El 8 de octubre de 1997 inició el V Congreso del Partido Comunista de Cuba. Durante tres días la vanguardia revolucionaria de nuestro país debatió y cerró filas para continuar unida el camino del socialismo. En ese Congreso la presencia del Che fue distinta: sus restos habían sido hallados y estaban en su patria antillana.
La emoción de aquellas jornadas fue tremenda pues todo el pueblo esperaba además el momento del tributo al Guerrillero que durante 30 años añoraba. Es así que el día 10, en el discurso de clausura, el Primer Secretario del PCC y Comandante en Jefe, Fidel, dijo:
"De este congreso puedo decir, a título personal —aunque estoy seguro de que es también el estado de ánimo y el sentimiento de todos los compañeros y de ustedes—, que salgo con más seguridad que nunca de que estamos siguiendo el camino correcto, con más seguridad que nunca de que nuestro pueblo preservará las cosas que más ama, los intereses que le son más sagrados; de que nuestro pueblo conquistará un lugar importante en la historia, esa historia en la que el Che va delante como símbolo, como abanderado, como profeta del mejor futuro de la humanidad.
Con esa convicción más que nunca, digo hoy
¡Socialismo o Muerte!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!"
Y de ahí salió Fidel a encontrarse, en hermosa guardia de honor en la Plaza, con el Che.
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