domingo, 4 de octubre de 2020

¿En 3 y 2 siempre? ( final)

 


¿Conclusiones?

 El inmenso Alejo Carpentier escribiría: 

"Luego llegó una novena de Pittsburg a dar exhibiciones en La Habana. Luego, fue el triunfo de Adolfo Luque: 'Pero, ¿es un científico, es un poeta, es un filósofo, para que lo reciban así?'- preguntaba mi padre, a un limpiabotas de la Acera del Louvre. 'Mire señor', le respondió el aludido: 'Usted no entiende nada de la cultura de la pelota...'.  "

Este precioso escrito, en el que además se alude a una de las figuras emblemáticas de nuestra pelota antes de 1959, recoge lo vital para el cubano del béisbol, que lo asume como cultura y no como banal entretenimiento.

El deporte es cultura. En Cuba, el béisbol es cultura. Por eso, para hablar de la importancia del béisbol en las relaciones entre ambos países, hay que partir de elementos comunes para luego comprender su eterna rivalidad.

No obstante, este no es un tema que podamos concluir aquí. Solo podemos esbozar algunas ideas de lo que ha sido y pudiera ser. No puede haber conclusiones mientras la relación sea de hostilidad por parte de Estados Unidos, y siga utilizando al deporte nacional como arma para destruir uno de los logros más grandes de la Revolución Cubana, que es su sistema deportivo. 

El levantamiento del bloqueo es más que necesario, para que deje de afectar la vida material y el patrimonio espiritual de la Mayor de las Antillas, y para que permita que un deporte como el béisbol pueda ser reconocido por las nuevas generaciones como un elemento común de ambas culturas y no exclusivamente como campo de enfrentamiento. Es obvio que los más afectados somos los cubanos, y mientras la política de Estados Unidos se empeñe en definir el destino de Cuba, y Cuba defienda su soberanía, esta idea seguirá siendo un asunto pendiente y se mantendrá en constante tensión.

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