"No hay final. Siempre hay comienzos. Como decia el Che: hay gente que tiene ´su más allá´ en el pueblo y que nacen, que nacen siempre..."
martes, 31 de diciembre de 2013
está permitido.....
Voy a apostarlo todo, otra vez, aunque en ello tenga que empeñar algunos puntillos de mi ELO......
...esas bellezas suyas...
Estas son palabras hermosas, dichas el 8 de enero de 1959 por Fidel.........
Lo que yo he dicho en otra parte: nadie vaya a creer que las cosas se van
a resolver de la noche a la mañana. La
guerra no se ganó en un día, ni en dos, ni en tres, y hubo que luchar duro; la
Revolución tampoco se ganará en un día, ni se hará todo lo que se va a hacer en
un día. Además, le he dicho al pueblo en
otros actos que no se vayan a creer que esos ministros son unos sabios —empiezo
por decirles que ninguno ha sido ministro antes, o casi ninguno. Así que nadie sabe ser ministro, eso es una
cosa nueva para ellos; lo que están es llenos de
buenas intenciones. Y yo digo en esto,
igual que digo de los comandantes rebeldes: miren, el comandante Camilo Cienfuegos
no sabía de guerra, ni de manejar un arma, absolutamente nada. El Che no sabía nada; cuando conocí al Che en
México se dedicaba a disecar conejos y hacer investigaciones médicas. Raúl tampoco sabía nada; Efigenio Ameijeiras
tampoco sabía nada; y al principio no sabían nada de guerra, y al final se les
podía decir, como les dije: “Comandante, avance sobre Columbia, y
tómela”; “Comandante, avance sobre La Cabaña, y tómela”; “Avance sobre Santiago, y tómelo”, y yo sabía que lo
tomaban...
Al Indio.....
Este 31 de diciembre me viene a la mente el Indio Naborí, con su Marcha Triunfal del Ejército Rebelde..... Recuerdo que la única vez que lo vi en persona fue en el 2004, en el hospital Ameijeiras... Íbamos una alumna venezolana y yo....En cuanto lo vi, le dije: Vamos a conocer al poeta...Nos acercamos, le dimos un beso y le dijimos que éramos estudiantes. Le pedí, para mi eterno amigo Jesús, un autógrafo y le dije que era un tocayo pinareño suyo que le encantaba la décima y era admirador tremendo de su obra.....Para Jesús escribió....y a Raquel, la venezolana, recuerdo que le dijo: "y para ti, un Orinoco de amor"....No podría olvidar la ternura con que nos atendió y colocó nuestras caras entre sus manos....
Hoy, 31 de diciembre, me viene a la mente su vida combatiente y llena de amor.....por eso no puedo otra cosa que reproducir la hermosa Marcha que dedicara al hombre que admiró y siguió.....y que admiramos tantos y seguimos....
Al Indio, también, el abrazo este día....y la certeza de que miramos con sus ojos nuestros...
Marcha Triunfal del Ejército Rebelde
¡Primero de Enero!
Luminosamente surge la mañana.
¡Las sombras se han ido! Fulgura el lucero
de la redimida bandera cubana.
El aire se llena de alegres clamores.
Se cruzan las almas saludos y besos,
y en todas las tumbas de nobles caídos
revientan las flores y cantan los huesos.
Pasa un jubiloso ciclón de banderas
y de brazaletes de azabache y grana.
Mueve el entusiasmo balcones y aceras,
grita desde el marco de cada ventana.
A la luz del día se abren las prisiones
y se abren los brazos: se abre la alegría
como rosa roja en los corazones
de madres enfermas de melancolía:
Jóvenes barbudos, rebeldes diamantes
con trajes olivo bajan de las lomas,
y por su dulzura los héroes triunfantes
parecen armadas y bravas palomas.
Vienen vencedores del hambre, la bala y el frío
por el ojo alerta del campesinado
y el amparo abierto de cada bohío.
Vienen con un triunfo de fusil y arado.
Vienen con sonrisa de hermano y amigo.
Vienen con fragancia de vida rural.
Vienen con las armas que al ciego enemigo
quitó el ideal.
Vienen con el ansia del pueblo encendido.
Vienen con el aire y el amanecer
y, sencillamente, como el que ha cumplido
un simple deber.
No importa el insecto, no importa la espina,
la sed consolada con parra del monte,
el viento, la lluvia, la mano asesina
siempre amenazando en el horizonte.
¡Sólo importa Cuba! Sólo importa el sueño
de cambiar la suerte.
¡Oh, nuevo soldado que no arruga el ceño
ni viene asombrado de tutear la muerte!
Los niños lo miran pasar aguerrido
y piensan, crecidos por la admiración,
que ven a un rey mago, rejuvenecido,
y con cinco días de anticipación.
Pasa fulgurante Camilo Cienfuegos.
Alumbran su rostro cien fuegos de gloria.
Pasan capitanes, curtidos labriegos
que vienen de arar en la Historia.
Pasan las marianas sin otras coronas
que sus sacrificios: cubanas marciales,
gardenias que un día se hicieron leonas
al beso de doña Mariana Grajales.
Con los invasores, pasa el Che Guevara,
Alma de los Andes que trepó el Turquino,
San Martín quemante sobre Santa Clara,
Maceo del Plata, Gómez argentino.
Ya entre los mambises del bravío Oriente,
Sobre un mar de pueblo, resplandece un astro:
ya vemos... ya vemos la cálida frente,
el brazo pujante, la dulce sonrisa de Castro.
Lo siguen radiantes Almeida y Raúl,
Y aplauden el paso del Héroe ciudades quemadas,
Ciudades heridas, que serán curadas,
y tendrán un cielo sereno y azul.
¡Fidel, fidelísimo retoño martiano,
asombro de América, titán de la hazaña,
que desde las cumbres quemó las espinas del llano,
y ahora riega orquídeas, flores de montaña.
Y esto que las hieles se volvieran miel,
se llama...
¡Fidel!
Y esto que la ortiga se hiciera clavel,
se llama...
¡Fidel!
Y esto que mi Patria no sea un sombrío cuartel,
se llama...
¡Fidel!
y esto que la bestia fuera derrotada por el bien del hombre,
y esto, esto que la sombra se volviera luz,
esto tiene un nombre, sólo tiene un nombre...
¡Fidel Castro Ruz!
¡Primero de Enero!
Luminosamente surge la mañana.
¡Las sombras se han ido! Fulgura el lucero
de la redimida bandera cubana.
El aire se llena de alegres clamores.
Se cruzan las almas saludos y besos,
y en todas las tumbas de nobles caídos
revientan las flores y cantan los huesos.
Pasa un jubiloso ciclón de banderas
y de brazaletes de azabache y grana.
Mueve el entusiasmo balcones y aceras,
grita desde el marco de cada ventana.
A la luz del día se abren las prisiones
y se abren los brazos: se abre la alegría
como rosa roja en los corazones
de madres enfermas de melancolía:
Jóvenes barbudos, rebeldes diamantes
con trajes olivo bajan de las lomas,
y por su dulzura los héroes triunfantes
parecen armadas y bravas palomas.
Vienen vencedores del hambre, la bala y el frío
por el ojo alerta del campesinado
y el amparo abierto de cada bohío.
Vienen con un triunfo de fusil y arado.
Vienen con sonrisa de hermano y amigo.
Vienen con fragancia de vida rural.
Vienen con las armas que al ciego enemigo
quitó el ideal.
Vienen con el ansia del pueblo encendido.
Vienen con el aire y el amanecer
y, sencillamente, como el que ha cumplido
un simple deber.
No importa el insecto, no importa la espina,
la sed consolada con parra del monte,
el viento, la lluvia, la mano asesina
siempre amenazando en el horizonte.
¡Sólo importa Cuba! Sólo importa el sueño
de cambiar la suerte.
¡Oh, nuevo soldado que no arruga el ceño
ni viene asombrado de tutear la muerte!
Los niños lo miran pasar aguerrido
y piensan, crecidos por la admiración,
que ven a un rey mago, rejuvenecido,
y con cinco días de anticipación.
Pasa fulgurante Camilo Cienfuegos.
Alumbran su rostro cien fuegos de gloria.
Pasan capitanes, curtidos labriegos
que vienen de arar en la Historia.
Pasan las marianas sin otras coronas
que sus sacrificios: cubanas marciales,
gardenias que un día se hicieron leonas
al beso de doña Mariana Grajales.
Con los invasores, pasa el Che Guevara,
Alma de los Andes que trepó el Turquino,
San Martín quemante sobre Santa Clara,
Maceo del Plata, Gómez argentino.
Ya entre los mambises del bravío Oriente,
Sobre un mar de pueblo, resplandece un astro:
ya vemos... ya vemos la cálida frente,
el brazo pujante, la dulce sonrisa de Castro.
Lo siguen radiantes Almeida y Raúl,
Y aplauden el paso del Héroe ciudades quemadas,
Ciudades heridas, que serán curadas,
y tendrán un cielo sereno y azul.
¡Fidel, fidelísimo retoño martiano,
asombro de América, titán de la hazaña,
que desde las cumbres quemó las espinas del llano,
y ahora riega orquídeas, flores de montaña.
Y esto que las hieles se volvieran miel,
se llama...
¡Fidel!
Y esto que la ortiga se hiciera clavel,
se llama...
¡Fidel!
Y esto que mi Patria no sea un sombrío cuartel,
se llama...
¡Fidel!
y esto que la bestia fuera derrotada por el bien del hombre,
y esto, esto que la sombra se volviera luz,
esto tiene un nombre, sólo tiene un nombre...
¡Fidel Castro Ruz!
viernes, 27 de diciembre de 2013
Una chica mala.....
Se puede decir que no voy a hacer
recuentos porque no será justo tener que callarme cosas y poder
decir solo otras...el balance sería injusto....sin balance,
vaya...y no quiero que se me queden cosas lindas por decir...por
tanto, solo hablaré de las malas....
Tendría que ser a lo interno, y sí,
este 2013 cumplió mis expectativas: mantuve mi mal hábito de
olvidar papeles, mantuve el reguero como orden del día, cogí
“montes” por cualquier insignificancia, no trabajé cuanto debí
y no aprendí ni escribí lo suficiente.......(De Felipe, no voy a hablar porque
con él todo es bueno)
Acepté cosas y devolví otras, ensayé par de miraditas "matadoras", seguí sin ser
fotogénica pero sí fotovoltaica; no grité siempre que quise y debí
aprender algo más de Kickboxing y Artes Afines; aprendí el valor de una tusa; le hice caso a cosas
de las que por suerte ya no me acuerdo mucho y.......bueno, supongo
que debí haber hecho más cosas malas...pero con estas basta.....no
vayan a pensar mal de mí....
Ah, claro...me he tirado algunas fotos
por ahí medio provocadoras....pero bueno, no tengo cargos de
conciencia.....(y eso también debe ser malo, verdad????)
Pero en fin, un año no tan malo como
quizás se pensó, pero sus cosas divinas y terribles a buen
término......
A todo lo que existe, le digo como el
poeta: gracias por el encanto de lo bello y lo triste.....
(Por cierto, a quienes he arruinado la
“Navidad”...¿qué decirles???? lo lamento tanto......pero no
cejen en su empeño, que a lo mejor pal 2014....quién sabe!!!!.)
viernes, 20 de diciembre de 2013
siempre me regresa....
Canción de Navidad
El fin de año huele a compras,
enhorabuenas y postales
con votos de renovación.
Y yo que sé del otro mundo
que pide vida en los portales,
me doy a hacer una canción.
enhorabuenas y postales
con votos de renovación.
Y yo que sé del otro mundo
que pide vida en los portales,
me doy a hacer una canción.
La gente luce estar de acuerdo,
maravillosamente todo
parece afín al celebrar.
Unos festejan sus millones,
otros la camisita limpia
y hay quien no sabe qué es brindar.
Mi canción no es del cielo,
las estrellas, la luna,
porque a ti te la entrego
que no tienes ninguna.
Mi canción no es tan sólo
de quien pueda escucharla,
porque a veces el sordo
lleva más para amarla.
Tener no es signo de malvado
y no tener tampoco es prueba
de que acompañe la virtud.
Pero el que nace bien parado,
en procurarse lo que anhela
no tiene que invertir salud.
Por eso canto a quien no escucha,
a quien no dejan escucharme,
a quien ya nunca me escuchó,
al que en su cotidiana lucha
me da razones para amarle,
a aquel que nadie le cantó.
maravillosamente todo
parece afín al celebrar.
Unos festejan sus millones,
otros la camisita limpia
y hay quien no sabe qué es brindar.
Mi canción no es del cielo,
las estrellas, la luna,
porque a ti te la entrego
que no tienes ninguna.
Mi canción no es tan sólo
de quien pueda escucharla,
porque a veces el sordo
lleva más para amarla.
Tener no es signo de malvado
y no tener tampoco es prueba
de que acompañe la virtud.
Pero el que nace bien parado,
en procurarse lo que anhela
no tiene que invertir salud.
Por eso canto a quien no escucha,
a quien no dejan escucharme,
a quien ya nunca me escuchó,
al que en su cotidiana lucha
me da razones para amarle,
a aquel que nadie le cantó.
(1988)
miércoles, 18 de diciembre de 2013
Guille siempre enseñando.....
Reproduzco un texto del Guille, de esos que a veces necesita la gente para desprenderse, sacudirse, y seguir......
Cerrando Círculos...
Hoy les regalo un pequeño texto —sintetizado—, del escritor brasileño Paulo Coelho, envío de Lázaro.
Es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en
permanecer más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría, el
sentido del resto. Cierra círculos, o puertas, o capítulos. Como quieras
llamarlo, lo importante es cerrarlos, dejar ir momentos que se van
clausurando.
¿Terminó con su trabajo? ¿Con la relación? ¿No más en esa casa? ¿Debe
irse? ¿La amistad se acabó? Puede pasarse el tiempo «revolcándose» en
porqués, en rebobinar el casete y tratar de entender por qué sucedió tal
o cual hecho.
El desgaste será infinito porque en la vida, usted, yo, todos y todas
estamos abocados a cerrar capítulos, pasar la hoja, terminar con etapas
o momentos y seguir adelante. No podemos en el presente añorar el
pasado, preguntándonos por qué sucedió, hay que soltar, desprenderse.
No puedes ser niño eterno, adolescente tardío, empleado de empresa
inexistente, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado. No.
¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! A veces es importante destruir
recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar
documentos, vender o regalar libros.
Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de
superación. Dejar ir, desprenderse. En la vida nadie juega con cartas
marcadas y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, pasar
la hoja, vivir solo lo que tenemos en el presente. El pasado ya pasó.
No espere que le devuelvan, que le reconozcan, que alguna vez sepan
quién es usted. Suelte el resentimiento, que lo único que consigue es
dañarlo mentalmente, envenenarlo, amargarlo. La vida es adelante, nunca
atrás. Si usted anda por la vida dejando «puertas abiertas», por si
acaso, nunca podrá desprenderse ni vivir lo de hoy con satisfacción.
Noviazgos o amistades que no clausuran, posibilidades de «regresar»
(¿a qué?), necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron,
silencios que lo invadieron. ¡Si puede enfrentarlos ya y ahora, hágalo!
Si no, déjelo ir, cierre capítulos. Dígase a usted mismo que no, que no
vuelve.
Pero no por orgullo ni soberbia, sino porque usted ya no encaja allí,
en ese lugar, en ese corazón, en esa casa, en ese escritorio, en ese
oficio. Usted ya no es el mismo que se fue, hace dos días, tres meses,
un año, por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cierre la puerta, pase
la hoja, cierre el círculo. Ni usted será el mismo, ni el entorno al que
regresa igual, porque en la vida nada se queda quieto, estático. Es
salud mental, amor por usted mismo desprender lo que está en su vida.
Nada ni nadie es indispensable.
Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo es vital, porque cuando
vino al mundo llegó sin ese adhesivo, por lo tanto es costumbre vivir
pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el
adhesivo humano o físico que hoy le duele dejar. Aprenda a desprenderse,
humanamente es posible. Solo es costumbre, necesidad, apego. Cierre,
clausure, limpie, tire, oxigene, sacuda, suelte.
Regalo de jueves
Siga adelante con tranquilidad. ¡Esa es la vida!
(Publicado originalmente el 6 de noviembre de 2003)
miércoles, 11 de diciembre de 2013
La viejita de la "casa amarilla"
Siempre paso por ahí con Felipe, lo mismo a la hora de ir al círculo que de regreso a casa….Le dice “la casa amarilla”, porque es la casa amarilla de madera que ha estado por más de 80 años al lado de la línea del tren. Allí se venden flores…Es una casa humilde, no solo porque sea de madera, sino porque entre las telas que simulan cortinas se denota que vive alguien que no tiene mucho que ocultar ni resguardar…La casa nunca ha sido agredida, ni violentada…está intacta, como cuando se construyó…Solo el color amarillo da síntomas de que algo nuevo pasó por allí…Como les decía, allí se venden flores…Es una viejecita…una señora ya de pelo blanco que siempre me recuerda a mi abuela, siempre al tanto de sus mariposas, girasoles, extrañas rosas, clavelitos…Allí está siempre…ha estado…..Alegrando con sus flores, y aunque vive de ofrecer los pétalos más diversos, a veces hasta los regala a quienes pasan por allí, ya sea en carro –cuando paran ante la línea del tren- o bien a los que cruzan el camino a pie… Da como la impresión de que no tiene mucho para dar pero vive de bellezas, porque comparte aún lo que es hermoso y puede cambiar el gesto de un rostro enjuto….Pero para todos siempre es -simplemente- la "viejita de las flores".
Esta
mañana fue diferente….esta mañana no tuve guagua y seguí el
tramo caminando… y justo en el momento en que pasaba por allí, la
dueña de “la casa amarilla” venía caminando de frente…y la
vi…le vi los ojos por primera vez más cerca…le vi su delantal
viejo y limpio, su ropa de los años 70 probablemente…y el rostro
maquillado…. ¿maquillado? ¡maquillado!(¿Cómo era posible que
una viejecita que parecía que regalaba flores como lo último que
hacía en su vida, con los pasos lentos de la edad de un lado a otro,
se arreglaba el rostro con su creyón de labios, un poco de colorete
y el olor de una colonia….?)
Y es que hay seres humanos que no se cansan de
compartir lo hermoso... Luego comprendí que es así, que siempre ha sido
así: ella es, irremediablemente, parte de ese ramo precioso de gente
que adorna la vida de esta ciudad.
lunes, 9 de diciembre de 2013
No te me pierdes ni en los humos de la tarde…
A veces todo parece que sí, que da vueltas y volvemos al mismo punto
de origen, o simplemente pierdo el rumbo; no logro fijar la vista en
un punto que me oriente. Soñé demasiado o salté demasiado, aunque
en realidad nunca parezca que es demasiado. El peor de todos los
errores sería no escucharte o dejar de soñar. Volvería a
mencionarte una y otra vez y parecería loco hablarle a un muerto,
porque todos así lo creen. Sin embargo al estilo de Silvio -de
fantasma de Silvio- te extraño, me decido a tararearte, te abalanzas
sobre mí a cualquier hora del día y no solo en casa… Me gustaría
poder llevarte las flores que te debo, las que te pone mi mente pero
no mis manos….Le debo a Santiago una caminata de la mano, unas
bugambilias mezcladas con el
marpacífico silvestre que un guajiro de ojos soñadores me ayudó a
cortar para ti; te debo otra carta, otra que te haga un balance de
los últimos 5 años de deudas y de amor. Casi en bancarrota. Ya me
he declarado en bancarrota alguna que otra vez, pero ojalá pudieras
ver mi retoño, cómo le canta a las mismas cosas que le cantas tú,
como se interesa por los tres colores más hermosos y cuánto exige
una bandera para escuchar, con ella en la mano que la agita, el Himno
que dicen que cantaste cuando te golpeaban…o el Reclamo del
Centenario…No sé si lo cantaste, si declamaste, o si fueron solo
leyendas que envolvieron la belleza de tus 24 años en la senda de la
felicidad.
Leyendas merecidas que a la distancia de 55 años se
mantienen intactas y aunque exista la certeza de que son solo eso
–leyendas- nadie se atreve a negar su hermosura… Mi retoño que
no llevó tu nombre, pero es más tuyo que si se hubiese llamado
Raúl…y al final, lo quiero de igual forma y es un Raúl con otro
nombre, como mismo se dice que es un Silvio, a pesar de que nació un
día antes que el poeta… Si escucharas a Silvio….aunque quizás
sin ustedes la poesía no hubiera sido la misma…. Haydée, con la
que compartiste tardes de apuros e impresiones, amores y desvelos,
les llevó a esos nuevos poetas el alma de aquella juventud que se
lanzó a todo……
Tu sobrino canta, toca, tiene un grupo especial
que se llama como aquel lugar donde te sacaron los dientes a piñazos
y te estrellaban contra las paredes…..pero ese grupo ha vuelto el
nombre música, porque ustedes le dieron la poesía y el amor a las
mazmorras más asquerosas y llenas de sangre… Solo puedo ofrecerte
una cantata desde aquí, un paseo en canoa por el Malecón; o
compartir, en franco desafío al machismo, un partido de pelota
contigo en la Loma de Chaple…Podría ahora mismo sentarme con
Erasmo y contigo a chupar naranjas chinas y hablar mil barbaridades
del descarado de Lavernia y sus robos en el Instituto…pero daría
cualquier cosa por que, luego de que me dejaran en casa, le leyeras a
Erasmo el poema que me has escrito esta noche…..
Me gustaría tanto
saber si te late en el corazón todavía mi camino, si aún tienes la
certeza de que admiro tu riesgo y tu entrega, y de que solo la rubia
y yo te hemos esperado….. –por cierto, no
me queda más remedio que admitir que las rubias existen-…. Me despierto
llena de cosas tuyas, de puntos suspensivos, de exclamaciones, de
reclamos y añoranzas…me levanto hecha Raúl, una versión femenina
que espera, que tiene cejas gruesas, que se niega a verte viejo
aunque le hubiera encantado ir contigo –ya a las puertas de los 85-
a cualquiera de esos lugares a donde van los abuelos a desempolvar
fotos e historias….
Te tengo…Te tengo como no he tenido nunca a nadie, y no porque sea
más fácil tenerte a ti, con la mirada alada y los ojos lindísimos
que tienes….Te tengo desde que te vi por primera vez, desde que te
leí, desde que te supe ajefista, periodista, soldado, poeta, desde
que te vi muerto tirado en una caja de madera donde parecía que
habían roto la poesía….te tengo desde la soledad de tu gato
Posdablón y desde la mía –que no tiene nombre y la salva
Felipe-….No es más fácil quererte, aunque lo aseguren algunos
vivos para sacar de su condición una desventaja que les dé ventaja
por sobre ti….
Hoy voy a regalarte palomas, porque falta poco para que despertemos
el día 14 y, mientras en muchos lugares haya gente recibiendo
medallas con tu nombre, tú y yo estaremos bañándonos en el
Mayabeque y mirándolas volar….
PD: Cuba nos crece, nos renace, nos enseña…y seguimos juntos a
pesar de los años….Recuerda, la rubia y yo….porque aunque antes
creí que aquella era mi rival, hoy he comprendido que quien debe
cuidarse es ella, porque a mí no te pierdes ni en los humos de la
tarde y ando tras de ti –con todo lo que ello implica- en el
vertical sendero que lleva a la felicidad.
domingo, 8 de diciembre de 2013
A Gabriel, hoy que se nos multiplica....
A Gabriel Gil perseguí telefónicamente un buen tiempo hasta que pudimos concretar el encuentro en su casa, en la calle 72 ó 74... Hasta allí corrí luego de leer que es fue uno de los que tuvo la posibilidad de ser moncadista, expedicionario del Granma, sobrevivir al desembarco y luego continuar la lucha clandestinamente...
Lo recuerdo aquella tarde, sentados ambos en el portal de su casa, y con la pierna sobre el brazo de su sillón de madera.....Y aquello nunca se me olvida porque así mismo se sentaba mi abuelo Ramón.... Allí conversamos sobre el Moncada, sobre Fidel, sobre Juan Domínguez Díaz, aquel otro moncadista de la zona de Lawton y que él conoció. También recordamos a Pichirilo, timonel del Granma, y sus otras "aventuras, venturas y desventuras" como sobreviviente de Alegría de Pío, en las montañas y luego en la ciudad. Aquel día salí de su casa con más historias de las quepensé hallar....Sus palabras guardadas -y que aún conservo-, sin dudas tendré que reproducirlas algún día, porque Gabriel fue de esas personas que, como mi abuelo Ramón, se sentaba con la pierna sobre el sillón, y con esa misma naturalidad hablaba de lo bello y lo difícil, de lo hermoso y amargo; y con velocidad insospechada se ponía de pie para salir hasta donde fuese preciso, con armas, con palabras, o como portador del ejemplo de aquella generación que dio luz a Martí en su centenario....
Hoy mis palabras lo recuerdan bien, como se debe recordar a un familiar, a una persona cercana, capaz de compartir con una extraña y desconocida periodista como si le hubiese hablado a una hija, o una nieta...
Mi abrazo para Gabriel hoy, cuando se nos multiplica...
jueves, 28 de noviembre de 2013
Con hijo incluido....de muy buena fe...
Nunca enfermé de pasado
aunque he procurado
volver a sentir en colores
sin tiempo a arrepentimientos
sobre mis cimientos
te doy un manojo de soles
casi que te doy mi vida
que te doy mis sueños
que te doy mis cinco sentidos
quédate hasta donde puedas
pero hay que entenderme
y quererme con hijo incluido.
Prolongación de mi aire
de mi alma y mi carne
mi infancia regresa a su lado
que no se si el darle es darme
la atención y el tiempo
que juro me hubieran gustado
casi que te doy mis horas
que te doy mi espacio
que te doy mis cinco sentidos
quédate hasta donde puedas
pero hay que entenderme
y quererme con hijo incluido.
Inclúyeme también estos sutiles miedos
de ser templo execrable
donde más frunzo el ceño
y el amor entiende
puntos vulnerables de sed, de confianza
esperanzas de alianzas
y el hambre
total y voraz de vivir
pero no caer
si caigo no sangrar
si sangro dar lección de cicatrizar
y el llanto que espere que la noche llegue
que soy la coraza
y un ángel no pidió caer
palabras con espinas que el amor traduce
dulce música por piel.
No bajaré la cabeza
no tengo destreza
en amar y tener ataduras
todo lo que esté de frente
recibe inclemente
mi fuerte huracán de ternuras
casi que te doy mis horas
que te doy mi espacio
que te doy mis cinco sentidos
quédate hasta donde puedas
pero hay que entenderme
y quererme con hijo incluido.
Y el llanto que espere que la noche llegue
que soy la coraza
y un ángel no pidió caer
palabras con espinas que el amor traduce
dulce música
y el llanto que espere que la noche llegue
que soy la coraza
y un ángel no pidió caer
palabras con espinas que el amor traduce
dulce música por piel.
miércoles, 27 de noviembre de 2013
La vivimos....
A ella le pegaría muy bien ahora mismo las palabras de Guillermo de que es una de las que tiene su "más allá" en el pueblo, de las que nacen siempre...
La voz de Teresita ha crecido, al punto de que por estos días Felipe canta más sus canciones, y debe ser porque en el Círculo la recuerdan más ahora que decidió partir...o será precisamente porque no partió sino que se repartió entre todos los que crecimos escuchando canciones que a la vez cantamos a nuestros hijos y nuestros hijos cantarán a los suyos...
Convertirse en voz de niño, en tradición, en patrimonio, no debe haber sido nunca su propósito, y acaso por eso es que trasciende...porque cantó desde el corazón, con las bellezas de la vida, con lo más puro de una carcajada de niños que corren dándose la mano en ronda.....y porque hizo de su casa la casa de Vinagritos, Pitusas y Eusebios....y tantos duendes que hoy rotundamente la reviven.....y nos permiten vivirla por siempre...
miércoles, 20 de noviembre de 2013
Guapísimo...
A este libro y a su autor los conocí en la oficina de Guillermo....y lo leí luego cuando Felipe nadaba en mi panza....Y quizás por eso el nene me haya salido tan inquieto, tan genioso y rebelde....Es un libro excelente, que habla sobre una historia bella de vida y coloca en su justo lugar al hombre que pensó una revolución con esmero, y con tácticas que por su validez fueron retomadas años más tarde; un hombre que hizo mucho, que llevaba los pantalones justos sin necesidad de agarrarlos con cinturón, y que quizás cuyo error trágico -pero que demostró su humanidad- fue perdonarle la vida a quien luego lo mandaría a matar....
Guiteras es de los que poco se habla y merecen más,porque hizo mucho a pesar de que el velo que envolvió al Gobierno delos 100 Días, con sus corrientes diversas a lo interno, no permitió que el pueblo valorase en su justa medida su valía.
Pero murió como los grandes: disparando...y trascendió como tal.
El 22 de noviembre es el cumpleaños de Tony, del hombre guapo
...ojalá para ese entonces esté lista en Pinar del Río su casa natal....para recibirlo otra vez, porque él es de los que nacen siempre....
martes, 19 de noviembre de 2013
Pupilas insomnes....
Había prometido que de sábado para domingo no iba a dormir...y no dormí. Y no solo quedé en vela yo, sino unos cuantos más del grupito....Bailamos hasta que el pobre muchacho que poco tino tuvo para la música hubo de irse, y luego fueron los móviles los que animaron los pasillos, y luego alguna que otra "Mulata" quemaba las gargantas a pesar de la mezcla del refresquito de naranja....Terminamos cantando mientras los demás dormían, lo mismo los Fórmula V, que Silvio, que Orlando Contreras, que qué sé yo...a riesgo de parecer "desengañados de bares y cantinas"...pero el tema era más profundo: no nos queríamos separar...queríamos estar hasta el último minuto allí, hablando, discutiendo de los dilemas del poeta que la "prefiere compartida" o el porqué biológico y cultural de las infidelidades masculinas en franco desafío de género, o de las posibilidades de la paz, o los retos de Venezuela....Navegamos en los temas de arriba y de abajo, en los que flotan y los que nos hunden, de los que nos sacan lagrimones o los que nos hacen reír ante cualquier ocurrencia.
La juventud cubana es valiosa.
Un "banquero", una colega, un diplomático, un cuentapropista, un cardiólogo, un "nuclear", una bailarina, un químico, un "cuadro".....qué mezcla.....allí amanecimos, en aquella escalera sin sueño que nos mantuvo bajo el sereno para poner a prueba pulmones y gargantas.....Los ojos duros que no querían dar paso al sueño y solo nos permitieron par de bostezos justo a la hora de ir a desayunar sin ticket....
Habíamos pasado apenas 48 horas juntos y fue suficiente pa querernos, así de simple....O será que aquel grupito fue extremadamente cariñoso, o será que los espacios para reunirnos hacen mucha falta no para el "teque", sino para intercambios de fuego y espíritu...
Así caminamos caminos, compartimos con atletas, bailamos con cantantes de los que están y los que no, almorzamos en guaguas o restaurantes, o comedores....aprendimos lemas y los repasamos aunque siempre nos salieron mal....
Y no podría seguir escribiendo si no hablo de la protagonista absoluta de nuestros paladares: la omnipresente tortica....en el segundo lugar del ranking clasificó Coral.....el líquido naranja de nuestros almuerzos, comidas, meriendas, desayunos...hasta de nuestros sueños....
Los jóvenes cubanos sabemos bien lo que queremos......Sabemos cantar, sabemos gritar, ser rebeldes, y también sabemos ser profundos, y mirar con alegría siempre, y bailar y discutir, y soñar sin dormir...con las pupilas insomnes, como Rubén.....con el mismo amor de siempre....de Mella...
Y es que la idea de un Festival Provincial de la Juventud y los Estudiantes trasciende el mero hecho de elegir a los representantes a Quito...Fue reencuentro de lo bello y lo útil, de lo pendiente y lo urgente....Fue joven como nosotros, fue lo que quisimos, ni menos mal ni menos bien...pero como debe ser para los que queremos seguir creciendo.....
La juventud cubana es valiosa.
Un "banquero", una colega, un diplomático, un cuentapropista, un cardiólogo, un "nuclear", una bailarina, un químico, un "cuadro".....qué mezcla.....allí amanecimos, en aquella escalera sin sueño que nos mantuvo bajo el sereno para poner a prueba pulmones y gargantas.....Los ojos duros que no querían dar paso al sueño y solo nos permitieron par de bostezos justo a la hora de ir a desayunar sin ticket....
Habíamos pasado apenas 48 horas juntos y fue suficiente pa querernos, así de simple....O será que aquel grupito fue extremadamente cariñoso, o será que los espacios para reunirnos hacen mucha falta no para el "teque", sino para intercambios de fuego y espíritu...
Así caminamos caminos, compartimos con atletas, bailamos con cantantes de los que están y los que no, almorzamos en guaguas o restaurantes, o comedores....aprendimos lemas y los repasamos aunque siempre nos salieron mal....
Y no podría seguir escribiendo si no hablo de la protagonista absoluta de nuestros paladares: la omnipresente tortica....en el segundo lugar del ranking clasificó Coral.....el líquido naranja de nuestros almuerzos, comidas, meriendas, desayunos...hasta de nuestros sueños....
Los jóvenes cubanos sabemos bien lo que queremos......Sabemos cantar, sabemos gritar, ser rebeldes, y también sabemos ser profundos, y mirar con alegría siempre, y bailar y discutir, y soñar sin dormir...con las pupilas insomnes, como Rubén.....con el mismo amor de siempre....de Mella...
Y es que la idea de un Festival Provincial de la Juventud y los Estudiantes trasciende el mero hecho de elegir a los representantes a Quito...Fue reencuentro de lo bello y lo útil, de lo pendiente y lo urgente....Fue joven como nosotros, fue lo que quisimos, ni menos mal ni menos bien...pero como debe ser para los que queremos seguir creciendo.....
miércoles, 6 de noviembre de 2013
La familia y su valor en la manigua
La vida de los héroes a veces pareciera
resumirse a los momentos en que son grandiosos y ganan la batalla. La vida de
los héroes pareciera ser solo de mármol, o de bronce, cuando en realidad es más
rica y contradictoria –tanto así, que es precisamente su humanidad lo que los
engrandece-.
Por eso, estudiar la vida de los héroes en
toda su dimensión es imprescindible. Incomprensiblemente hasta hoy, nuestra
Historia ha sido contada prácticamente desde la manigua o la Sierra, desde la
bala o el monte; pocas veces desde el silencio o el llanto oculto de una madre,
los desvaríos de una esposa o el querer de un hijo. Así llega ante nuestros
ojos La
familia de Máximo Gómez[1], de Antonio Álvarez
Pitaluga, una investigación hecha libro entrañable que nos trae de vuelta al Viejo bajo las ternuras de Manana y sus
hijos. Como dijera el propio Gómez:
“Los
hombres bien nacidos podemos disfrutar de dulce y consolador: la familia y el
hogar.” Y he ahí un punto de partida que explica y permite conocer mejor al
dominicano mambí que defendió con pasión la libertad de Cuba.
Esta mirada a lo definido
como “lo íntimo de la Historia”, nos permite conocer de manera objetiva a la
familia del Generalísimo, a partir de una rigurosa investigación y de una
manera de contar diferente que capta a sus lectores de inmediato. La vida de la
familia de Gómez con Manana, el amor que nació entre ellos a poco tiempo de
iniciar la Guerra de los Diez Años, la familia que fundaron, los hijos de ambos
y los extramatrimoniales que vivían con ellos; los gustos del padre de familia,
el dolor por la muerte de Panchito cuando iba en busca del cuerpo de Antonio
Maceo… Aparecen todos los momentos que fueron puntos de giro en la vida del
mambí, y cómo la guerra marcó la vida del campesino humilde.
Conocer las
interioridades de un héroe, del medio en que se creció o del cual sacaba
fuerzas para continuar la lucha, ilustra y contribuye a acercar más a la
juventud de hoy a esas historias de vida de hombres que fueron excepcionales
guerreros, pero también fueron amantes, padres y amigos.
Este libro hace
justicia a la vida de un dominicano que marcó una pauta en las luchas por la
independencia cubana, que no estuvo ajeno a las contradicciones de la obra que
nace, pero fiel y obsesionado con la libertad a la cual ofrendó sus fuerzas y
su familia.
El reto de contar la
Historia –y contarla bien- lo cumple el joven Pitaluga, quien a pesar de sus pocos
años honra ya su profesión con el rigor de sus pesquisas y su palabra bien
escrita. La familia de Máximo Gómez es
un libro necesario, y cuya intención merece ser multiplicada y extendida a
otras figuras de la nación cubana para poder comprender desde lo más íntimo de
un hombre, los sentimientos más profundos que ayudaron a edificar una nación.
Máximo Gómez fue uno
de los grandes de las guerras por la independencia de Cuba, que sobrevivió y
vio nacer la República; querido por todos con el cariño que se le profesa a un
padre mayor, las generaciones de cubanos lo identifican hijo de esta tierra que
tanto le debe. Transitar por las páginas de un libro que combina el relato
historiográfico con la fibra del sentimiento, es el logro del autor que tiene
ante sí el compromiso de seguir por las honduras de nuestros héroes.
Es esta una lección
hermosa de homenaje y de cómo podemos adentrarnos en la Historia para la visión
del futuro pues, como bien escribiera el periodista Guillermo Cabrera Álvarez:
“son los espectros queridos quienes más nos impulsan a seguir”.
martes, 5 de noviembre de 2013
La historia de un General joven
La juventud deja su impronta en los tiempos que vive, como dueña de un futuro que se le asigna y ella asume con responsabilidad generacional. A lo largo de toda nuestra Historia, muchos son los ejemplos de jóvenes que dieron lo mejor de sus vidas a una causa, a un proyecto. Lastimosamente, muchos de ellos apenas se recuerdan o solo quedan en el cartel que nombra una calle. Ese es el caso del protagonista de El General más joven: Juan Bruno Zayas.1
Así tituló su libro el historiador Abelardo Padrón, donde nos acerca a la vida de un joven de 29 años que en 14 meses de Guerra llegó a General y ganó elogios de hombres tan grandes como Máximo Gómez: “Juan Bruno Zayas es el Agramonte de la época presente…”; y de Antonio Maceo: “…si muero, Zayas será el Jefe de la Fuerza Invasora”. Con esas frases el autor recibe a los lectores, para dar una medida de quien se presenta.
Este es un libro de obligada consulta, punto de partida para otras investigaciones sobre el héroe. La obra tiene el valor del testimonio escrito por el mambí, con su diario de operaciones militares, que permite revivir el campo de pelea. Ofrece, además, copia de documentos del expediente universitario de Juan Bruno, su árbol genealógico, fotos de familia, breves reseñas sobre la época y el lugar donde nació, y documentos de guerra firmados por él. El libro es todo él una fuente de información de primera mano desde la cual se puede beber y proponer nuevos caminos para describir al guerrero.
Juan Bruno Zayas, que había nacido en el Cerro el 8 de junio de 1867, fue un joven culto, médico, que dejó su profesión por luchar por la independencia de Cuba en la Guerra del 95. Es así que, ejerciendo su profesión en Las Villas, al estallar la contienda apoya la causa y el 25 de abril de 1895, dirige el alzamiento en Vega Alta, tierra villaclareña. Participó en varios combates y apoyó todas las acciones en el territorio central, al punto de que con el grado de Coronel participó en la Batalla de Mal Tiempo, y luego Antonio Maceo lo seleccionó para que continuase junto a su tropa en la invasión hacia Occidente. Su ascenso al grado de General de Brigada lo solicita el propio Maceo al llegar la invasión a Guane, y se hace firme la decisión en abril de 1896, con 28 años de edad.
En las páginas del libro de Abelardo Padrón, además de la valiosa cronología hasta su muerte el 30 de julio de 1896, se conoce de aquel joven comparado con Agramonte y del cual poco se habla en las clases de historia. El rescate de muchas de nuestras más prominentes figuras que quedan solo en el acervo de los historiadores, es el valor fundamental de este libro.
Se tiene la posibilidad de conocer a un joven que en su tiempo fue capaz de asumir el rol más alto que se le exigió. Se tiene, con este libro, la posibilidad de caminar por una calle y saber quién fue la persona que la nombra, rescatar del olvido hechos y colocar en su justa medida las hazañas de combate y amor de una generación que representó Juan Bruno en la manigua.
1 Abelardo Padrón: El General más joven: Juan Bruno Zayas, Ediciones Unión, La Habana, 1984.
martes, 29 de octubre de 2013
Cantos de amor y combate
Lo cubano
salta ante nuestros ojos, o desde nuestros ojos, desde nuestra piel,
desde nosotros mismos como seres andantes que poblamos un
archipiélago salpicado de lo real maravilloso y que se cocinó en un
ajiaco, envidiable por su espontaneidad, sabrosura y temperaturas
siempre calientes.
Cuba, el
país de hombres rápidos, de mente ágil, de alegría y brisa
calurosa; el
país que provoca poemas, que seduce con la temperatura de sus almas,
es mucho más que azul y verde, aunque sean los colores que más
veo….Es la mezcla de los que unimos voces, de todos los diferentes
que extrañamos la misma presencia, que sentimos el mismo salto en la
boca del estómago cuando se grita por todo lo que amamos….Y
también cuando la conga o el danzón demuestran que seguimos siendo
contentos; cuando banderas de otros pueblos nos acompañan
alentándonos; cuando familiares, amigos, cuando los que hicieron la
Historia más reciente, cuando el Himno de Bayamo, cuando el del
26…cuando la caldera hierve y nos cocinamos al sol en una mañana
que a la vez nos alimenta.
La mezcla
de todo es el todo nuestro. Por eso omitir, rechazar, obviar,
desconocer o ignorar, serían errores demasiado costosos para lo que
nos identifica como cubanos, para esa esencia que nos resume y nos
expande a lo largo y ancho del mundo. Pero, si todo lo anterior es
dañino para la cultura cubana, mucho más lo es el permitir que
vengan a escribirnos desde otras latitudes, a publicarnos luego con
lentes europeos o asiáticos…o simplemente a examinarnos como
rarezas del “nuevo” mundo.
Cuba tiene
suficientes referentes como para mirarse a sí en lo profundo y en lo
que sobresale. No tiene necesidad alguna de que vengan a contarle de
otras aceras lo que acontece en su propio patio. Si embargo, no
siempre es justa consigo misma, y se deja replantear y escudriñar
por otros. A veces, involuntariamente; otras, por pereza, o por
acomodo, o bien por abandono.
La Historia
no tiene moldes prefabricados. No puede. Inventárselos sería ir
contra la savia humana que la edifica. La Historia nace de la vida,
es el presente visto dentro muchos años, es el futuro a la luz de
hoy. No puede escribirse con medias tintas, ni creer tampoco que todo
esté escrito. Se enriquece con descubrimientos, testimonios, huesos,
papeles, polvo…con el hombre que la ama y en su búsqueda la hace
crecer. La Historia no es capricho, ni solo arma del que vence, ni
solo pedestal de héroes. La Historia es cultura acumulada en el
tiempo, es vida acumulada en el tiempo, es tiempo repleto de todo lo
humano –con o sin lo divino-. La responsabilidad de cuidarla no es
de una musa, sino de sus obreros: los obreros de la Historia.
En estos
tiempos donde Cuba se repiensa a sí misma, retomar las riendas
sólidas de su devenir en el tiempo es una de las claves para poder
comprender temáticas sociales que no nacieron de la nada; para
entender por qué llegamos hasta aquí y de qué circunstancias somos
hijos, y de cuáles podríamos ser mejores padres. El caso nuestro,
si singular como cada nación, es atípico, porque aunque muchos
consideren que este es el más decisivo de los momentos, lo cierto es
que Cuba ha estado durante toda su historia en cruces definitorios.
Este es uno de ellos. Pero Martí tuvo el suyo, Arango el suyo, Fidel
el suyo, Guiteras, Saco, Maceo….nosotros. Cuba se debate a lo
interno desde su mismísimo propósito de hacerse nación con
nacionalidad, hasta hoy; y se debate a lo externo en defensa de sus
derechos, de su independencia y su soberanía. Ha sido así, por eso
la importancia de que los historiadores asuman un papel creativo,
analítico y profundo que permita salvar, escribir y explicar lo que
no salvarán ni escribirán ni querrán explicar las miradas
extranjeras.
Por eso, a
la luz de este 20 de octubre en el que se festeja nuestra cubanía,
hay que hacer un nuevo llamado para combatir la erosión de valores
que deja al descubierto las raíces de la nación; que sin ellas no
se alimenta el árbol, ni puede dar frutos.
Y con el
afán de comenzar a encontrar más bellezas en nuestras historias, y
de enraizar más lo que nos sostiene, vale detenerse en la historia
de amor de tres canciones y tres himnos.
Las
Bayamesas…
Ya en las
escuelas no se enseñan todos nuestros himnos; solo el de Bayamo, y
por razones obvias -aunque casi todos los niños lo memorizan antes
de los cinco años-. Recuerdo ediciones viejas de libros de texto
donde, además del Himno Nacional, estaba el Invasor y en otros la
Marcha del 26. Esas ediciones ya no existen. Es posible que algún
avezado profesor de Historia enseñe cómo fueron escritos, algo de
las circunstancias, y entonces al nombre de Perucho se unan los de
Enrique Loynaz del Castillo y de Agustín Díaz Cartaya. Pero la
historia, la letra, la melodía, se escuchan solo alguna que otra vez
en un acto. Ya nadie repasa lo épico de esas marchas en las
escuelas, salvo algún análisis efímero y eventual.
Con La
Bayamesa arrullé
a mi hijo porque así lo hizo mi madre conmigo, y mi abuela con ella;
y así debió ser de generación en generación en mi casa desde que
comenzara a cantarse en Cuba. A mi hijo se le canté, pero como a
veces su vigilia le podía al sueño, tenía que acudir a otras
canciones, y así comencé a buscar en la memoria y recordé El
Mambí,
y luego me saltaba La
Lupe,
y de ahí, un día cualquiera de tanto repetirlas, comencé a ubicar
en tiempo cada una de las historias de esas piezas y fue que advertí
que a cada una correspondía un himno: La
Bayamesa con
el Himno
de Bayamo; El Mambí con
el Himno
Invasor; y
La
Lupe
con la Marcha
del 26. Cada
una de ellas fue la canción romántica representativa que nació de
la misma generación que creó y entonó los himnos de combates más
importantes de la Historia de Cuba.
La
Bayamesa está
considerada la primera canción romántica y trovadoresca cubana. En
la gran mayoría de los escritos sobre esta pieza, la melodía se la
adjudican a Carlos Manuel de Céspedes y Francisco del Castillo, y la
letra al poeta José Fornaris. Conocido era que Carlos Manuel -quien
encabezaría luego el alzamiento en La Demajagua, fuese Presidente de
la República en Armas y reconocido como el Padre de la Patria-fue un
buen pianista. Por su parte, Fornaris fue uno de los poetas que más
le cantó a lo cubano y era reconocido conspirador contra la
metrópoli española. Finalmente, Francisco del Castillo, fue un
importante abogado independentista que murió un año antes de
inciarse la Guerra de los Diez Años. Así, en la ciudad de Bayamo,
nacía aquella hermosa canción que representa una época llena de
patriotas y hombres ilustrados. La musa, Luz Vázquez, escuchó por
primera vez gracias a la iniciativa de su amado Francisco -en la
noche del veintisiete de marzo de 1851- lo que luego sería un canto,
más que a la belleza de la mujer bayamesa, a lo grandioso de lo
cubano.
¿No
recuerdas, gentil bayamesa,
que tú
fuiste, mi sol refulgente,
y
risueño, en tu lánguida frente,
blando
beso imprimí con ardor?
¿No
recuerdas que un tiempo dichoso,
me
extasié con tu pura belleza,
y en tus
senos doblé la cabeza,
moribundo
de dicha y amor?
Ven y
asoma a tu reja sonriendo,
ven y
escucha amorosa mi canto,
ven, no
duermas, acude a mi llanto
pon
alivio a mi negro dolor.
Recordando
las glorias pasadas,
disipemos,
mi bien, la tristeza
y
doblemos los dos la cabeza
moribundos
de dicha y amor.
Y
allí en Bayamo estuvo Luz cuando tomaron la ciudad, y a pesar de
perder a dos de sus hijos, se cuenta que arengó a una de sus niñas,
Atala, para que fuera a cantar el himno de Perucho Figueredo. Aquel
himno de Perucho conocido igualmente como La
Bayamesa, en
franca similitud a La
Marsellesa de
Francia como himno de una revolución, tenía su melodía concebida y
tocada desde el 14 de agosto de 1867. En medio de la euforia por la
toma de la ciudad, se escribieron los versos de nuestro himno
nacional, reconocido como tal el 5 de noviembre de 1900 por la
Asamblea Constituyente –y ya para ese año con las supresiones
conocidas de algunas de sus estrofas originales-.
Al
combate corred, bayameses,
que la patria os contempla orgullosa.
No temáis una muerte gloriosa,
que morir por la Patria es vivir.
que la patria os contempla orgullosa.
No temáis una muerte gloriosa,
que morir por la Patria es vivir.
En
cadenas vivir, es vivir
en afrenta y oprobio sumido.
Del clarín escuchad el sonido.
¡A las armas valientes corred!
en afrenta y oprobio sumido.
Del clarín escuchad el sonido.
¡A las armas valientes corred!
No
temáis; los feroces iberos
son cobardes cual todo tirano
no resiste al brazo cubano
para siempre su imperio cayó.
son cobardes cual todo tirano
no resiste al brazo cubano
para siempre su imperio cayó.
Cuba
libre; ya España murió
su poder y orgullo do es ido
¡Del clarín escuchad el sonido,
a las armas valientes corred!
su poder y orgullo do es ido
¡Del clarín escuchad el sonido,
a las armas valientes corred!
Contemplad
nuestras huestes triunfantes
contempladlos a ellos caídos,
por cobardes huyeron vencidos
por valientes supimos triunfar.
contempladlos a ellos caídos,
por cobardes huyeron vencidos
por valientes supimos triunfar.
¡Cuba
libre! Podemos gritar
del cañón al terrible estampido
¡Del clarín escuchad el sonido,
a las armas valientes corred!
del cañón al terrible estampido
¡Del clarín escuchad el sonido,
a las armas valientes corred!
Para
colmo de lindura histórica y lírica, existe una versión anónima
de que cuentan se cantó en la manigua de la Guerra de los Diez Años
y que posee la misma melodía de la Bayamesa de Fornaris, Céspedes y
Castillo; solo que, en esta oportunidad, era una canción de letra
rebelde acorde al momento. Así lo recogen muchos escritos:
¿No recuerdas gentil bayamesa,
que Bayamo fue un sol refulgente,
donde impuso un cubano valiente
con su mano el pendón tricolor?
¿No recuerdas que en tiempos pasados
el tirano explotó tu riqueza,
pero ya no levanta cabeza
moribundo de rabia y dolor?
Te quemaron tus hijos; no hay queja
que más vale morir con honor
que servir al tirano opresor
que el derecho nos quiere usurpar
Ya mi Cuba despierta sonriendo
mientras sufre y padece el tirano
a quien quiere el valiente cubano
arrojar de sus playas de amor.
¿No recuerdas gentil bayamesa,
que Bayamo fue un sol refulgente,
donde impuso un cubano valiente
con su mano el pendón tricolor?
¿No recuerdas que en tiempos pasados
el tirano explotó tu riqueza,
pero ya no levanta cabeza
moribundo de rabia y dolor?
Te quemaron tus hijos; no hay queja
que más vale morir con honor
que servir al tirano opresor
que el derecho nos quiere usurpar
Ya mi Cuba despierta sonriendo
mientras sufre y padece el tirano
a quien quiere el valiente cubano
arrojar de sus playas de amor.
La Guerra
Grande fue una epopeya en la que se demostró que en Cuba había
hombres dispuestos a empeñarlo todo por la independencia, pero no
héroes de mármol, sino hombres que amaron y dedicaron versos a las
mujeres de sus vidas. Por eso, en la manigua, a la par que se cantaba
un himno de combate, se recordaba a la amada con una canción de
amor. Aquella generación, precursora, tuvo como bandera también el
amor.
1895:
el canto de manigua y de invasión
La Guerra
Necesaria, la guerra amorosa que organizó José Martí con la
intención de fundar la república de, por y para todos los cubanos,
traía en sí lo cantos de guerra y amor de sus antecesores, pero
también generó en su propia entraña los cánticos de la nueva
generación que se entregaba a la manigua.
Así,
en la Guerra de 1895 con la invasión a occidente, Enrique Loynaz del
Castillo, General del Ejército Libertador, escribe su Himno
a Maceo. Las
letra nació en la finca La Matilde, Camagüey, como respuesta a unos
versos ofensivos para los mabises, que habían sido escritos en la
ventana de lo que fuerala casa de un militar español. Antonio Maceo
conoce los veros de Loynaz, pero no le acepta el Himno en su honor
por considerarlo demasiado.
Se dispone entonces a musicalizarlo y denominarle como la marcha que
serviría para guiar a las tropas, que enseguida lo aprendieron y en
muchas ocasiones lo denominaron Himno del Pueblo.
¡A las Villas valientes cubanos:
A Occidente nos manda el deber
De la Patria a arrojar los tiranos
¡A la carga: a morir o vencer!
De Martí la memoria adorada
nuestras vidas ofrenda al honor
Y nos guía la fúlgida espadaDe Maceo, el Caudillo Invasor.
Alzó Gómez su acero de gloria,
y trazada la ruta triunfal,
cada marcha será una victoria:
la victoria del Bien sobre el Mal.
¡Orientales heroicos, al frente:
Camagüey legendaria avanzad:
Villareños de honor, a Occidente,
por la Patria, por la Libertad!
De la guerra la antorcha sublime
en pavesas convierta el hogar;
porque Cuba se acaba, o redime,
incendiada de un mar a otro mar.
A la carga escuadrones volemos,
Que a degüello el clarín ordenó,
los machetes furiosos alcemos,
¡Muera el vil que a la Patria ultrajó!
¡A las Villas valientes cubanos:
A Occidente nos manda el deber
De la Patria a arrojar los tiranos
¡A la carga: a morir o vencer!
De Martí la memoria adorada
nuestras vidas ofrenda al honor
Y nos guía la fúlgida espadaDe Maceo, el Caudillo Invasor.
Alzó Gómez su acero de gloria,
y trazada la ruta triunfal,
cada marcha será una victoria:
la victoria del Bien sobre el Mal.
¡Orientales heroicos, al frente:
Camagüey legendaria avanzad:
Villareños de honor, a Occidente,
por la Patria, por la Libertad!
De la guerra la antorcha sublime
en pavesas convierta el hogar;
porque Cuba se acaba, o redime,
incendiada de un mar a otro mar.
A la carga escuadrones volemos,
Que a degüello el clarín ordenó,
los machetes furiosos alcemos,
¡Muera el vil que a la Patria ultrajó!
La
música fuerte, llamando al combate, los versos que en un inicio
quisieron servir de desagravio ante una ofensa española, ahora se
convertían en la voz de todo un ejército que avanzaba por Cuba con
la bandera de la independencia. Un nuevo canto épico, un nuevo
llamado poético que se ajustaba a las nuevas circunstancias, pero
que en esencia-como el de Byamo- llamaba a los cubanos a luchar por
la libertad y en contra de quien ultrajó a la Patria.
Patria,
esa palabra que aparece una y otra vez en dichas composiciones y que
denotan la consolidación de una nacionalidad a la que ya le urgía
una nación con nombre y derechos. Lo cubano ya existía contundente,
apartado de lo español, y mezclado con lo negro, lo amarillo, lo
blanco y lo indio. Ya en la Guerra Necesaria la cubanía era una
condición consolidada y bien defendida, que solo se vería coronada
cuando los cubanos pudiesen vivir en la Cuba libre y con aspiraciones
de prosperidad de todos sus habitantes.
A la
contienda organizada por el Maestro, como es sabido, muchos fueron
los jóvenes que se sumaron como correspondía a su generación. Uno
de ellos fue Luis Casas Romero. El nombre de Luis es posible que
rápidamente salte a nuestra memoria como el de pionero de la radio
en Cuba, pero lo que quizás no se conozca demasiado es que se
incorporó con 15 años de edad al Ejército Libertador. Y fue del
calor de la manigua de donde le nacería luego una pieza de amor
única, triste en la historia que narra, pero otra vez sobre el héroe
que ama.
Nuevamente,
el amor invade la vida de quienes luchan por su país; y, en
realidad, no podría ser de otra forma, porque solo corazones amplios
podían dejarlo todo por una causa colectiva aunque en ello les fuera
la vida. El
Mambí ,
aunque un poco más tarde que el Himno
Invasor,
en 1912 surgiría para convertirse en el símbolo del guerrero que
amante partía dejando atrás lo más íntimo de su vida por
encontrar la libertad de su patria. El hombre y la mujer; el hombre
que parte y la mujer valerosa que sabe acoger al guerrero. Fue
precisamente otro patriota, protagonista de hechos libertarios, quien
componía entonces la melodía de la canción de amor más hermosa
que refleja la Guerra del 95.
Allá en
el año noventa y cinco,
y por la selvas del Mayarí
una mañana dejé el bohío,
y a la manigua salió el mambí.
Una cubana que era mi encanto,
y a quien la noche llorando vio,
al otro día con su caballo,
busco mis huellas y me siguió.
Aquella niña de faz trigueña,
y ojos más negros que la maldad,
unió sus fuerzas a mi fiereza,
y dio su vida a la libertad.
Un día triste cayó a mi lado,
su hermoso pecho sangrando ví,
y desde entonces fue más ardiente,
Cuba adorada mi anor por ti,
y desde entonces fue más ardiente,
Cuba adorada mi amor por ti.
y por la selvas del Mayarí
una mañana dejé el bohío,
y a la manigua salió el mambí.
Una cubana que era mi encanto,
y a quien la noche llorando vio,
al otro día con su caballo,
busco mis huellas y me siguió.
Aquella niña de faz trigueña,
y ojos más negros que la maldad,
unió sus fuerzas a mi fiereza,
y dio su vida a la libertad.
Un día triste cayó a mi lado,
su hermoso pecho sangrando ví,
y desde entonces fue más ardiente,
Cuba adorada mi anor por ti,
y desde entonces fue más ardiente,
Cuba adorada mi amor por ti.
El
Moncada, La Lupe y el Granma
El Asalto a los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes constituye la acción militar que dio inicio a una nueva etapa de lucha insurrecional en Cuba que se coronaría con la definitiva soberanía de la nación. Allí se inmolaron jóvenes hermosos que, seguidores de las mejores tradiciones de cubanía, rindieron homenaje al Apóstol en el año de su centenario. Sería entonces 1953 el año que marcaba una senda que no culmaniría hasta cumplir el sueño de la república para todos.
El Asalto a los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes constituye la acción militar que dio inicio a una nueva etapa de lucha insurrecional en Cuba que se coronaría con la definitiva soberanía de la nación. Allí se inmolaron jóvenes hermosos que, seguidores de las mejores tradiciones de cubanía, rindieron homenaje al Apóstol en el año de su centenario. Sería entonces 1953 el año que marcaba una senda que no culmaniría hasta cumplir el sueño de la república para todos.
En prisión,
uno de los sobrevivientes de esos hechos, Agustín Díaz Cartaya,
daba los toques finales al himno de su generación, la marcha que
representaba a quienes en contextos diferentes seguían pujando por
lo mismo que sus antecesores: independencia, justicia, progreso,
soberanía. En esta ocasión, quien escribía era un negro, un negro
libre pero pobre aficionado a la música, que recogió en sus versos
la esencia de todos los que muerieon en el Moncada. Así, en
presidio, se entonaron las notas al mismísimo Fulgencio Batista,
burlado delante de todos sus subalternos por la osadía del canto
nuevo de guerra de los cubanos.
La Marcha
de la Libertad,
luego Himno
del 26 de
Julio,
al igual que sus antecesoras, arengaba a los cubanos a luchar por la
libertad de Cuba, a romper las cadenas que oprimían al pueblo.
Marchando,
vamos hacia un ideal
sabiendo
que hemos de triunfar
en aras
de paz y prosperidad
lucharemos
todos por la libertad.
Adelante
,cubanos,
que Cuba
premiará nuestro heroísmo,
pues
somos soldados
que
vamos a la Patria liberar
limpiando
con fuego
que
arrase con esta plaga infernal
de
gobernantes indeseables
y de
tiranos insaciables
que a
Cuba
han
hundido en el Mal.
La
sangre que en Oriente se derramó
nosotros
no debemos olvidar
por eso
unidos hemos de estar
recordando
a aquellos que muertos están.
La
muerte es victoria y gloria que al fin
la
historia por siempre recordará
la
antorcha que airosa alumbrando va
nuestros
ideales por la Libertad.
El
pueblo de Cuba...
sumido
en su dolor se siente herido
y se ha
decidido...
hallar
sin tregua una solución
que
sirva de ejemplo
a ésos
que no tienen compasión
y
arriesgaremos decididos
por esa
causa hasta la vida
¡que
viva la Revolución!
Tres años
más tarde, otro integrante de la generación del centenario, también
aficionado a la música, escribiría la canción de amor emblemática
de las nuevas luchas: La
Lupe. Juan
Almeida, durante su exilio en México, conoció el amor de una
guadalupana y a ella le escribió cuando hubo de partir a retomar la
lucha en Cuba. Nuevamente, el guerrero que parte y deja atrás lo más
querido de su vida personal. Otra vez el amor a la pareja se
engrandece con el amor a la patria y el bien común se impone a la
tranquilidad individual.
Ya me
voy de tu tierra
mexicana bonita,
bondadosa y gentil,
y lo hago emocionado
como si en ella quedara
un pedazo de mí.
Ya me voy, linda Lupe,
y me llevo conmigo
un rayito de luz
que me dieron tus ojos,
virgen guadalupana,
la tarde en que te vi.
Golondrina sin nido
era yo en el camino
cuando te conocí,
tú me abriste tu pecho
con amor bien sentido,
yo me anidé en ti.
Y ahora que me alejo
para el deber cumplir
que mi tierra me llama
a vencer o a morir,
no me olvides, Lupita,
acuérdate de mí.
Y ahora que me alejo
para el deber cumplir
que mi tierra me llama
a vencer o morir,
no me olvides, Lupita,
acuérdate de mí.
mexicana bonita,
bondadosa y gentil,
y lo hago emocionado
como si en ella quedara
un pedazo de mí.
Ya me voy, linda Lupe,
y me llevo conmigo
un rayito de luz
que me dieron tus ojos,
virgen guadalupana,
la tarde en que te vi.
Golondrina sin nido
era yo en el camino
cuando te conocí,
tú me abriste tu pecho
con amor bien sentido,
yo me anidé en ti.
Y ahora que me alejo
para el deber cumplir
que mi tierra me llama
a vencer o a morir,
no me olvides, Lupita,
acuérdate de mí.
Y ahora que me alejo
para el deber cumplir
que mi tierra me llama
a vencer o morir,
no me olvides, Lupita,
acuérdate de mí.
La Lupe
sería el arranque del joven Almeida, luego entrañable Comandante de
la Revolución Cubana y compositor de otras piezas reconocidas por su
cubanía. Pero los inicios fueron allí, casi a punto de oler el mar
en busca del yate que lo llevara de regreso a Cuba y a la Sierra
redentora.
Tres
himnos, tres canciones de amor.
Inconscientemente,
pero con todo el fundamento del mundo, cada etapa de lucha
insurreccional cubana que llevó un himno, tuvo su canción de amor.
Como escribiría Ernesto Che Guevara, el verdadero revolucionario
está guiado por grandes sentimientos de amor, y ello se evidencia
en la música que ha acompañado a los guerreros cubanos en cada una
de sus contiendas. Y si bien es cierto que existen otras piezas
dedicadas a momentos importantes de la vida cubana, de la cultura, lo
singular de este caso es que cada uno de los himnos fue escrito por
uno de los protagonistas guerreros, y las canciones de amor igual,
fueron escritas o musicalizadas por luchadores que impregnados de lo
épico, dieron rienda suelta a lo humano de amar y tener que dejar lo
propio en busca del espacio para todos.
En los tres
himnos se convoca
a luchar, se habla de la patria, y aunque en el tercero ya existía
Cuba como nación y no había dominio español, el país no era lo
democrático, soberano ni justo que habían soñado los precursores
de la independencia; se vivía en clima áspero de opresión y en una
república enmendada por los designios
estadounidenses. El contexto de la Marcha
de la Libertad era
diferente, pero con elementos que quedaban pendientes desde la guerra
de independencia del siglo anterior, y de ahí que la generación del
Centenario de Martí se lanzara a conquistarlos, en franca
continuidad histórica. Las canciones de amor, ardiendo a la par que
los himnos en los corazones de los patriotas, reflejan el pesar y la
vez la satisfacción de la lucha por el mayor de los amores de los
hombres: el amor a la patria y a su libertad.
Más que
casual, es una lógica que generaciones demostraron espontáneamente,
por necesidad de cantar y de utilizar la música como vehículo de
sus sentimientos, como muestra de lo cubanísimo y legítimo de sus
batallas. Así quedan, para nuestros hijos, tres grandes guerras por
la libertad, con sus tres himnos y sus tres canciones de amor.
La Historia
es todo: cultura en el tiempo, vida en el tiempo...y música en el
tiempo. Mediante estas seis piezas musicales se pueden recorrer los
tres grandes momentos bélicos de nuestro país por sus libertades, e
identificar sus causas, sus objetivos, sus sentimientos y sus sueños.
En lo
adelante, al tararear La
Bayamesa, sumé
por orden al Himno
de Bayamo, el Himno Invasor, el Mambí, la Marcha del 26 y La Lupe...
como parte de trilogías imprescidiblemente unidas en la música
cubana y en la Historia. Y aunque tengo la certeza de que quienes me
escuchaban no entendían cómo podía cantarle himnos a mi hijo para
dormir o canciones viejas, yo recordaba a mi bisabuela, y a la abuela
de mi bisabuela, y la canción que en arrullos se transmitió con
delicadeza y que llegó hasta mí con el mismo amor con que fue
escrita. Porque así llega también la historia de la nación. Por
eso este acercamiento musical a lo más hondo de los cubanos; por eso
reproducir en este espacio seis piezas que nos definen y nos llaman
cada día a seguir amando y combatiendo por lo cubano que se piensa,
se escribe y se lucha.
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