"No hay final. Siempre hay comienzos. Como decia el Che: hay gente que tiene ´su más allá´ en el pueblo y que nacen, que nacen siempre..."
jueves, 30 de diciembre de 2021
"El chivo" lo tengo debajo de la cama...
miércoles, 22 de diciembre de 2021
Nombres de mi vida...
sábado, 4 de diciembre de 2021
Diario de 10 días: 4 de diciembre de 2016
4 de diciembre de 2016
Santa Ifigenia
Serías las 3 y media o 4 de la mañana. Vimos el amanecer en Santa Ifigenia. Todo listo. El pueblo esperando a Fidel a la entrada. Avisan que había salido ya de la Plaza y todos tomamos nuestros puestos. Solo quedaba esperar…. Y continuar….
Eras pocas las cámaras, ubicadas en el sitio y a la distancia precisa para captar de manera general o particular lo más importante. Comenzó todo con Raúl y sus flores a Martí, junto a otros dirigentes del país. El tributo primero, al Maestro de esa generación valerosa. Comenzó la marcha que el director de la banda de ceremonias había dedicado a Fidel…una música que no podía ser más parecida al momento…todo encajaba perfectamente con cada sonido. La bandera en Santa Ifigenia batía fuerte. Nosotros mirábamos en el monitor lo que estaba sucediendo, atentos al momento más triste que había tenido el pueblo. Dalia y sus hijos con el cedro en brazos, la entrega al guardia sereno, y este a Raúl. Y ahí fue el guerrero valiente y leal, con la fuerza de sus brazos, a colocar a su Jefe, a su hermano, en el centro de la piedra que se convirtió en el corazón de Cuba.
Había que ser fuerte para verle en sus gestos, su respiración, en su postura ante la urna que dejaba allí, y no flaquear delante del switcher. Había que tener un nivel de compromiso inmenso y un amor, para estar allí y llevar a Fidel hasta el final después de haberle acompañado varias décadas en muchos actos y conversar con él, y reír con él y celebra victorias juntos, sin que una disolvencia se hiciera fuera de tiempo o lugar…. “Está probado”, dirían algunos, pero el corazón siempre pone pruebas más complejas a cualquier talento… pero nuestro director lo logró.
Así un joven tocó silencio, emocionadísimo, y se escuchó el Himno de Bayamo, y las salvas, y el pueblo desde las calles que decía “Yo soy Fidel”… La primera guardia de honor también la hizo un joven, con una marcialidad impecable y un aplomo digno del momento. La tropa de Fidel demostraba a cada minuto que estaba lista. No hubo discursos…solo se escuchó su voz en el concepto de Revolución, y luego, las flores de compañeros de lucha, familiares y amigos de todo el mundo, desde Nicolás Maduro, el Evo, Daniel Ortega, Dilma, Maradona… tantísimos….
Ceremonia breve que nos dejó sin habla unos minutos. Cuando se retiraron familiares e invitados, quedamos nosotros. Había entonces que preparar el material para llevarlo al pueblo de Cuba en el horario indicado. Estuvimos todo el día allí, sin salir del cementerio, mientras los encargados de ello, Rene y Frandy, revisaban cada detalle. Los compañeros del equipo de prensa presidencial nos ayudaban con los planos que ellos también habían grabado desde otros ángulos. Recuerdo que salí un momento y me senté en un muro al lado de Yaima Puig, la periodista que cubría junto con ellos cada paso del General de Ejército. Intercambiamos algunos suspiros y pocas palabras. Las dos mirábamos a lo lejos, contemplando aquel día.
Santa Ifigenia estaba llena de flores que Raúl puso a los mártires de la lucha insurreccional, a Céspedes, a Mariana, cuando terminó la ceremonia. Estuvimos allí todo el día. En la noche, cuando salió la ceremonia al aire, comenzamos a desmontar el remoto. Salimos de allí cerca de las diez de la noche…. El cansancio de la tensión ya nos obligaba a tirarnos sobre los asientos de la guagua como fuera… Llegamos al Balcón del Caribe. A las 6 de la mañana salíamos para La Habana. Otro grupo se quedaba para otra tarea.
De aquellos días guardo muchas más recuerdos de los que logro escribir…guardo también las credenciales, par de fotos que Jair me tiró y recién he podido ver, una conversación en madrugada sobre el futuro de combate, y una buganvilia de las que crecen en Santa Ifigenia, que coloqué a un retrato de Fidel que tengo en casa.
Cuando salí de Santiago supe que volvería siempre por muchas razones.... A los cubanos que detrás de cámara también le ponen corazón a la patria de Martí y de Fidel y que de occidente a oriente vibraron y se unieron esos diez días, las gracias. Sea este recuento imperfecto e incompleto – que solo en la memoria de todos vale más-, un homenaje a Fidel y a toda esa tropa que me permitió acompañarle a Santiago y que llevó a cabo con tremendo amor, una de las misiones más hermosas y difíciles que equipo de televisión alguno haya tenido.
viernes, 3 de diciembre de 2021
Diario de 10 días: 3 de diciembre de 2016
3 de diciembre de 2016
El acto
El día 3 entraba Fidel a Santiago de Cuba. Tempranito como siempre salimos rumbo al centro de la ciudad. Había que revisar cada detalle para la transmisión del recorrido. Faltaban algunas horas, pero nada podía fallar. Cada cámara en su puesto, con su camarógrafo, los periodistas ubicados ya. La intensidad de ese día radicaba en el recorrido de la caravana, luego el acto de la noche y amaneciendo día siguiente, la ceremonia de inhumación. Cuando arrancara, nada paraba hasta el cierre de la transmisión del día 4 de diciembre. Revisión del guión, ensayos mentales sobre la toma más útil, la más abarcadora… Así estuvimos al tanto de la graficación de la Marcha del 26 de Julio, que cerraba el acto de la noche, y que Migueles, -el Chichi o el Miliciano- mandaría desde La Habana. Así la revisamos una y otra vez y se cambió cuanto fuese preciso para que cada plano quedara en el sitio exacto. La llevamos al camión. Hubo quien había olvidado medicinas para “el azúcar” y aparecieron desde La Habana a la velocidad de las circunstancias…todo el mundo tenía que estar entero para esas dos jornadas. Todo había quedado hermoso para Fidel y nos tocaba el cierre. Así acompañé a Rene a Tele Turquino. Allí él sería el director que recibía las señales de los diferentes puntos y las mandaba a la Revista especial de la televisión nacional. Al lado, en un teléfono, me mantuve al habla con Pilar, la directora de la Revista en el sistema Informativo, para ir previniendo. Llegó la Caravana, un poco antes de lo esperado, pero todos estábamos listos. Yo no sé si alguien más lo recuerda o si era yo con la vista empañada, pero puedo asegurar que lloviznó, rápido… sin mojar apenas… cuando entraba la caravana. Allí empezó todo lo que de momento parecía una gran locura y una gran presión, pero el trabajo del día anterior daba sus frutos… Así la Duaba empezó el camino, luego la cámara del edificio altísimo…y así…..y en cada enlace desde la televisión nacional se iba describiendo… había que llegar al parque Céspedes… Fue Olga Lidia quien entregó la señal última a Ferguson, que estaba en el Parque Céspedes, para la parada oficial de la caravana, donde se escuchó la voz de Fidel agradeciendo a la ciudad heroica. En la Plaza de Marte hubo poemas y desde allí los muchachos de Lía Estudio hacían lo suyo para que la señal fuera con calidad.….Un momento especial fue cuando el Jefe pasó delante del Moncada, de la posta 3, que si se detuvo el motor, que si no, solo lo sabe la historia…pero el paso de Fidel por el Moncada fue un momento demasiado intenso que sobrepasó cualquier detalle… Por cada calle que pasó la caravana el pueblo estaba desbordado con todas sus emociones… Todo cerró con el avance hacia la Plaza Antonio Maceo, donde estaría hasta el día 4, y donde nosotros estaríamos también esa noche para el acto con Raúl. Rene y yo salimos locos de aquella trasmisión, inconformes porque creímos que no había quedado todo lo bien que deseábamos, pero luego entendimos que la emoción del momento exige tranquilidad, sabemos que las trasmisiones en vivo son así, que todo se ensaya pero la puesta final puede ser una sorpresa, sumando a todo ello la confluencia de tecnologías diferentes que debían enlazarse en un switcher que requería más, y solo con la voluntad de los trabajadores de Tele Turquino fue posible lograrlo. Días después, al verlo en la televisión, nos sentimos tranquilos… Fuimos caminando desde el Moncada a la Plaza. Allí esperamos, -en todo tipo de tareas de aseguramiento- a que iniciara el acto de la noche.
A partir de las 4 ó 5 de la tarde comenzaron a llegar a la Plaza muchas personas. Allí sentados en las áreas de los alrededores esperaron hasta la noche. Salimos a tomarnos un buen batido de mamey antes de que todo comenzara. Fue oscureciendo. Cayó la noche. Almeida iluminaba la Plaza. Maceo estaba más imponente que nunca. Allí, a escasos metros de nosotros, estaba Fidel, resguardado por el Titán. Los invitados llegaban, iban ocupando asientos. La prensa se ubicaba. Las canciones en la pantalla inmensa iban dotando de una mística aquel momento. Recuerdo que saludé a Douglas, mi amigo, pues coincidimos allí y fue una alegría tremenda vernos, en medio de aquella tristeza. Antes de que ya hubiera que subir al camión de remoto, nos quedamos un poco más para respirar Santiago de noche, sus luces, el cartel luminoso de Fidel…. Y Raidel, aquel muchacho que se había unido al grupo de remoto poco tiempo antes, me dijo mirando a la muchedumbre: “ahora yo sí entiendo a mi abuelo, de por qué yo tenía que venir a Santiago para entender muchas cosas…”. Raidel es nieto del artemiseño que salvó a Fidel cuando el asalto al Moncada. Supe desde ese día que seríamos muy buenos amigos. Y así fue.
Poco antes de iniciar el acto, todos subimos al camión. Rene al lado de Danylo. Jair cerca también con la gráfica, Frandy al tanto de la grabación, Anthony velando por todo, Mayito Canals… todos… Silencio absoluto. Siete de la noche. Comenzaba. La noche en Santiago era como la de La Habana el 29 de noviembre anterior…Impresionaba todo. Cada orador dedicó sus palabras a Fidel y al pueblo, las banderitas cubanas ondeaban, los amigos estaban impresionados, Maceo escuchaba, Almeida… Y el Comandante. El guion lo íbamos revisando y se cumplía poco a poco, paso a paso, y sin un desliz por parte del director que estaba “ponchando”. Él estaba ante el acto más difícil de su vida, no solo en lo profesional, sino por la cercanía que siempre tuvo con el Gigante. Él no se iba a permitir “ningún wild pitch” y menos en ese desafío.
Comenzó a hablar Raúl, en uno de los discursos más conmovedores de su vida, me atrevo a escribir. Todos escuchábamos, callados, hasta que las emociones volvieron a romper, con la frase de Maceo: “quien intente apropiarse de Cuba, recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha”. Supimos que iba a terminar. Todos se ponen de pie en la Plaza y se oye el llamado a su hermano que se debe haber escuchado allá en el Turquino, en Las Mercedes, en Cinco Palmas, en Tuxpan, en Birán: “FIDEL, FIDEL: HASTA LA VICTORIA….” Y del pueblo retumbó el “SIEMPRE”…
Yo nunca voy a olvidar la voz de Raúl en ese instante. Nunca. El pueblo aplaudió enfebrecidamente, gritó consignas, mientras se rodaba la Marcha del 26 en la pantalla gigante...El acto había terminado. La sensación de vacío, de que ya…eso era todo, o que era casi todo lo que faltaba, que estábamos a punto de terminar lo que no hubiéramos querido nunca, y a la vez, la posibilidad de estar allí cerca suyo. Volví a llorar, mucho. Nos abrazamos todos dentro del camión. Nos hacía falta. De La Habana, emocionados, también llamaron.
Pero no, no había tiempo para llantos. Había que desmontar y arrancar para Santa Ifigenia, a dejar todo listo para el amanecer siguiente, el paso final de varios días de preparación. Y así fue. La primera hora del 4 de diciembre de 2016 nos recibió en el cementerio, entre cables, cámaras y gente buena que ayudaba en todo. Estábamos con la Duaba a la derecha hacia atrás, cuando una se para frente a Santa Ifigenia. Raidel llevaba cables para aquí y para allá… La piedra estaba allí…esperando…
Cuando se terminó, salimos al hotel a darnos un baño, comer algo y regresar. Ese día no dormimos…ni aunque hubiéramos querido, podíamos dormir.
jueves, 2 de diciembre de 2021
Diario de 10 días: 2 de diciembre de 2016
Preparativos
2 de diciembre de 2016
El 2 de diciembre fue día de reuniones y pruebas. Amanecimos reunidos con cada camarógrafo y jefe de remoto para salir a emplazar luego. Recuerdo que los muchachos de Lía Estudio se presentaron porque ellos también querrán ser parte del homenaje a Fidel. Llevaron los equipos con que contaban, y claro que se sumaron. Todos juntos por Fidel. En Tele Turquino no faltaban esfuerzos ni detalles. La preparación del estudio, de la cabina para “ponchar” las diferentes señales. Salimos entonces. Rene estaba muy activo, en el edificio altísimo, en la calle aquella, en la intersección, en el parque. La Duaba recibía a la entrada de la ciudad y enlazaba luego con una cámara en la azotea del 18 plantas, y luego otra, y luego otra, hasta llegar al camión donde estarían los villaclareños, y Olga Lidia, luego por Chicharrones, y Lía estudios en Plaza de Marte, y Ferguson en el Parque Céspedes, y Riverito en el Moncada… Así se enlazó toda la ciudad para el recorrido de la caravana cuando llegara Fidel. Era 2 de diciembre , día del desembarco, y el Jefe iba a donde tocaba: Granma, para el homenaje allí y luego amaneciendo el día 3, la ciudad indómita. En mi recuerdo parece un día corto, pero no lo fue. Fue un día de trabajo intento, de chequeo de señales y de prácticas para que no fallara nada. Parecía que cuidábamos un evento importante, pero en realidad estábamos trabajando con la vida…Empresa Eléctrica, Etecsa, el Partido, el Gobierno, la televisión, cada una de las cámaras de las corresponsalías municipales que en la carretera central iban a filmar el recorrido….o como aquella familia que ese mismo día , casi a la medianoche cuando terminamos el montaje de la última unidad de remoto, nos dio café y nos dijo: pueden irse tranquilos, no tiene que quedarse nadie, que aquí nadie va a dormir hoy para cuidar el camión y los equipos… o aquella anécdota que alguien contó –no tuve cómo comprobarla, pero conociendo a Santiago, es probable que haya sido así- de que en algún punto de la ciudad un extranjero atrevido –unos decían que era periodista- e irrespetuoso osó preguntar en ese barrio si ellos con Fidel pasaban hambre, y tuvo que salir corriendo de aquel lugar. Ya las leyendas se tejían y aquella historia de la Cuba postcastro apenas comenzaba, pero comenzaba con él multiplicado. Y es que eran muchos. Era la ciudad entera esperando a Fidel. Sabían que el jefe iba para allá y estaban tristes, pero a la vez orgullosos y decididos a tener la ciudad más linda que nunca y más combativa. Era Cuba entera. Las imágenes que veíamos así lo decían en una transmisión ininterrumpida de nuestra televisión nacional en homenaje al líder. Toda Cuba se unió más después del 25 de noviembre de 2016. El enemigo, atónito, contemplaba una vez más su derrota.
miércoles, 1 de diciembre de 2021
Diario de 10 días: 1ero de diciembre de 2016
1ero de diciembre de 2016
Santiago...
La carretera central amaneciendo, Santiago más cerca, mandarinas para el camino, los teléfonos y la radio sin apagarse… Llegamos. Nunca voy a olvidar el Santiago de Cuba que nos recibió aquel 1ero de diciembre de 2016. Santiago todo tenía un brazalete del 26. Cada persona, cada niño, anciano, joven, en cualquier sitio, plaza o escuela…..toda la ciudad recordaba 60 años atrás cuando Frank y sus muchachos se levantaron en armas…y ahora esperaba a Fidel, otra vez…. Y para siempre. Supe que yo tampoco me iría más de allí...
Aún no era mediodía. Sin soltar los bultos llegamos a Tele Turquino, allí, en el Moncada. Sheyla su directora nos estaba esperando. Rápidamente conversamos sobre la idea de lo que haríamos, las posibilidades de ese canal y los sitios donde podríamos colocar las cámaras. Luego de conversar un buen rato, salimos de recorrido en nuestra guagua voladora por Santiago, justo por la trayectoria que seguiría la caravana, revisando cada punto, su alcance, lo que necesitaba para enlazarse con el otro punto, el alcance de las cámaras, las necesidades para ello, la señal al canal y allí la mezcla de todas aquellas señales. Hacía falta la fuerza entera, incluido remoto de Santa Clara con la tropa aguerrida del buen Taibo. Así, pues, en ese recorrido, con el sol de Santiago ya vertical, avanzamos, recorrimos, nos bajamos, elegimos. Había que distribuir más cámaras, que si aquella parte de Chicharrones quedaba fuera del alcance y había que incluirla… Hasta que así, casi al final de la vuelta, pasamos frente a Santa Ifigenia. Alguien dijo bajito: “mira, ese es el lugar, están trabajando allí todavía”. Nos quedamos mudos, alma apretada, llanto a punto... Al menos yo no sabía en qué consistía el lugar para donde iba el Jefe. La piedra estaba medio cubierta, y en ella estaban algunos trabajadores retocando…no pude distinguir bien porque aunque la guagua no iba tan rápido, no se detuvo en ningún momento…. La sensación era de vacío, o de algo inmenso, o de algo que pincha hondo… Habíamos visto “el lugar”…
Ya con una idea del recorrido, desde el Balcón del Caribe que nos acogió, nos sentamos a pensar concretamente lo que hacía falta para cubrir cada uno de los tramos. Cuando hubo idea más acabada, se convocó reunión para el día 2 con todos los que participarían,- y se sumarían los que venía de las veladas de Camagüey y de Granma- y hacer la primera prueba ya con todo montado. Danylo, Trápaga, Rene… tantos protagonistas callados, de los que no quieren que los vean ni les recuerden, pero que tanto guardan de la Historia de la Revolución y sus principales trasmisiones de momentos únicos...
Esa noche vimos por televisión todo del recorrido… cada detalle se seguía sumando minuto a minuto…. Había que hacerlo cada vez mejor por Fidel y por el pueblo…