Este texto lo escribió una colega y amiga, Isabelle, de Somos Jóvenes.....Me trajo a un Renato diferente, más hermoso, y a una familia rebelde de las tantas que dieron entrañables hijos a Cuba...Lo comparto hoy, pues.
Así era Renato
Es el mes de mayo de 1931 y un estremecimiento sorprende las
calles de Santiago de Cuba. Luego de breves instantes, René y Déborah,
terriblemente alarmados, quitan con sumo cuidado los escombros de las paredes del
cuarto de su pequeño hijo de seis meses. Cuál no sería su sorpresa al
encontrarlo gorjeando en su cuna como burlándose de la muerte.
Nacido el 2 de noviembre de 1930 y oficialmente inscrito como
René Miguel, fue conocido por todos, y para beneplácito de su padre, como
Renato. Su nacimiento, aunque deseado, provoca inquietud a sus padres debido a
una mancha roja debajo del ojo izquierdo y que toma parte de su mejilla. En su
niñez, no pocas serían las angustias que debió vencer al relacionarse con los
demás niños, quienes lo observaban con algo de sorpresa y temor. La actitud de
los padres y el carácter alegre y explosivo del niño, minimizan este signo que
lo acompañaría durante su vida.
Se dedica con mucha responsabilidad a los estudios. Una vez
finalizada su preparación en la enseñanza básica, la familia decide enviarlo a
estudiar comercio en el colegio La Progresiva, de Cárdenas. Los conocimientos y
habilidades que adquiere, unidos a sus condiciones patrióticas y
revolucionarias, le facilitan cumplir con la enorme responsabilidad asignada
por Fidel en los preparativos del asalto al cuartel Moncada.
Las actividades conspirativas para esta acción, encubierta
por negocios privados, demandaron de no pocas operaciones comerciales. Renato
recepciona y expide cheques, alquila casas y locales, recoge remesas
procedentes de la capital, envía telegramas y cables. Junto a Abel Santamaría
emprende algunas de estas importantes tareas, que se le facilitan por ser el
único implicado residente en Santiago de Cuba.
Debido a su nivel de implicación, en los días previos al asalto Renato contrae
varias deudas para hacer frente a los gastos de los preparativos. Había
aportado cerca de 1 000 pesos a la causa del Moncada.
Luego del asalto, su padre asume la responsabilidad del saldo
de esos compromisos. De esta manera evita que Renato y el resto de los jóvenes
caídos sean estigmatizados como delincuentes o irresponsables en momentos en
que parte del pueblo todavía no comprendía la necesidad de una salida
insurreccional a la crisis política cubana. Para el 1ro. de Enero de 1959, las
cuentas sin saldar estaban pagadas en su totalidad.
Un año después de la muerte de Renato, el 26 de julio de
1954, nuevamente se estremecen las calles santiagueras. Luego de una misa en la
catedral en honor y memoria a los jóvenes caídos en la acción del Moncada,
miles de personas, arengadas por René Guitart, padre de Renato, realizan una
peregrinación hasta el cementerio
Santa Ifigenia, en las afueras de la ciudad.
Luego de franquear a los soldados de la tiranía apostados en
las calles, se detienen a la entrada del cementerio, pues varias ametralladoras
han sido emplazadas. Solo dejan pasar a René, y una vez dentro coge las flores
y las reparte en todas las tumbas. Los soldados se le acercan y le preguntan:
“¿Las flores no eran para Renato?” René, sobreponiéndose al dolor les responde:
“¿Ustedes le tienen miedo a los muertos? Yo no he puesto granadas, solo he
puesto flores.”
Isabelle
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