Es como para mandarse a correr....De repente te ves envuelta en una historia relinda, y de momento, estás en el ojo del mismísimo tornado....Así, mientras espero el helicóptero que me salve o el viento que me arremoline hasta el final, creo que tendré tiempo de dejar dicho algo..pa que conste...(Verdades muy mías así como para impresionar al palomo más pinto, o como para morir como la hoja amarilla que se dobla tercamente so pena de deshacerse.....)
He vuelto a sentir el saltico en la boca del estómago.....el que no te da por hambre, sino que te la quita; el que regresa con los versitos de la secundaria y luego te deprime con un bolero cursi de Luis Miguel; el único que te enseña que, en el caso de los besos, robar es mejor que pedir...y el que te despide así, como se despide a cualquier amigo y luego recuerdas que te quedaste con la mente tonta en blanco, y la horrible sensación de que pudiste hacer más....
Estoy sentada sobre el miedo de correr....Quiero correr....Dicen que los valientes lo hacen palante.....
Deja ver, cuando me pare, pa dónde cojo yo....
"No hay final. Siempre hay comienzos. Como decia el Che: hay gente que tiene ´su más allá´ en el pueblo y que nacen, que nacen siempre..."
miércoles, 28 de agosto de 2013
martes, 27 de agosto de 2013
Poliana, por si el tiempo falta…
Amanecía solo para los que podían ver profundo, porque los
que solo tenían ojos lisos en la cara ya nada podían divisar. Estos últimos creyeron
que el sueño de la generación se tambaleaba cuando no vieron color en la pared que
creyeron haber pintado de rojo. Pero había que amanecer y volar y ver más allá
para poder tener fuerzas y seguir.
Poliana caminó lo más rápido que pudo, y otra vez no llegó a
tiempo… O sí llegó, pero la sensación de tardanza inundaba su alrededor. Tarde
era para arreglar el viejo reloj de la plaza, que se adelantaba con gran
velocidad como si quisiera vivir un tiempo mejor. Llegar tarde, siempre era
tarde: lo mismo para amar, que para comer, que para protestar, que para llegar
a la escuela, que para arreglar todo lo mal hecho. Y Poliana insistía en que
había tiempo, que tiempo era lo que sobraba, que todo no podía ser de un tirón,
pero pordía ser...
El día que iba a hablar en público sobre el tema, llegó
tarde por el transporte, la gente esperó una hora –como de costumbre- pero se
fue, la seriedad pasó a ser burlada por expresiones de “sabía que sería así”….Y entonces Poliana
decidió colocar en el punto más alto de su ciudad, una bandera y un gigantesco cartel
en blanco.
Todos se acercaron. Unos llegaron más temprano; otros, más
tarde; cada quien a su ritmo y con sus ganas. Los invitó a subir, a llenar el espacio, a formar parte otra vez a unos, a
reactivarse a otros, o a pertenecer para siempre a todos. Cada quien dibujó su
mundo y el resultado final fue un gran collage de realidades que decidieron,
desde ese día, marchar juntas otra vez. Sin importar el tiempo que llevase, sin
importar premuras o demoras. Solo contaba el afán de mejorar y de ser felices.
Y allí estuvo, en el punto más alto de la ciudad, dibujada la vida de todos, ondeando y desafiando al viento.....y viviendo las horas de un tiempo disímil y común...
lunes, 26 de agosto de 2013
Para Cristina...por los abuelos......
Primavera
El silencio era
demasiado para ser las diez de la mañana de un domingo en casa. La verdad es
que molestaba y hasta obligaba a despertarse. Ni los gallos querían cantar, ni
los perros ladrar, ni la cafetera colar, ni el sol filtrarse por la ventana. La
culpa se la echaron primero a la nube que se enseñoreaba como si fuera la dueña
del pedacito de cielo que le tocaba a Consolación. Pero luego se dieron cuenta
de que no, que nada tenía que ver el agua condensada con aquella atmósfera tan
cerrada que inundaba cada rincón de la casa, a pesar de ser primavera. Carlitos
y Amanda decidieron levantarse entonces y dejar el remoloneo para un día entre
semana, pues los sábados y los domingos había que aprovecharlos al máximo.
Aquel silencio tan
extraño se había quedado cuidando el sueño de los niños, porque papá Luisito y
mamá Tamara habían tenido que salir urgente. Los domingos siempre iban de feria
con tía Cuca y, al parecer, esta vez abuela Gladys había decidido acompañarlos
en lugar de quedarse; que los niños majaderos siempre le tocan a ella, que
nunca sale de estas cuatro paredes y que solo se quita el delantal para bañarse
y dormir. Abuelo Ramón era blanco de fuertes responsos también porque mandarlo
a la panadería era un dolor de cabeza, que siempre estaba pellizcando el pan y
no había uno que llegara intacto a la casa. Y cuando le daba por comérselo
escondido en la cocina, de madrugada, mojado con la salsita del pollo, no tenía
para cuándo acabar ni para cuándo barrer el reguero que lo delataba al
amanecer. Seguramente era el abuelo quien esta vez tenía que hacerse cargo de
los niños luego de la ya pronosticada rebelión de la abuela. “Mejor”- pensaron-
porque él los dejaba andar sin zapatos y saltar encima de las camas.
Poco después de la
correspondiente y habitual guerra matutina de las almohadas, salieron descalzos
para el cuarto de abuelo Ramón y así recordarle que él era el elegido de la
mañana. Carlitos ya tenía una tripa protestando y, si se demoraba un poco más,
pronto tendría un concierto desesperante. Que por suerte no era Amanda la que
tenía aquella sensación, que si no, le daba por chillar y era demasiado
temprano para comenzar, teniendo en cuenta que los domingos son el día que la
gente escoge para dormir un poco más. Aunque abuelo no era muy buen cocinero,
la mañana prometía ser encantadora y muy revuelta con las ocurrencias suyas.
Revisaron la
cocina….todo estaba intacto. Pasaron por la sala y ni rastro de las andanzas
clandestinas del abuelo con el pan. Llegaron al cuarto de “papi” –que así le
decían al abuelo cuando querían comprar melcocha o pasear en el carrito de los
caballos- y el usual revoltijo de sábanas les indicó que debía andar cerca el
muy pillo; además, porque se le habían quedado los espejuelos. Claro, que no debió
dejarlos solos, que tenía que haberles dicho que saldría para ellos estar
preparados en caso de una “invasión” del hogar por parte de Maruca, la vecina
que aparece como por arte de magia en el sitio menos esperado y en el momento
menos indicado. Que ya en más de una ocasión mamá Tamara había comentado a
media voz que ella no entendía cómo se las arreglaba Maruca para ser tan
desatinada.
Algo, de pronto,
puso a los niños en guardia: por la ventana abierta del cuarto de los abuelos,
que daba precisamente a la casa de la vecina en cuestión, unos ojos grandes y
más negros que un gato de los que dicen los viejos que dan mala suerte, estaban
clavados en la casa. Era Mary, o Maruqui, o Maruquita…en fin, el “enemigo” que
averiguaba hasta el color de las chancletas de baño de tío del primo de la
bisabuela del cuñado de los nuevos inquilinos de la casa de la esquina. Pero
bueno, qué se le va a hacer.
Decía la abuela
que en cada barrio, para que sea un barrio, tenía que haber una persona
encargada de esos asuntos, que siempre había sido así y que no por eso
significaba que fuese de mal corazón; que a Maruca solo le gustaba saber porque
su curiosidad era más grande que la de cualquier persona normal, que ella era
especial y que no hacía daño a nadie con sus investigaciones.
De todas formas,
eso de no hacer daño a Carlitos y Amanda no les convencía; que nunca olvidaron
aquel fatídico día en que se pelearon por un mango del patio del vecino Lazo
que había caído en la calle del fondo, y a las menos cuarto ya estaba Maruca
diciéndoselo a la gente de la casa; que el castigo duró mucho y que se
perdieron tres películas esa semana por su culpa…
Pues bien, allí
estaba ella, mirando por la ventana. Y parece que vio alguna cabecita moverse,
ya que enseguida le dio por estirar el pescuezo como quien busca algo. Al piso
se tiraron los niños y, por un momento, su prioridad fue esconderse de quien
pretendía saberlo todo. El frío del cemento pulido se les pegaba en las caras y
en esas condiciones adversas comenzaron a planear cómo cerrar la ventana sin
que pareciera una descortesía con la
Maruca.
-Eso tendré que
hacerlo yo, que para eso soy el varón, y los hombres siempre tenemos que hacer
las tareas más difíciles.
-Tú como
siempre…Yo también voy a actuar. No te creas que porque estás en la secundaria
y ya eres un adol….adole….
-“Adolescente”,
Amanda…
- Eso mismo que
dice mamá, y que es una edad compleja y tiqui-tiqui tiqui-tiqui, voy a permitir
que me dejes fuera por ser hembrita y estar en cuarto grado. ¿Oíste?
-Mira, Amanda, tú
siempre me sales con lo mismo y terminamos fajados. Esta vez no podemos
fallar…Hay que averiguar por qué estamos solos en la casa sin que Maruca lo
sepa, porque enseguida va a querer preguntar, o querrá venir a prepararnos
algo…en fin. Hay que evitar su intervención en nuestros asuntos o nos echará
perder la mañana de diversión con papi.
-¡Ni me lo digas!
Creo que estaría todo el día con dolor de cabeza o con ganas da gritar bien
fuerte….
-Por eso tienes
que dejarte de malcriadeces y hacerme caso hoy……
-Que conste que lo
hago porque hay poco tiempo………….si no….
Pero no habían ni
empezado a ponerse de acuerdo cuando la puerta de la calle se abrió, luego de
un pequeño forcejeo entre llaves y cerrojo.
-¡Al fin, el
abuelo…..!-chilló Amandita.
Pero, cuál no
sería la sorpresa al ver parada en la puerta, con las manos en la cintura al
estilo de los vaqueros, nada menos y nada más que… a Maruca. Su cara estaba
extraña. Los ojos negros tenían una expresión que nunca antes habían visto y
cualquiera diría que no quería averiguar nada.
-Arriba….Que los
vi levantarse y vengo a prepararles el desayuno. Apúrense, que el piso está
frío y se les va a resfriar la garganta. Y después no vas a poder gritar en el
parque, Amandita.
Aquello les cayó
como agua de un manantial helado encima. Se quedaron sin hablar por cinco
minutos, suficientes para salir corriendo, ponerse las chancletas y, con el
pretexto de cambiarse de ropa, planear las preguntas a Maruca; que todo aquello
estaba muy extraño.
-Oiga, Maruca,
¿por qué tiene usted las llaves de mi casa?- preguntó Carlitos.
-Sí… ¿acaso abuelo
Ramón le dijo que nos vigilara hasta que llegara de la panadería, porque seguro
se demoraría con el periódico? ¿O es que también fue a la feria?- dijo Amandita
con la preocupación de que a su abuelo no le gustaba dejar las llaves con
nadie, a menos que fuese algo urgente.
A Maruca ya la
tenían acorralada y con los ojos medio mojados cuando sintieron el ruido del
carro.
-¡Ya llegaron!-
respiró aliviada la vecina.
Mamá Tamara y papá
Luisito entraron a la casa.
-¿Y abuela Gladys
se quedó en la feria?
Las caras de todos
estaban un poco serias….muy serias para el gusto de los niños. Maruca se fue de
la casa y se podía notar que estaba llorando. Nadie podía explicar nada. Abuela
estaba en el policlínico con la presión alta y tía Cuca la estaba cuidando, por
eso no había venido con ellos.
-¿Y papi? ¿También
está con ella?- trató de descartar Carlitos.
Y dos lagrimones
se le salieron sin pedir permiso a papá Luisito, quien se puso medio bravo, y
se lamentó, y se puso las manos en la cabeza y no sabía qué rayos
decir……Entonces Carlitos, que era inteligente y como estaba en la secundaria
era casi un hombrecito que podía captar las malas noticias, se puso de pie y se
fue corriendo al cuarto. A Amanda, que ya tenía los ojitos bien inundados, le
preguntó su papá:
-¿No estamos en
abril?
- Sí, hoy es 7 de
abril. Hace una semana que empezó la primavera y todavía las flores no han
salido como deben. Todavía el sol no está calentando como debe y eso es muy
raro, porque en esta época los calores están aumentando y el sol quema. Papi me
dijo hace poquito que le molestaba que todo estuviese cambiando tanto, que se
le apretaba el pecho cuando veía tan feo el río y que cuando tuviese la menor
oportunidad, se iría a un lugar más lindo. Y me consta que adoraba Consolación
del Sur….pero parece que no es el retraso de la primavera, sino que se le quedó
el invierno en el pecho.
-¿El invierno?
-Sí, Amandita……el
invierno en el pecho….
-Pero él regresa,
papá. Deje que empiece a llegar la primavera de verdad para que a él se le
caliente el pecho y Consolación se ponga lindo. No se podrá resistir.
Mamá Tamara
conversaba bajito con Maruca y se sentían las palabras entrecortadas. Ya había
entendido que algo extraño y triste sucedía, que se le rompía en el pecho un
vaso de cristal y se le clavaban
pedacitos de vidrio.
Despacio fue
caminando al cuarto. La puerta estaba a mitad de camino entre lo abierto y
cerrado, y Carlitos miraba por la ventana para las lomas. Amanda se le paró al
lado, y metió su cabecita en el pecho del hermano. Algo salado le mojó la nariz
y no pudo evitar tampoco humedecerle el pulóver a Carli.
-Ahora abuela
tiene que estar triste, pero nosotros la vamos a ayudar ¿verdad?
- Claaaro…
-susurró Amandita, que parecía haber olvidado los chillidos para siempre,
porque tenía la voz que era un hilito.
-Nos perdimos el
domingo con papi……………..
-No seas bobo,
muchacho. Papi fue a buscar su primavera porque el otoño se le quedó en el
pecho de caprichoso, dice papá. Tú verás
que regresa.
- Tienes que
crecer, Amanda…
-Qué malo es ser
adoles…eso mismo…Yo no quiero crecer si tengo que dejar de creer que papi
regresa. Pero, dime, mi hermanito, ¿de verdad tú dudas que regrese?
Y claro que
regresó. A pesar del tristeza de Carlitos y de muchos otros. Incluso en verano,
otoño e invierno. Por las noches, cuando los ojitos no pueden resistir el peso
de las travesuras de la jornada, hay días en que papi viene y les canta
décimas, y les invita al campo, o a comer masa de puerco frita; y les recuerda
que la primavera es fabulosa, aunque nostálgica, y que no hay nada más lindo
que Consolación, y que cuiden a la abuela mientras él les enseña a otras
personas a sacarse el frío del pecho; que no se preocupen, que de fantasía en
sueño vendrá a verlos…
Y no hay como
compartir con papi en los sueños, donde nadie pelea ni los regaña por andar
descalzos, y donde las camas no se rompen si uno salta sobre ellas, y donde a
nadie le molesta el reguero de pan en el suelo. Parece entonces que todos los
días son domingos… y que siempre es primavera cuando se piensa en el abuelo
Ramón.
domingo, 25 de agosto de 2013
Béisbol y los estudios socioculturales en Cuba: ¿El fin de una larga espera?
El béisbol en Cuba es el deporte nacional. Pudiera pensarse que tal
aseveración es demasiado obvia, pero no lo es.
Muchísimas veces se repite la frase sin tener conciencia o conocimiento del
porqué ese deporte venido desde los Estados Unidos se ha convertido en parte de
nuestra identidad, nació y creció junto a nuestra nacionalidad y por eso es el
más seguido, el más aplaudido y el que más pasiones despierta. Sin embargo, a
pesar de ser nuestro deporte nacional no cuenta con una historia completa
archivada, escrita y conocida; no cuenta con análisis que rebasen o interpreten
las estadísticas y se adentre en las motivaciones y los efectos sociales que
este tiene.
Para quienes nacimos después del triunfo de la Revolución Cubana,
conocemos del antagonismo entre el béisbol amateur y el profesional,
defendiendo al primero como fuente de salud y desdeñando al segundo como forma
que mercantiliza al atleta y lo utiliza en función de intereses monetarios de
los grandes dueños de empresas. Sin
embargo, poco se conoce de la historia previa a 1959, en la que amateurismo y
profesionalismo también se debatían, solo que en aquellos tiempos, el
amateurismo surgió como exclusivo de las élites y le era vedado a las mayorías;
mientras el profesionalismo era el sustento de muchos que no tenían acceso a
los equipos amateurs por su clase social o el color de su piel, y porque
además, ser profesional era un medio de ganarse la vida. Lo más llamativo es
que aquel amateurismo que comenzó siendo una práctica de élites, se convirtió
en un fenómeno cultural de las masas, pues era seguido por toda la afición, a
pesar de que gran parte de ella estaba
limitada de participar en él. Y esas peculiaridades de la historia no contada
son las que precisan ver la luz para comprender los fenómenos que hoy ocurren
en él.
“El aficionado cubano es béisbol no es un fanático cualquiera. Es un
experto cargado de cultura”[1].
Una mirada desde las gradas, como simple espectador, puede acercarnos al
deporte como ese fenómeno que arrastra multitudes y que convoca siempre, sin
percatarnos a veces de que en torno a él gira todo un entramado de análisis
teóricos, y es él mismo –en su esencia- un fenómeno que genera muchos elementos
como para filosofar. Lástima que haya sido esta esfera una de las menos
estudiadas en la historiografía y otras ciencias sociales, y que solo en los
últimos años ha visto más la luz en nuestro país a partir de los estudios
socioculturales.
Desde el punto de vista historiográfico, la impronta del triunfo de la Revolución Cubana
en el deporte y los logros de una práctica que fuese derecho de todos y se
alejase del profesionalismo, es legitimada por méritos propios: su filosofía
popular, incluyente y que lleva las banderas de la mente sana en el cuerpo
sano. Sin embargo, se considera insuficiente aun lo escrito sobre la etapa
reciente, por lo cual no es extraño que la que está inscripta en los primeros
58 años del siglo XX esté casi condenada a no existir en el imaginario de las
más nuevas generaciones. Quizás las razones pudieran encontrarse en la idea que
exponen algunos de los libros sobre la historia del béisbol – escritos en su
mayoría después del triunfo de la Revolución-, que se resume en que, hasta enero de
1959:
La llamada pelota amateur se limitaba a la
participación en los clubes aristocráticos y algunas que otras asociaciones
municipales en los campeonatos que organizaba la Liga Nacional de
Béisbol, desde el año 1914, y a esporádicos campeonatos que se efectuaban en
determinadas localidades o centrales azucareros.[2]
El texto anterior descalifica a priori al béisbol amateur que se jugó antes
del triunfo de la
Revolución, tendencia esta surgida con el mismo proceso
revolucionario que se propuso romper con el pasado. En años recientes, unos
pocos historiadores –entre los que se destaca Félix Julio Alfonso López- se han
dado a la tarea de rescatar el béisbol en su justa medida en el imaginario de
nuestra nación.
Sería válido entonces encaminar el estudio interdisciplinario en el
béisbol amateur en Cuba desde 1914 y hasta 1958, teniendo en cuenta la fundación
de la Liga Nacional
Amateur (1914). Años más tarde surgiría la Unión Atlética
Amateur de Cuba (1922), vendrían los años dorados del amateurismo en la década
del treinta y primera mitad de los 40, así como sus crisis en los cincuenta. Lo
cierto es que aquel béisbol amateur pre-revolucionario fue muy seguido aunque
esa historia se desconozca.
Mirar el deporte como parte indiscutible de la sociedad y a la vez
reproductor de todo cuanto en ella acontece, no es más que la ratificación de
la frase del gran sociólogo del deporte Norbert Elías, cuando dijo que “los estudios del deporte que no son estudios
de la sociedad, son estudios fuera de contexto”. [3]
Es precisamente Elías quien marca el camino en este tipo de estudios
socioculturales del deporte y su alumno y colaborador -eminente también en la
sociología del deporte- Eric Dunning, prosigue y enriquece la labor con la
compilación de los artículos de ambos en libros que son referencia obligada para
cualquier investigación relacionada con el deporte.
Una de las maneras más interesantes en la que ambos sociólogos abordan el
deporte con una mirada histórico-social, es la vinculación directa con el
proceso de civilización. Así, en sus ensayos refieren los temas no solo del
origen del deporte en tiempos en los que la violencia amainaba en países como
Inglaterra, sino su vinculación con temas como el género y la emoción, ya sea
en la masa o de manera individual. En ese sentido, el artículo Kant y las barras bravas, de Hans Ulrich
Gumbrecht, plantea:
(…) el decir que estar en un acontecimiento deportivo es un destape para la
violencia o que a los que tienen tendencia a perder en lo cotidiano les gusta
identificarse con equipos que ganan. Ese
tipo de afirmaciones me resultaban bastante obvias y banales. Además por una
cuestión de auto respeto me decía que las razones de la fascinación con el
deporte debían ser otras. [4]
El campo de estudio del deporte desde el punto de vista sociológico se
amplía en la medida que se toma en cuenta no como una actividad banal que
produce estadísticas únicamente ni que permite eventualmente a los participantes
pasivos -aficionados- y a los activos -deportistas- pasar un rato de distensión
o ganar dinero por ello. Las miradas pueden ser psicológicas –para adentrarnos
en los comportamientos del público y de los atletas-; periodísticas, estadísticas,
también históricas -que reseñen los logros de los grandes atletas y eventos en
el tiempo-; también geográficas, porque de igual forma es válido analizar cómo
hay deportes que se desarrollan más en unos países que en otros, dependiendo
del clima, de las costumbres, aunque puedan o no ser importados o bien
recibidos en sociedades que no fueron sus creadoras. Por tanto, estamos ante un
campo que no solo merece, sino que exige ser estudiado con lentes de disímiles
ciencias –incluidas las naturales, pues la biología también juega un papel
esencial en la determinación de la aptitud de un atleta-.
“El béisbol es llamado en Cuba, y por derecho
propio, nuestro deporte nacional, es la actividad de mayor arraigo y tradición
en el pueblo cubano”[5]. Es preciso entonces tomar en cuenta la
investigación del historiador Maikel Fariñas Borrego, Sociabilidad y cultura
del ocio[6],
en la que describe y analiza los clubes y su impronta en la práctica
deportiva. La investigación asume como propia, además, la mirada histórica social de la cultura,
línea que ha seguido Félix Julio Alfonso para abordar temas del béisbol; y se
nutre de los estudios realizados por Carlos Reig sobre el deporte en Cuba; y de
los contenidos de las obras que de alguna forma han intentado contar su
historia. Desde el punto de vista teórico, igualmente esta se sustenta en la
visión de Marc Bloch, Pierre Bordieu -sobre sociología y cultura-, y en Norbert
Elías.
Estudiar el béisbol amateur antes de 1959 resulta de gran interés pues a pesar de la filosofía excluyente de este en Cuba de 1914 a 1958, se
convirtió en un fenómeno de la cultura popular. Así se estaría haciendo
justicia a una etapa que tuvo muchos seguidores y que es desconocida hasta hoy,
y así los estudios socioculturales del deporte en Cuba seguirían dando pasos
sólidos en pos de pagar su deuda con la nación.
Ese es un camino que acaba de comenzar. Y tras las pistas vamos. Voy por el camino de muchos investigadores y del brazo gentil de mi entrañable tutor, Félix Julio Alfonso.
Bibliografía
1. Alfonso López, Félix Julio: Con las bases llenas. Béisbol, Historia y
Revolución, Editorial Científico Técnica, La Habana, 2008, p. XVII.
2. _____________________: Los estudios sobre deporte y sociedad ¿una
asignatura pendiente?, Temas (49), la Habana, enero-marzo,2007.
3. Bloch, Marc: Apología
de la Historia
o el oficio de historiador, La
Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1971.
4. Bordieu, Pierre: Sociología y cultura, Editorial Grijalbo, México
DF., 1990.
5. Casas Edel, Jorge Alfonso y Alberto Pestana: Viva y en juego,
Editorial Científico Técnica, La
Habana, 1986, p. 94.3.
6. De la Herrán,
Juan Ealo: Béisbol, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1990, 2da edición
corregida, pp.2-3.
7. Dunning, Eric: El fenómeno deportivo. Estudios sociológicos en torno
al deporte, la violencia y la civilización, Editorial Paidotribo,
Barcelona, 2003.
8. Elías, Norbert y Eric Dunning: Deporte y ocio en el proceso de
civilización, Fondo de Cultoura
Económica, México, 1995.
9. Fariñas Borrego, Maikel: Sociabilidad y cultura del ocio,
Fundación Fernando Ortiz, edición financiada por el Fondo de Desarrollo para la Educación y la Cultura, 2009, pp.36-37.
10. Martínez Peraza, Marino:
Por amor a la pelota. Historia del
béisbol amateur cubano, Ediciones Universales, Miami, Florida, 2009.
Documento consultado en Internet:
Ulrich Gumbrecht, Hans: Kant y las
barras bravas, http://www.revistadossier.cl/detalle.php?BD=textos&id=186pags=2
[1] Marino Martínez Peraza: Por amor a la pelota. Historia del béisbol
amateur cubano, Ediciones Universales, Miami, Florida, 2009, p.XI.
[2] Edel Casas, Jorge Alfonso y Alberto
Pestana: Viva y en juego, Editorial
Científico Técnica, La Habana,
1986, p.94.
[3] Norbert Elias y Eric Dunning: Deporte
y ocio en el proceso de civilización, Fondo de Cultura Económica,
México, 1995, p. 39.
[4] Hans Ulrich Gumbrecht: Kant y las barras bravas, http://www.revistadossier.cl/detalle.php?BD=textos&id=186pags=2
[5] Juan Ealo de la Herrán: Béisbol, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1990, p. 11.
[6] Maikel Fariñas: Sociabilidad y cultura del ocio, La
Habana, 2009.
viernes, 23 de agosto de 2013
mis debates ¿inconclusos?.....
¿Hasta cuándo tendré que seguir viendo a nuestros atletas abandonar delegaciones, equipos, pedir baja de selecciones nacionales con razones inverosímiles o por motivos clarísimos?¿Hasta cuándo tengo que leer titulares de "desertores", atletas que "escapan".....?
Ahora es el turno en titulares del corredor de 110 metros con vallas Orlando Ortega Alejo, quien decidió no regresar a Cuba tras su participación en el recién finalizado Campeonato Mundial... En realidad, no lo aplaudo. Así pienso yo. Sin embargo, tampoco arrojo sobre él las llamaradas del infierno con todos sus círculos, porque su caso no es único, ni aislado, ni siquiera será el último. Y todos tienen causas particulares y comunes.
Hace pocos días, José Dariel Abreu, el ídolo cienfueguero, un estelar pelotero de los nuevos, de los que se suponía hicieran historia con el equipo Cuba, se fue del país. No sé si habrá pensado en el niño discapacitado que iba al estadio solo a verlo él y que ahora va a pasar mucho más trabajo para poder seguir a los elefantes o para poder seguir el rendimiento del "Pito" cuando comience a jugar en las Mayores.
Así, entre los ruidos de Dayron Robles y todos los comentarios y silencios en torno a estos temas, nuevamente el relevo de nuestros campeones se resiente. Porque ya no solo perdemos atletas de nivel, sino también algunos en ciernes, algunos que no esperan a llegar porque prefieren crecer en otros lares.
Se dice y se redice. Los motivos ya se saben: económicos, ansias de medirse en los niveles más altos del deporte o bien incomprensiones o desacuerdos de puntos de vista.
....Quizás sea difícil, pero no tanto como presume la demora de medidas que mejoren la calidad de los entrenamientos y de vida de nuestros atletas. La atención a un deportista, recibirlo aunque su actuación no sea la mejor, explicarle y recordarle que es importante para Cuba, que lo que se invierte en pulir su talento es valioso y debe cuidarse, es indispensable......como mismo es importante no exigir el agradecimiento que debe ser resultado espontáneo de sus motivaciones crecientes, expectativas cumplidas, sacrificios coronados y sus comprensiones de la realidad del país donde vive. Todo eso se cultiva....y ha de regarse bien.
No podemos decir que la juventud esté perdida, porque me niego a pensar que seamos todos unos desagradecidos, independientemente de que existan conductas egoístas y autosuficientes. Ya lo decía Hans Modrow, el viejo alemán que presidiera la RDA en el momento en que el campo socialista desaparecía, y que hoy, con más de 80 años en entrevista que concediera al doctor Raúl Garcés, expresó:
" A los jóvenes no debemos darles enseñanzas desde arriba, sino contarles simplemente nuestra experiencia. Margot Honecker, esposa de Erich Honecker y ministra de Educación de la RDA durante muchos años, era partidaria de que los jóvenes estuvieran siempre agradecidos a la dirección del Partido y el Estado. Yo le decía. ´Margot, ¿te acuerdas de cuando éramos jóvenes? ¿Nos gustaba decir ‘gracias’? Nosotros tampoco queríamos hacerlo´.Los jóvenes no pueden conformarse, porque si se conforman terminan creyendo que no pueden cambiar nada. Margot Honecker prefería quedarse con el agradecimiento de los jóvenes y con la sensación de que las nuevas generaciones eran buenas. Pero la juventud, además de buena, tiene que ser fresca, hacer presión, moverse, llevar algo hacia adelante. Si una juventud no cambia nada, deja de hacer lo que necesitamos.
Y de este lado del Atlántico, un Gigante de 87 años dijo, cuando tenía 77, que Revolución era cambiar todo lo que debe ser cambiado.Hagamos revolución, pues, repensando nuestro sistema deportivo sin que pierda los valores que hacen de nuestros atletas admirados en todo el mundo. Atención, mucha atención -pero tampoco creo que aumentar el salario de los peloteros, por ejemplo, aunque disminuya el éxodo, ayude a aumentar el nivel-
El amateurismo parece un sueño hoy lejano de la alta competencia, -el olimpismo dejó de exisitir en esencia en los topes de altura- donde para ganar se necesitan recursos, especialización, profesionalización....Hoy día, un amateur solo puede competir en su cuadra, con sus colegas en un campeonato de softbol... A lo más que aspira el deporte hoy es al juego limpio, libre de trampas hormonales y ajeno al exceso de publicidad, pero nunca alejarse de la profesionalización, porque en este mundo todo se ha especializado en demasía como para trabajar en una fábrica y ganarle luego a Usain Bolt en un Mundial de Atletismo.
Es evidente, inminente....nuestros atletas se esfuerzan y dan lo mejor con las condiciones que tienen, tanto en su vida deportiva como en la personal. Por eso son grandes, y si deciden quedarse a seguir representando a su país, lo son más. Sin embargo, no por ello se pueden desatender; sería contraer una deuda demasiado costosa que ya nuestra pirámide de alto rendimiento está pagando desde la cúspide hasta la base.
No me hace feliz que una parte de la escuela de las vallas de mi país se instale en otro sitio -tal como parece el caso-, ni que compita por otro, gane dinero en otro lugar y puede que algún día corra en el carril vecino al de un compatriota. Algo así como que un triplista nuestro sea superado por otro que tiene tras de sí a nuestro mejor saltador. Perder los buenos maestros hacen también que perdamos la posibilidad de hallar y desarrollar talentos.
Ningún atleta huye de Cuba, ninguno escapa de nada, como hacen creer los titulares. Ellos van en busca de mejoras económicas, de competir y vivir de su talento, como lo puede hacer un artista...
Analizar los porqués de las renuncias, para que no haya jóvenes desalentados que prefieren probar suerte para ver remunerado su talento en correspondencia con las tarifas mundiales. El INDER, resposable del movimiento deportivo cubano, no puede pagar eso, como tampoco decide cuándo ni cómo cambiar la política deportiva en una nación con un sistema diferente y que por tanto su sistema deportivo responde a él.
Cuba no puede pagar tanto dinero por cada uno de sus campeones, la crisis económica abarca todos los sectores y no siempre es el deporte la prioridad. Eso está claro. Sin embargo, si miramos nuestros resultados deportivos como la muestra del desarrollo de un país, entonces tiene más valor apoyar a ese bien físico-espiritual que aporta alegrías y paraliza una nación cuando uno de sus hijos le representa.
El movimiento deportivo cubano ha quedado a la zaga de los tiempos que vive la nación. En muchos sectores se experimentan nuevas maneras,excepto en el deporte, que ha quedado detenido en el tiempo, aunque defendiendo valores que deben mantenerse amén de los cambios.
Somos conscientes de la presión exclusiva para un pelotero cubano que solo puede probarse en Grandes Ligas si renuncia a su país, y eso no va a la cuenta nuestra, sino a la del Departamento del Tesoro y su bloqueo sexagenario. Como también hay que ser conscientes de que insertar dos o tres peloteros en la Liga Mexicana no puede ser el horizonte de nuestro deporte nacional, si bien es un primer paso.(Por cierto, qué bien por Ciego de Ávila en el Challenge)...
Quizás los pasos vayan lentos para la vida que corre.
El país vive momentos en los que intenta reconciliarse con su emigración, en salvar lo cubano, y el deporte despunta como vía especial para ello, reflejado por estos días en los festejos del equipo insignia de nuestra pelota -Industriales- en Estados Unidos entre "los que se fueron" y "los que se quedaron".Un acercamiento que comienza resquebrajar el muro entre los cubanos de las dos orillas con algo tan noble e identitario como el béisbol- y que bien pudo haberse celebrado aquí, en la cuna de los azules-.
La historia lindísima de los héroes deportivos cubanos de un tiempo no puede verse empañada por la actitud de otros que viven otro tiempo y miran la vida con otros cristales, los suyos propios, y pujan por parecerse más a las circusntancias que viven.
El caso de Ortega resaltó en medios que hacen de ello una fiesta, un show que burla lo que hemos logrado en el deporte. Y sobre todo porque no es un caso aislado, sino otra señal de que hay una nueva realidad que hay que estudiar, entender, explicar y en algunos casos solucionar. No se trata de tirar banderas, ni de renunciar a caminos, sino de, simplemente, ir al ritmo de los tiempos, ser dialécticos, y defender el derecho de todos a la actividad física a la manera de un nuevo siglo, sin permitirnos perder lo valioso del ser humano. Mañana Ortega será olvidado, y otro cubano será titular cuando haga lo mismo, y así será, hasta tanto nosotros mismos, con la misma responsabilidad, el mismo amor al deporte sano y limpio, no nos sumemos al ritmo revolucionario que necesita vivir eso que amamamos y padecemos.
Ahora es el turno en titulares del corredor de 110 metros con vallas Orlando Ortega Alejo, quien decidió no regresar a Cuba tras su participación en el recién finalizado Campeonato Mundial... En realidad, no lo aplaudo. Así pienso yo. Sin embargo, tampoco arrojo sobre él las llamaradas del infierno con todos sus círculos, porque su caso no es único, ni aislado, ni siquiera será el último. Y todos tienen causas particulares y comunes.
Hace pocos días, José Dariel Abreu, el ídolo cienfueguero, un estelar pelotero de los nuevos, de los que se suponía hicieran historia con el equipo Cuba, se fue del país. No sé si habrá pensado en el niño discapacitado que iba al estadio solo a verlo él y que ahora va a pasar mucho más trabajo para poder seguir a los elefantes o para poder seguir el rendimiento del "Pito" cuando comience a jugar en las Mayores.
Así, entre los ruidos de Dayron Robles y todos los comentarios y silencios en torno a estos temas, nuevamente el relevo de nuestros campeones se resiente. Porque ya no solo perdemos atletas de nivel, sino también algunos en ciernes, algunos que no esperan a llegar porque prefieren crecer en otros lares.
Se dice y se redice. Los motivos ya se saben: económicos, ansias de medirse en los niveles más altos del deporte o bien incomprensiones o desacuerdos de puntos de vista.
....Quizás sea difícil, pero no tanto como presume la demora de medidas que mejoren la calidad de los entrenamientos y de vida de nuestros atletas. La atención a un deportista, recibirlo aunque su actuación no sea la mejor, explicarle y recordarle que es importante para Cuba, que lo que se invierte en pulir su talento es valioso y debe cuidarse, es indispensable......como mismo es importante no exigir el agradecimiento que debe ser resultado espontáneo de sus motivaciones crecientes, expectativas cumplidas, sacrificios coronados y sus comprensiones de la realidad del país donde vive. Todo eso se cultiva....y ha de regarse bien.
No podemos decir que la juventud esté perdida, porque me niego a pensar que seamos todos unos desagradecidos, independientemente de que existan conductas egoístas y autosuficientes. Ya lo decía Hans Modrow, el viejo alemán que presidiera la RDA en el momento en que el campo socialista desaparecía, y que hoy, con más de 80 años en entrevista que concediera al doctor Raúl Garcés, expresó:
" A los jóvenes no debemos darles enseñanzas desde arriba, sino contarles simplemente nuestra experiencia. Margot Honecker, esposa de Erich Honecker y ministra de Educación de la RDA durante muchos años, era partidaria de que los jóvenes estuvieran siempre agradecidos a la dirección del Partido y el Estado. Yo le decía. ´Margot, ¿te acuerdas de cuando éramos jóvenes? ¿Nos gustaba decir ‘gracias’? Nosotros tampoco queríamos hacerlo´.Los jóvenes no pueden conformarse, porque si se conforman terminan creyendo que no pueden cambiar nada. Margot Honecker prefería quedarse con el agradecimiento de los jóvenes y con la sensación de que las nuevas generaciones eran buenas. Pero la juventud, además de buena, tiene que ser fresca, hacer presión, moverse, llevar algo hacia adelante. Si una juventud no cambia nada, deja de hacer lo que necesitamos.
Y de este lado del Atlántico, un Gigante de 87 años dijo, cuando tenía 77, que Revolución era cambiar todo lo que debe ser cambiado.Hagamos revolución, pues, repensando nuestro sistema deportivo sin que pierda los valores que hacen de nuestros atletas admirados en todo el mundo. Atención, mucha atención -pero tampoco creo que aumentar el salario de los peloteros, por ejemplo, aunque disminuya el éxodo, ayude a aumentar el nivel-
El amateurismo parece un sueño hoy lejano de la alta competencia, -el olimpismo dejó de exisitir en esencia en los topes de altura- donde para ganar se necesitan recursos, especialización, profesionalización....Hoy día, un amateur solo puede competir en su cuadra, con sus colegas en un campeonato de softbol... A lo más que aspira el deporte hoy es al juego limpio, libre de trampas hormonales y ajeno al exceso de publicidad, pero nunca alejarse de la profesionalización, porque en este mundo todo se ha especializado en demasía como para trabajar en una fábrica y ganarle luego a Usain Bolt en un Mundial de Atletismo.
Es evidente, inminente....nuestros atletas se esfuerzan y dan lo mejor con las condiciones que tienen, tanto en su vida deportiva como en la personal. Por eso son grandes, y si deciden quedarse a seguir representando a su país, lo son más. Sin embargo, no por ello se pueden desatender; sería contraer una deuda demasiado costosa que ya nuestra pirámide de alto rendimiento está pagando desde la cúspide hasta la base.
No me hace feliz que una parte de la escuela de las vallas de mi país se instale en otro sitio -tal como parece el caso-, ni que compita por otro, gane dinero en otro lugar y puede que algún día corra en el carril vecino al de un compatriota. Algo así como que un triplista nuestro sea superado por otro que tiene tras de sí a nuestro mejor saltador. Perder los buenos maestros hacen también que perdamos la posibilidad de hallar y desarrollar talentos.
Ningún atleta huye de Cuba, ninguno escapa de nada, como hacen creer los titulares. Ellos van en busca de mejoras económicas, de competir y vivir de su talento, como lo puede hacer un artista...
Analizar los porqués de las renuncias, para que no haya jóvenes desalentados que prefieren probar suerte para ver remunerado su talento en correspondencia con las tarifas mundiales. El INDER, resposable del movimiento deportivo cubano, no puede pagar eso, como tampoco decide cuándo ni cómo cambiar la política deportiva en una nación con un sistema diferente y que por tanto su sistema deportivo responde a él.
Cuba no puede pagar tanto dinero por cada uno de sus campeones, la crisis económica abarca todos los sectores y no siempre es el deporte la prioridad. Eso está claro. Sin embargo, si miramos nuestros resultados deportivos como la muestra del desarrollo de un país, entonces tiene más valor apoyar a ese bien físico-espiritual que aporta alegrías y paraliza una nación cuando uno de sus hijos le representa.
El movimiento deportivo cubano ha quedado a la zaga de los tiempos que vive la nación. En muchos sectores se experimentan nuevas maneras,excepto en el deporte, que ha quedado detenido en el tiempo, aunque defendiendo valores que deben mantenerse amén de los cambios.
Somos conscientes de la presión exclusiva para un pelotero cubano que solo puede probarse en Grandes Ligas si renuncia a su país, y eso no va a la cuenta nuestra, sino a la del Departamento del Tesoro y su bloqueo sexagenario. Como también hay que ser conscientes de que insertar dos o tres peloteros en la Liga Mexicana no puede ser el horizonte de nuestro deporte nacional, si bien es un primer paso.(Por cierto, qué bien por Ciego de Ávila en el Challenge)...
Quizás los pasos vayan lentos para la vida que corre.
El país vive momentos en los que intenta reconciliarse con su emigración, en salvar lo cubano, y el deporte despunta como vía especial para ello, reflejado por estos días en los festejos del equipo insignia de nuestra pelota -Industriales- en Estados Unidos entre "los que se fueron" y "los que se quedaron".Un acercamiento que comienza resquebrajar el muro entre los cubanos de las dos orillas con algo tan noble e identitario como el béisbol- y que bien pudo haberse celebrado aquí, en la cuna de los azules-.
La historia lindísima de los héroes deportivos cubanos de un tiempo no puede verse empañada por la actitud de otros que viven otro tiempo y miran la vida con otros cristales, los suyos propios, y pujan por parecerse más a las circusntancias que viven.
El caso de Ortega resaltó en medios que hacen de ello una fiesta, un show que burla lo que hemos logrado en el deporte. Y sobre todo porque no es un caso aislado, sino otra señal de que hay una nueva realidad que hay que estudiar, entender, explicar y en algunos casos solucionar. No se trata de tirar banderas, ni de renunciar a caminos, sino de, simplemente, ir al ritmo de los tiempos, ser dialécticos, y defender el derecho de todos a la actividad física a la manera de un nuevo siglo, sin permitirnos perder lo valioso del ser humano. Mañana Ortega será olvidado, y otro cubano será titular cuando haga lo mismo, y así será, hasta tanto nosotros mismos, con la misma responsabilidad, el mismo amor al deporte sano y limpio, no nos sumemos al ritmo revolucionario que necesita vivir eso que amamamos y padecemos.
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jueves, 22 de agosto de 2013
En días de invasión II
En días de invasión, hay que hablar también del Che...del Che lindo que tenemos....
Muchas personas en Cuba tendrán maravillas que contar sobre aquel pasado que les fue realidad cotidiana, en el que los Trabajos Voluntarios encerraban todo lo poderoso de su ejemplo; aquel entonces en el que los billetes llevaban su firma -la del Che-, o algún discurso en la ONU que abogaba por la revolución que llevarían adelante nuestros pueblos de América; o más de una lección de humildad para quienes sufrían de la enfermedad de los Zumus Altius.
Muchas personas en Cuba tendrán maravillas que contar sobre aquel pasado que les fue realidad cotidiana, en el que los Trabajos Voluntarios encerraban todo lo poderoso de su ejemplo; aquel entonces en el que los billetes llevaban su firma -la del Che-, o algún discurso en la ONU que abogaba por la revolución que llevarían adelante nuestros pueblos de América; o más de una lección de humildad para quienes sufrían de la enfermedad de los Zumus Altius.
Pensar al Che,
que se le tiene desde que se nace -por lo menos para los de la generación mía-
es algo muy complicado de tan sencillo: está en todas partes; fuera y dentro de
Cuba.
¿Presencia del
Che? Un cuadro grande en la sala de mi casa, junto a Camilo; lema: ser como él;
trabajos voluntarios, actos políticos, escuchar su carta de despedida en voz de
Fidel; imágenes de la televisión que sueño tener guardadas para mí; fotos,
anécdotas; recuerdos de mi abuelo; comentarios de quien lo conoció; disciplina
y estudio; amor al ser humano y lucha incesante contra la injusticia. Él mismo
fue la prueba contundente de que la conciencia y el amor son los ingredientes
esenciales para lo que muchos aún hoy creen una quimera: el hombre nuevo.
Ahora mismo me
viene a la mente el 11 de octubre de 1997.
Había mucha
gente... Eran cerca de las cinco de la tarde y la fila tan larga como el primer
día. El pueblo pasaba por la
Plaza. El quinto Congreso del Partido había puesto nuevos
temas sobre el tapete. Una constante: defender la Revolución a cualquier
precio.
Fui avanzando poco
a poco en la fila. La tarde, gris… como muchas de octubre. La Plaza impresionaba. Entonces
la vi mucho más grande, majestuosa, solemne. Había consternación a pesar del
tiempo…y también por el tiempo. No eran honras fúnebres, sino pase de revista a
las fuerzas de siempre. Carlos Puebla acompañaba... Y yo qué sabía entonces de
lo que era la Plaza. Era más que todo aquello…
Allí respiré por primera vez el olor de lo inmortal, lo que trasciende. En el
aire se perpetuaba un sentimiento, un lapso diferente se vivía… y todo eso se
mezclaba con la sensación de estar detenidos, inmóviles, ante algo
tremendamente elevado. Sitiados y absortos en lo perpetuo de ese instante, no
podíamos más que caminar al ritmo de la fila. Y es que fue también una especie
de viaje a la semilla para todos; de encuentro con la esencia de un futuro que
quizás no conoceremos, pero que se sueña y por el cual se lucha.
Recuerdo que
entonces escribí: “ mi tía y yo nos apretamos las manos. Yo iba
entretenida y apurada, pues una mujer nos decía ´Caminen´. Nada más pude ver de
las primeras cajas la de Alberto Fernández. Mi cabeza estaba virada cuando mi
tía me dijo:´Mira´. Al mirar hacia la pequeña caja que guardaba los
restos del Guerrillero Heroico, sin darme cuenta, comencé a llorar como nunca
lo pensé.”
En ese
momento, todo aquello tan lleno de simbolismo, se había vuelto realidad
dolorosa. Estar frente a los restos inmortales del Che, cubiertos por una
bandera cubana, y con unas flores pequeñitas que Fidel y Raúl le habían
colocado en la Guardia
de Honor, no era cosa de otro mundo, sino de este mismo… y este mundo duele,
engrandece, y compromete.
El Che es un
fenómeno entre los hombres por ser
precisamente un verdadero ser humano; por tener una voluntad increíble
para muchos; por ser intransigente y por amar de verdad.
Hoy el Che se
lleva hasta en la piel, y cada vez más con sudor que con tinta.
Después de
aquel día, el Che fue más Ernestito, más Fúser, más Comandante, incluso más San
Ernesto…más todo. Aquí lo tenemos, cerquita.
Para mí, fue
una revelación de lo efímera que es la vida, ese chispazo entre dos tinieblas
del que habló Sartre. Y fue, por tanto, más seguridad en raíces, tronco, ramas
y frutos.
Mi generación
no lo tuvo como aquella de los sesenta, pero lo tiene.
El Che sigue
presente. Lo mismo para los de izquierda que para los de derecha. Nadie puede negarlo.
Pensar al Che,
tenerlo, vivirlo… Siempre es así. Un hombre como el sol, el de las manchas y la
luz; alguien que, sin proponérselo, trascendió y camina todavía por
cordilleras, cumbres, llanos y otros rincones de un mundo al que le urge que se
multiplique.
En Cuba hemos aprendido –gracias a él- que
todos somos también hombres nuevos en potencia porque, aunque los malos tiempos
intenten derribarnos la ternura, apagarnos la sonrisa o endurecer el corazón,
tenemos siempre a nuestro favor la fórmula infalible del triunfo: amar.
“El revolucionario verdadero
está guiado por grandes sentimientos de amor.”
Che
miércoles, 21 de agosto de 2013
En días de Invasión....
Por estos días los nombres de Camilo y Che avanzan por toda Cuba, en columna, repartidos, compactos y presentes....Por eso quiero escribirles a los dos.......pero ahora comienzo por el hombre que dijo que prefería dejar de respirar que traicionar a Fidel...
Esto es para Camilo.....
Vilma Espín
dijo que si hubiera que buscar un nombre de leyenda, ese tendría que ser el
tuyo. Sí, vida de leyenda y esencia de flores navegantes. Tuviste poco tiempo,
pero suficiente para ser Camilo -así a secas-. El típico cubano, el
único que bromeaba con el Che de las más increíbles maneras, el de la invasión,
el jefe del Ejército después del 1 de enero, el que impulsó la alfabetización
entre los militares, el que se hacía querer, el de las anécdotas, el
carismático del sombrero…
Nada tan lejos
de ti como las estatuas, pero no puedes negarnos que seas una de nuestras más
queridas leyendas.
Ya he aprendido
a valorar las fechas felices más que las tristes. El 6 de febrero, entonces,
podría ser mejor recordado que el 28 de octubre. Pero es que son dos nacimientos
diferentes. Aquel causó dolores de parto, y este otro
dolió por verte nacer dentro de muchos, para tenerte siempre, a costa
del dolor de no poder encontrar tu avioneta. El 6 te asomaste entre nosotros. El
28 te compartimentaste en especial regalo y naciste para otros tiempos.
Sin ser poeta,
y como mal aprendiz de un amigo decimista, me atrevo a regalarte algo que te
adelante más o menos lo que ocurrirá el día que
nos encontremos.
Los aviones: de
papel.
Los motores:
los que enciendes.
Juntos van
sombrero, duendes,
amor, vida,
sueño fiel.
Van columna, timonel,
y sonrisa que
se ofrenda.
Los mensajes
son la prenda
hecha nombre, flor
de mar,
que acompañan
al andar
y ya evocan tu
leyenda.
Y ya. Hasta
aquí el intento. Te propongo, cada día del año, encontrarnos en todas partes. Miro
el cuadro la sala de mi casa, y pienso que no eres tan corpulento ni tienes la
barba lacia, pero igual te ves lindo. Un beso para ti, un abrazo con puño
cerrado, y muchas mariposas.
martes, 20 de agosto de 2013
Nostalgias por un flaco....
Quisiera cerrar
los ojos y siempre tener su imagen. Sobre todo ahora que las ganas de verlo son
muchas y que él ya se acostumbró a no tenerme a su lado. El principio siempre
es el principio, y maravilloso dibuja un futuro que a veces no llega a ser. Sí,
voy a intentarlo. Me ha dicho que tiene una actividad. Los crespitos del pelo
le quedan ahora preciosos. Siempre le han quedado bien, pero hoy son perfectos
para su disfraz. Tiene casi dos metros de altura y el traje de colorines
rojiverdes le queda un poco corto. Que le ha costado mucho trabajo conseguirlo
y ese mismo será. Ya queda poco tiempo. El gorro se lo prestó un vecinito, de
su último cumpleaños. Los zapatos son sus tenis negros………….. Lleva media libra
de pintura, de las que tiene su mamá, y sus amigas de la escuela se las han
esparcido por toda la cara. La boca solo ha sido agrandada un poco….no necesita
más. La nariz de porroncito ahora respira bajo una bola roja que se amarra a su
cabeza con casi medio metro de hilo. Y sus ojos…los ojitos de flaco soñador,
están bien dibujados para opacar su perenne expresión etérea, y pegar con colores la mirada clásica de la comedia.
Agarra su guitarra y se apresta a salir al escenario improvisado. Una bandera,
un Martí y los pocos niños de la escuelita rural lo esperan para celebrar una
fecha linda de la patria. Y comienza a cantar, y a declamar, y los niños le
siguen en cada una de sus ocurrencias. Parece un payaso de verdad; de los que
con gracia llevan a la alegría, producen sonrisas y carcajadas sinceras…Su voz
se alza y se baja, se traba a veces, pero se recupera en un tono mejor. Las
venas del cuello también participan en la actividad, y asoman a cada impulso.
Qué bien, qué lindo… El día amaneció precioso y no hace tanto calor -por
suerte-. Palmadas y aplausos. La función ha acabado. El sudor ha borrado parte
de sus ojos pícaros, y la mirada en alas regresa a los ojitos soñadores del
flaco. Vuelve otra vez a ser él…o una parte de él. Guarda su disfraz en una mochila que ha
escalado varias lomas…pero no guarda su magia…esa se la lleva con él….por si le
hace falta para seducir a cualquier insecto que se rehúse a ser fotografiado
por su vista. Está lleno de satisfacción pues ha logrado una linda actividad
para los niños de su escuela. Ser Instructor de Arte, aunque eso no sea lo que
quiere él hacer para siempre, le da la posibilidad de acariciar cabecitas y
educar manos en claves melódicas. Quienes lo vieron lo felicitan. Se siente
feliz. Con certeza saldrá a ensayar y a escribir, o a hacer cualquier otra cosa
de las que usualmente hace. Tropezará una y otra vez con el mismo camino, y
como todo buen filósofo que conserva su capacidad de asombro, descubrirá en él
nuevas piedras, o baches, o florecitas que nacen por obra de la naturaleza. La
novia de ayer, hoy amiga, y mañana quién sabe, lo saludará… Su mamá lo esperará
para darle un beso y decirle que es el cabezón más
lindo del mundo, o bien para recordarle que es un "vómito", por no querer ayudar
en algo. Seguirá como bicho raro en su área local, y a más de una miqui
seducirá su guitarra raspada en medio del parque. Los crespitos seguirán
dejándose llevar por el aire, y jugando al remolino entre el churre, la caspa y
la crema de avena que sustituye al escaso gel.... Él sigue caminando. Y en la noche hablará por teléfono, y contará cómo
le fue, y que extrañó mucho una presencia, y que necesita mucho una voz y unas
carcajadas nasales. Y entonces esa misma fuerza que viaja por cable y luego le
inunda el entorno, le da ánimos y se acuesta feliz…….aunque solo.
Cualquiera diría que esto en verdad sucedió, o sucede Y créame que es muy probable que así haya sido, y que sea... Así puede ser cualquiera de sus días. Yo estaba desde un otro lado cercalejos y fue tanto lo que me perdí, que hoy me he puesto a imaginar las ternuras que le brotan al flaco, para no sentir que auqella distancia nos aplastó; para no sentirme fuera de juego, para no sentir que fui presa de una ciudad a la que muchos aspiran, para no olvidar que también le fui importante –aunque estaba lejos- ; para no sentirme libre de locuras y no dormirme más en un tiempo sin vida, y volver este soliloquio de ternuras y distancias en una ola que se va, en espera de otra más húmeda que me moje los pies.......
Cualquiera diría que esto en verdad sucedió, o sucede Y créame que es muy probable que así haya sido, y que sea... Así puede ser cualquiera de sus días. Yo estaba desde un otro lado cercalejos y fue tanto lo que me perdí, que hoy me he puesto a imaginar las ternuras que le brotan al flaco, para no sentir que auqella distancia nos aplastó; para no sentirme fuera de juego, para no sentir que fui presa de una ciudad a la que muchos aspiran, para no olvidar que también le fui importante –aunque estaba lejos- ; para no sentirme libre de locuras y no dormirme más en un tiempo sin vida, y volver este soliloquio de ternuras y distancias en una ola que se va, en espera de otra más húmeda que me moje los pies.......
El hueco antes que un parche
La verdad es que por la calle usted puede encontrar cualquier
tipo de personas. Pero hay lugares y lugares,
y personas y personas. Y quizás haya
alguien que no me crea esto, pero el que quiera comprobarlo, tendrá que ir
hasta Puriales de Caujerí….Usted decide.
Estaba yo en una clínica estomatológica en la más
oriental de las provincias cubanas, esperando a que mi papá resolviera una
batalla campal con una muela hacía tres días. Yo esperaba en lo banquitos fuera
del salón, cuando una muchacha de unos treinta y pico cortos, al parecer, me
vio cara de preocupada y me preguntó si estaba para atenderme. Brevemente le
contesté: “No, es mi papá”. Y aquí en Cuba eso es suficiente para comenzar una
conversación que a veces termina con el cuéntame-tu-vida de alguna o ambas
partes.
Su sonrisa mostraba solo un cuarteto de dientes en la
mandíbula superior. Los cuatro incisivos eran los únicos sobrevivientes –pensé-
de toda una proeza estomatológica que seguramente
me contaría.
Y fue así que, sin preguntar, ella misma me dijo que
un día, cortando leña en los montes cerca de su casa, se dio con la parte sin
filo del hacha en uno de los impulsos para ir sobre el madero. Perdió varios
dientes y cuando llegaron hasta el pueblo, no hubo modo de salvárselos.
La cara de dolor de la joven haciendo el cuento, y
recordando cuánto sufrió en las extracciones, de pronto se iluminó. Y con
tremenda fuerza continuó diciendo que era tanto aquello que había pasado, que
decidió tomar una medida radical para nunca más tener un problema semejante: se sacó todos los
dientes.
Y yo, consciente de los adelantos en la medicina y de
los esfuerzos que se hacen para llevar la cultura del cuidado de los dientes a
todo el país, me estremecí –también pensando en mi papá y en cualquier
influencia dentro del salón que lo dejara sin muela-.
Tuve que preguntar. Ahora sí no tenía opción. “¿Hija, y por qué hiciste eso?” Recibí una respuesta que me mostraba cuatro perlitas de
alegría. Supe entonces que una estomatóloga amiga suya le fue sacando los
dientes y muelas de cuatro en cuatro, a petición de la paciente… ¡De cuatro en
cuatro! “Y así es mejor, niña. Más nunca he tenido dolor de muelas y nunca los
tendré. Y mucho menos me tendrán que hacer zzzzzzzzzzzz con la maquinita esa. Deberías
decirle a tu papá que haga lo mismo, para que se quite eso de arriba”.
Yo casi muero. Pero mantuve la calma y la paciencia
pensando que mi papá sería lo suficientemente no-valiente como para dejarse
sacar la muela y sus adyacentes.
Pero, señores, eso no es todo. A mi ingenuo
comentario de “bueno, por lo menos te dejaste algo para la sonrisa” –respecto a
los cuatro dientes de arriba- recibí una contesta llena de un inexplicable
orgullo y digna de tomarle la presión a cualquiera: “son postizos”.
Salí corriendo para la puerta del salón de
estomatología a ver mi papá, que daba saltos en el sillón a cada embestida del
obturador para el empaste. Más tranquila, regresé al banco, pensando que por lo
menos él regresaría con su muela. Ella me miraba y reía con su amplia sonrisa lisa
y rosada, y exhibía aquella planchita como souvenir insólito de su “proeza”
estomato-ilógica.
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