Cada vez que llega enero me es inevitable pensar el triple en Guille, en cómo estarían aquellos azules brillando al recordar el 59, con aquella caravana que les dio luz...
De las personas que nacen siempre es Guillermo...De las personas que siempre están aunque no estén, de las grandes y humildes que sabían compartir la idea, ofrecer la mano, dar el regaño oportuno o ponerse coloráo una vez pa dejar las ideas claritas claritas....
Se extrañan tantas cosas: su oficina llena de fotos y papeles, el cafecito acabado de hacer, los paseos con las manos a la espalda y hablando bajito alguna nueva ocurrencia. Las lecturas de los discursos del Gigante, -no solo los de entonces, sino los de mucho antes- para comprender mejor la Historia.
Particularmente me hace mucha falta, porque llegar allí era no olvidarse del mundo, sino aterrizar de veras en lo importante; era despejar la bruma y salir iluminada con las mil y una nuevas maneras de hacer periodismo o escribir el libro del dominicano desconocido. Era confiar en que Raúl Gómez García era el que me obligaba a escribir y que los temas son así, los dueños de nosotros, los más importantes, y que uno es un simple mortal que escribe sobre temas inmortales.
Me quedé con deseos de cumplir su sueño de hallar a Camilo, de compartirle los cuentos infantiles, de almorzarle alguna espaguetada en el piso altísimo de su edificio color mostaza....Me quedé con los deseos de haberle visto el rostro cuando llegaron los Cinco, de verle orgulloso salir al Jefe en cualquier momento hablando de sus libros o lleno de amor por Katiuska, su alumna del alma, que ha sido la fiel seguidora de su Maestro.
Extraño al Guille que fue con cardióloga y todo al Turquino a celebrarle los 80 años a Fidel, el que a cada paso contaba un anécdota, el que nos permitió conocer al Capitán Descalzo -Polo Torres, el guía del Che en la Pata de la Mesa-....
Han sido tantas lecciones de historia vivida, de amores, de pasiones y de azules, que no hay Guaracabulla que espante la imagen de felicidad del último de sus días... Allí en el centro de Cuba, simplemente se repartió....y yo lo recuerdo siempre que llega enero porque como solía decir a ratos los versos del Indio Naborí: luminosamente surge la mañana...las sombras se han ido.
La Marcha Triunfal del Ejército Rebelde, la marcha de la generación de Guillermo que recibió al más hermoso de los Jefes al frente de un pueblo que decidió ser libre y con total certeza, ya para siempre.
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