Hoy hay una actividad en la escuela de Felipe, mi
hijo… Los niños tienen que ir disfrazados de un personaje de la Edad de Oro y
recitar además algún verso o decir par de líneas de ese personaje… Ya me
imagino los Meñique, los Alberto el Militar, las Pilar, las Nené…
A Felipe quise convencerlo de que fuera disfrazado de héroe
griego, ya que últimamente le gustan las espadas… Le enganché una sábana, la
amarré con escudo y todo, le dije que se
llamaba Héctor, el que defendía a su ciudad Troya; pero no le hicieron ilusión
las maticas que le puse en la cabeza… Fue así que recordé que el verso que se
había aprendido era el precioso “No me pongan en lo oscuro a morir como un traidor… Yo
soy bueno y, como bueno, moriré de cara al Sol”. El azar hizo que le tocase a
Felipe ese verso tan profundo entre tantos que la maestra entregó… No puede ir
vestido entonces de guerrero Felipe, sino de hombre bueno… de Martí. Y así
estará hoy, con su camisa y su pantalón negro, una corbata y los bigotes… "Me
encanta ir vestido de José Julián, mamá”, me dijo anoche….
Hoy en la escuela
estará mi pequeño "Pepe", el mismo que cada día, antes de dormir, me dice:
"Mamita, hoy Martí está contento porque me porté bien…” y se queda mirando el
cuadrito que tuve que hacerle del Maestro desde el mismo día que fuimos a la casita de la calle
Paula.
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