No sé en qué momento se me fue de las manos….Ya es un
hombrecito de uniforme y yo todavía le canto para dormir la misma canción de
cuando tenía meses… Felipe Ramón es mi más exacto relojito que cuando me creo
de “15” me
dice: “mamá, bájate esa blusa” pa que no enseñe la barriga, o me manda a poner
un short más largo… o me sugiere unos zapatos como los suyos, porque las
sandalias no le gustan…Y ahí viene la fajazón amorosa entre la madre que no
puede dejarse dominar y el pequeño que cuida lo “suyo” con demasiado celo para
su edad… Pero cuando más lo disfruto es en las noches, que me pide la canción y
luego me dice: “tú eres el amor de mi vida” y empieza el galanteo de “tú también,
mi niño” y el “yo te quiero mucho”….. Y cuando amanece, la batalla es
campal, porque el amor de su vida tiene que ponerle carácter para que se
levante de la cama, y ahí empiezan las órdenes desde temprano: “apaga la luz,
mamita, enciende Multivisión”… Y ahí empiezo yo a enseñarle que los niños tienen
que ayudar a su mamá, que mamá tiene una “llalla” en el pie y que la tiene que
cuidar…Y ahí busca un trapito –el primero que se encuentre- y me dice: “Siéntate, que yo te estoy cuidando”
y me tapa la herida del pie y me dice que eso no es nada. A los 5 segundos
considera curada la llalla de mamá, y vuelve a la carga… Es un jefe en
proyecto, caprichoso y obstinado que no está tranquilo hasta que se arregla el
carrito que ya no rueda por la terraza, o hasta que consigue medio pan antes de
comer…
Pero es lindo verle crecer, formarse, y hacer fuerzas yo pa
que no se me deforme y logre ser mejor que todas sus generaciones antecesoras…
Con 4 años y medio, qué digo yo mi reloj: Felipe es mi “cuadro” favorito…o como le digo siempre, pa que me entienda mejor: el niño de mi vida.
Con 4 años y medio, qué digo yo mi reloj: Felipe es mi “cuadro” favorito…o como le digo siempre, pa que me entienda mejor: el niño de mi vida.
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