los días. Ella también tuvo que explorar a ML, diagnosticar su nivel de retraso en el lenguaje, y sentarnos a nosotros, sus padres, a concientizar una realidad que no queríamos asumir…y también nos regañó y nos enseñó a confiar a en todo lo que podía lograrse. Ella lo hizo. Y lo hace.
A veces hay personas que piensan que diagnosticar es fácil, y quieren diagnósticos para ya, con urgencia, de inmediato y sin diagnósticos no pueden actuar, aunque la realidad que tienen ante sus ojos lo único que les pida es un poco más de atención y de amor, flexibilidad y conexión. Los médicos, nuestros especialistas que estudian y van a la vanguardia en estos temas, cada vez se demoran más tiempo para “etiquetar”, pues saben que si bien es necesario tener referencias para poder encauzar mejor el apoyo, no se puede definir en una o dos sesiones un proceso que en el cerebro de un niño puede durar mucho más tiempo….y ya sabemos que del cerebro –único de cada quien- hay todavía mucho que aprender. Ellos apuestan por ayudar, observar y valorar respetando ritmos y validando la diversidad.
Sin embargo, esta manera tan humana y alentadora de valorar el neurodesarrollo de los niños, tan enfocada en el progreso y los pequeños logros, no solo en metas o en plazos, se contrapone al ámbito escolar. No van de la mano. La escuela no flexibiliza ni ajusta horarios de atención para los pequeños que llegan desde escuelas especiales de lenguaje, como la de ML, sin diagnóstico del CDO; aunque la doctora, la especialista justamente en ello, plantee que no hay necesidad de explicar nada más todavía, pues hay posibilidades –incluso- de no tener que diagnosticar nada más. Entonces ello orbita en torno a la tranquilidad del niño, a su derecho no solo de estar por estar, sino de ser comprendido… sin estropear su motivación –que por demás, es difícil de lograr-. Hay que conectar, en estos casos, más que juzgar....pero me luce que eso es algo difícil.
ML tiene buena memoria. No resistió entonces ni resiste ahora la composición de grupo –o pelotón de fusilamiento, es su percepción- que recuerda de las veces anteriores….y no se deja evaluar ni en el ABC, ni en el JKL… Por tanto, no tiene diagnóstico del CDO, casualmente el mismo donde una vez otras personas quisieron diagnosticarlo con DI… Con toda la trayectoria “diagnostical”, parece que no tiene el “más” importante actualizado…. Y al no tenerlo, obvio: ML Desaprobado…desde septiembre es una advertencia oral y escrita que pende sobre su cabeza como espada de Damocles. No importa que lea, haga algunas cuentas, o escriba en la casa a mano alzada con pinceles y en letra de molde, que le encante jugar a la pelota y saltar y correr sin mermar energías….en la escuela él no se ajusta al plan…. Y el plan solo se ajustará a él cuando el CDO decida ir a la escuela a intentar evaluarlo en un ámbito –como les sugerimos los padres de ML en el fracaso más reciente de ABC- más favorable para un “diagnóstico” apegado a la realidad …cosa que inexplicablemente no acaba de suceder.
Todo no puede funcionar sobre la base de escritos, actas, informes, papeles, reuniones y firmas. No se trata de llegar a acuerdos que se cumplen a medias y de tener respaldos documentales para salvar responsabilidades. Lo único que hay que salvar, por encima de todo, es el tiempo y la sonrisa de un niño; potenciar su capacidad y su inteligencia, para compensar los rezagos que su inmadurez cerebral superará con la práctica diaria, a su ritmo. Haga cada cual la parte que le toca y la obra será invencible. Las tensiones humanas entre partes, las incomprensiones y la sensación de soledad o no poder más, no caben nunca en el espacio que debe ocupar la felicidad de nuestro futuro…
No escribo para likes. La fama más linda es la que vive una dentro de casa con su familia, viendo a sus hijos, sin tener que andar tratando asuntos tan delicados como lacerantes para cualquiera que viva esta realidad. Intento visibilizar otras vidas que ahora mismo también pueden estar sufriendo el proceso de inserción escolar más de lo que toca, y que forman parte del drama humano que- como escribiera ayer la entrañable Katiuska Blanco-, era una obsesión de Fidel solucionarlo, sobre todo el de los seres sencillos, los que vemos solo en una Revolución como esta, la oportunidad de ser tratados como merecemos….y ese drama humano, compañeros, está por encima de cualquier diagnóstico.
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