“Lo encontró”......Solo dos
palabras que llevan más de tres décadas de entrega, sufrimientos,
incertidumbres y decisión; más de treinta años de luchas, también
certezas y valor.
Estela de Carlotto ha encontrado a su
nieto. Es un hecho.
Pero ese hecho encierra mucho más
simbolismo del que pueda tener la indescriptible felicidad de una
abuela que recupera su vida: es el triunfo de la fe, de la voluntad,
de la convicción, de la preseverancia, de la familia, del amor.
América Latina crece así: con fuerza
y amor. América Latina se olvida de las llagas y se redime ella sola
con su valía, sin esperar que vengan más de afuera a arruinarle la
vida en nombre del “futuro”.
Mi continente hace su camino hoy, y la
lucha de cada día se corona en diarias y continuas muestras de amor
que se imponen a cualquier invento, a cualquier masacre, a cualquier
farsa.
Puedo ver a Estela ahora mismo con la
luz del corazón -con la misma que me hace amar a mi hijo- y la
disfruto escuchando la música de su nieto Guido.
Un examen de sangre, positivo, que
grita al mundo: esto es América Latina, la tierra mestiza que
lucha...y que gana.
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