viernes, 23 de agosto de 2013

mis debates ¿inconclusos?.....

¿Hasta cuándo tendré que seguir viendo a nuestros atletas abandonar delegaciones, equipos, pedir baja de selecciones nacionales con razones inverosímiles o por motivos clarísimos?¿Hasta cuándo tengo que leer titulares de "desertores", atletas que "escapan".....?
Ahora es el turno en titulares del corredor de 110 metros con vallas Orlando Ortega Alejo, quien decidió no regresar a Cuba tras su participación en el recién finalizado Campeonato Mundial...  En realidad, no lo aplaudo. Así pienso yo. Sin embargo, tampoco arrojo sobre él las llamaradas del infierno con todos sus círculos, porque su caso no es único, ni aislado, ni siquiera será el último. Y todos tienen causas particulares y comunes.
Hace pocos días, José Dariel Abreu, el ídolo cienfueguero, un estelar pelotero de los nuevos, de los que se suponía hicieran historia con el equipo Cuba, se fue del país. No sé si habrá pensado en el niño discapacitado que iba al estadio solo a verlo él y que ahora va a pasar mucho más trabajo para poder seguir a los elefantes o para poder seguir el rendimiento del "Pito" cuando comience a jugar en las Mayores.
Así, entre los ruidos de Dayron Robles y todos los comentarios y silencios en torno a estos temas, nuevamente el relevo de nuestros campeones se resiente. Porque ya no solo perdemos atletas de nivel, sino también algunos en ciernes, algunos que no esperan a llegar porque prefieren crecer en otros lares.
Se dice y se redice. Los motivos ya se saben: económicos, ansias de medirse en los niveles más altos del deporte o bien incomprensiones o desacuerdos de puntos de vista.
....Quizás sea difícil, pero no tanto como presume la demora de medidas que mejoren la calidad de los entrenamientos y de vida de nuestros atletas. La atención a un deportista, recibirlo aunque su actuación no sea la mejor, explicarle y recordarle que es importante para Cuba, que lo que se invierte en pulir su talento es valioso y debe cuidarse, es indispensable......como mismo es importante no exigir el agradecimiento que debe ser resultado espontáneo de sus motivaciones crecientes, expectativas cumplidas, sacrificios coronados y sus comprensiones de la realidad del país donde vive. Todo eso se cultiva....y ha de regarse bien.
No podemos decir que la juventud esté perdida, porque me niego a pensar que seamos todos unos desagradecidos, independientemente de que existan conductas egoístas y autosuficientes. Ya lo decía Hans Modrow, el viejo alemán que presidiera la RDA en el momento en que el campo socialista desaparecía, y que hoy, con más de 80 años en entrevista que concediera al doctor Raúl Garcés, expresó:
" A los jóvenes no debemos darles enseñanzas desde arriba, sino contarles simplemente nuestra experiencia. Margot Honecker, esposa de Erich Honecker y ministra de Educación de la RDA durante muchos años, era partidaria de que los jóvenes estuvieran siempre agradecidos a la dirección del Partido y el Estado. Yo le decía. ´Margot, ¿te acuerdas de cuando éramos jóvenes? ¿Nos gustaba decir ‘gracias’? Nosotros tampoco queríamos hacerlo´.Los jóvenes no pueden conformarse, porque si se conforman terminan creyendo que no pueden cambiar nada. Margot Honecker prefería quedarse con el agradecimiento de los jóvenes y con la sensación de que las nuevas generaciones eran buenas. Pero la juventud, además de buena, tiene que ser fresca, hacer presión, moverse, llevar algo hacia adelante. Si una juventud no cambia nada, deja de hacer lo que necesitamos.
Y de este lado del Atlántico, un Gigante de 87 años dijo, cuando tenía 77, que Revolución era cambiar todo lo que debe ser cambiado.Hagamos revolución, pues, repensando nuestro sistema deportivo sin que pierda los valores que hacen de nuestros atletas admirados en todo el mundo. Atención, mucha atención -pero tampoco creo que aumentar el salario de los peloteros, por ejemplo, aunque disminuya el éxodo, ayude a aumentar el nivel-
El amateurismo parece un sueño hoy lejano de la alta competencia, -el olimpismo dejó de exisitir en esencia en los topes de altura- donde para ganar se necesitan recursos, especialización, profesionalización....Hoy día, un amateur solo puede competir en su cuadra, con sus colegas en un campeonato de softbol...  A lo más que aspira el deporte hoy es al juego limpio, libre de trampas hormonales y ajeno al exceso de publicidad, pero nunca alejarse de la profesionalización, porque en este mundo todo se ha especializado en demasía como para trabajar en una fábrica y ganarle luego a Usain Bolt en un Mundial de Atletismo.
Es evidente, inminente....nuestros atletas se esfuerzan y dan lo mejor con las condiciones que tienen, tanto en su vida deportiva como en la personal. Por eso son grandes, y si deciden quedarse a seguir representando a su país, lo son más. Sin embargo, no por ello se pueden desatender; sería contraer una deuda demasiado costosa que ya nuestra pirámide de alto rendimiento está pagando desde la cúspide hasta la base.
No me hace feliz que una parte de la escuela de las vallas de mi país se instale en otro sitio -tal como parece el caso-, ni que compita por otro, gane dinero en otro lugar y puede que algún día corra en el carril vecino al de un compatriota. Algo así como que un triplista nuestro sea superado por otro que tiene tras de sí a nuestro mejor saltador. Perder los buenos maestros hacen también que perdamos la posibilidad de hallar y desarrollar talentos.
Ningún atleta huye de Cuba, ninguno escapa de nada, como hacen creer los titulares. Ellos van en busca de mejoras económicas, de competir y vivir de su talento, como lo puede hacer un artista...
Analizar los porqués de las renuncias, para que no haya jóvenes desalentados que prefieren probar suerte para ver remunerado su talento en correspondencia con las tarifas mundiales. El INDER, resposable del movimiento deportivo cubano, no puede pagar eso, como tampoco decide cuándo ni cómo cambiar la política deportiva en una nación con un sistema diferente y que por tanto su sistema deportivo responde a él.
Cuba no puede pagar tanto dinero por cada uno de sus campeones, la crisis económica abarca todos los sectores y no siempre es el deporte la prioridad. Eso está claro. Sin embargo, si miramos nuestros resultados deportivos como la muestra del desarrollo de un país, entonces tiene más valor apoyar a ese bien físico-espiritual que aporta alegrías y paraliza una nación cuando uno de sus hijos le representa.
El movimiento deportivo cubano ha quedado a la zaga de los tiempos que vive la nación.  En muchos sectores se experimentan nuevas maneras,excepto en el deporte, que ha quedado detenido en el tiempo, aunque defendiendo valores que deben mantenerse amén de los cambios.
Somos conscientes de la presión exclusiva para un pelotero cubano que solo puede probarse en Grandes Ligas si renuncia a su país, y eso no va a la cuenta nuestra, sino a la del Departamento del Tesoro y su bloqueo sexagenario. Como también hay que ser conscientes de que insertar dos o tres peloteros en la Liga Mexicana no puede ser el horizonte de nuestro deporte nacional, si bien es un primer paso.(Por cierto, qué bien por Ciego de Ávila en el Challenge)...
Quizás los pasos vayan lentos para la vida que corre.
El país vive momentos en los que intenta reconciliarse con su emigración, en salvar lo cubano, y el deporte despunta como vía especial para ello, reflejado por estos días en los festejos del equipo insignia de nuestra pelota -Industriales- en Estados Unidos entre "los que se fueron" y "los que se quedaron".Un acercamiento que comienza resquebrajar el muro entre los cubanos de las dos orillas con algo tan noble e identitario como el béisbol- y que bien pudo haberse celebrado aquí, en la cuna de los azules-.
La historia lindísima de los héroes deportivos cubanos de un tiempo no puede verse empañada por la actitud de otros que viven otro tiempo y miran la vida con otros cristales, los suyos propios, y pujan por parecerse más a las circusntancias que viven.
El caso de Ortega resaltó en medios que hacen de ello una fiesta, un show que burla lo que hemos logrado en el deporte. Y sobre todo porque no es un caso aislado, sino otra señal de que hay una nueva realidad que hay que estudiar, entender, explicar y en algunos casos solucionar. No se trata de tirar banderas, ni de renunciar a  caminos, sino de, simplemente, ir al ritmo de los tiempos, ser dialécticos, y defender el derecho de todos a la actividad física a la manera de un nuevo siglo, sin permitirnos perder lo valioso del ser humano. Mañana Ortega será olvidado, y otro cubano será titular cuando haga lo mismo, y así será, hasta tanto nosotros mismos, con la misma responsabilidad, el mismo amor al deporte sano y limpio, no nos sumemos al ritmo revolucionario que necesita vivir eso que amamamos y padecemos.
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