La historia de mi país, la que vio morir a miles de cubanos
por ser libres, por ser soberanos, por que ondeara solo una bandera, la de los
hijos perdidos y las madres dolientes; las de las novias a la espera, o disparando
lo mismo en lomas con mariposas en el pelo que en la oscuridad de una calle
portando proclamas… El sentido era puro, justo, y feliz: defender la patria del
Maestro y borrarle las porquerías que nos ataban a quienes siempre nos despreciaron y
nos subestimaron…. Quizás por eso, por subestimarnos, no pensaron nunca que aquella
“partí´a de jóvenes locos” triunfaría ante un ejército mucho más preparado;
quizás por eso creyeron que con los años, un poco de dinero y un carguito en el
senado se calmarían los ánimos del abogado de palabra ardiente que asaltó el
corazón de Cuba juntos a sus compañeros un 26 de julio… Siempre por esa manía
de verlo todo por encima del hombro, o desde su pedestal, o por no saber mirar
más allá de sus narices no entendieron nunca la diferencia entre Héctor y
Aquiles, el guerrero que defendía a su patria y el que peleaba solo por la
gloria de pelear; no han entendido nunca nada de lo que dijo el Che, de que el
revolucionario verdadero siempre está guiado por sentimiento de amor…. No han
entendido nada….quizás por eso no entiendan que seguimos aquí, a pesar de los
cercos infructuosos, de pesar de los vientos que intentan –por gusto- apagar la
llama… Quizás por eso no entienden que Cuba está en sí misma siendo feliz, polemizando, creciendo desde dentro con la
soltura y autoridad que le corresponde….quizás por eso no entienden que a pesar
de cualquier intento, vamos a seguir siendo libres y que el arsenal está
siempre listo para que el pueblo de Fidel defienda la patria de Martí, que es
la misma de todos los que saben amar y fundar.
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